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Sagrada Familia se suma a los barrios que protestan contra el modelo turístico de Barcelona

Grupos de turistas ante la Sagrada Familia / EFE

João França

“En la Sagrada Familia tenemos la problemática generada por el modelo de turismo masivo que aquí ya sufrimos desde hace muchos años y se desmadró totalmente después de la visita del Papa, que aumentó mucho el número de visitantes”, explica Joan Itxaso, veterano de la Asociación de Vecinos y Vecinas de la Sagrada Familia. Este miércoles convocan una manifestación a las 19:30, junto con la plataforma Recuperemos el Niza, para reivindicar “un barrio para vivir”.

Mientras en Ciutat Vella aún está activa la movilización generada en la Barceloneta contra los pisos turísticos que, según explican los manifestantes, expulsan la gente del barrio, los vecinos de la postal más emblemática de Barcelona se suman a este ciclo de protesta contra el modelo turístico de la ciudad. “Es un acto de protesta no contra el turismo sino contra el modelo de turismo, el modelo es muy mejorable y en vez de la cantidad se debe apostar por la calidad”, asegura Itxasso.

La cantidad que desborda el barrio se hace evidente para quien se pasea. Bajando por las calles Sardenya o Marina, en la esquina con Provença, en las inmediaciones del templo, el barrio se hace irreconocible. Al gran número de turistas se suman una concentración de tiendas de souvenirs y grandes cadenas de comida, en proporciones similares a la que se puede apreciar en la Rambla, por no hablar de las molestias para coger el metro en temporada alta ante los grupos de turistas que se acumulan para validar los billetes.

Reivindicación de símbolos del barrio

“Es una guerra histórica en el distrito en la que ya se ha dicho basta”, dice Xavier Monge, de la plataforma Recuperemos el Niza. La situación del antiguo cine es una reivindicación que se añade a las habituales. “Símbolos de la identidad del barrio como el cine Niza o el mercado municipal están en peligro”, remarca Itxaso. El plan para el solar donde está el edificio del antiguo cine y sala de baile es derribarlo para construir un Mercadona de 1.500 metros cuadrados, aunque la cadena ya dispone de otro establecimiento de gran tamaño a sólo cuatro calles del antiguo Niza. A cambio del permiso, la empresa se haría cargo de las obras de urbanización del interior de la manzana.

Los vecinos, en cambio, reivindican que el edificio se convierta en un equipamiento para el barrio. De momento han conseguido evitar que la propiedad tape la fachada, ya que está catalogada. “La han tapiado por dentro, por temor a que entrara la gente, pero por fuera necesitan un permiso especial para hacerlo”, explica Monge. Desde Recuperemos el Niza lamentan la falta de implicación hasta ahora por parte del distrito. “Nos han anulado varias veces las reuniones que teníamos con el concejal, finalmente este martes nos han llamado del distrito para reunirnos y les hemos dicho que nos parece bien, que tras la manifestación nos reuniremos”, dice.

El templo, de espaldas a la problemática

Los vecinos reclaman que el patronato de la Sagrada Familia participe en la respuesta a las problemáticas. “Tenemos una comisión para hablar estos temas donde estamos la asociación de vecinos, hábitat urbano, los grupos municipales y teóricamente el templo, pero nunca ha ido”, lamenta Joan Itxaso. La mayor parte de las quejas de los vecinos tienen que ver con la afluencia a la Sagrada Familia.

“Está el lío de los turistas que van de la Diagonal –donde aparcan los autocares– al templo por las calles Sardenya y Marina que prácticamente impide la circulación de vecinos y vecinas”, denuncia Itxaso. Por eso desde el barrio reclaman, de entrada, el ensanchamiento de las aceras y, finalmente, la peatonalización de estas calles. Tampoco se ha hecho el aparcamiento para autocares que debería estar en la plaza de la Hispanidad, “que deberían pagar ellos, porque la ley dice que quien genera la afluencia debe hacerse cargo”, apunta el vecino.

Más allá de los autocares, están las colas masivas alrededor de la Sagrada Familia. “Invaden el espacio público y las aceras y no están pagando nada”, se queja el portavoz vecinal. “Queremos que pague los impuestos correspondientes de ocupación de la vía pública y a la larga lo que tiene que hacer el templo es habilitar el espacio que tiene para asumir las colas y no utilizar la vía pública”, añade Xavier Monge.

Otra reivindicación, más a largo plazo, tiene que ver con las manzanas de enfrente de la Sagrada Familia que se verían afectadas por un derribo parcial, contemplado en el plan general metropolitano. “El plan prevé una solución que no es aplicable en absoluto a la situación actual, pero pensamos que el templo lo está obstaculizando todo”, dice Itxaso. Monge apunta que desean que los vecinos sean realojados en el mismo barrio.

La fiebre de los souvenirs

A la pérdida de comercios tradicionales del barrio, se suma la proliferación de tiendas de souvenirs. “Desde que se ha suspendido la apertura de más tiendas de souvenirs se han abierto al menos siete y el Ayuntamiento ha abierto expediente pero no les ha dicho nada”, critica Monge. “No sólo no hacen caso a las denuncias de tiendas de souvenirs, sino que además permiten que el Barça abra una macrotienda aquí que a nuestro entender es ilegal”, añade Itxaso. La tienda ha podido abrir porque dispone de otro permiso, pero entienden que funciona como tienda de recuerdos.

“Y aquí también está la proliferación de pisos turísticos, con licencia y sin licencia, como en todas partes, pero hay un boom”, apunta Monge. El veterano Itxaso lamenta que “en el fondo los operadores turísticos agresivos quieren quitar vecinos y poner negocio”. “Estamos en colapso y lo que se pide es que haya una moratoria en el barrio de todo el desbarajuste urbanístico y de usos para hacer un plan de usos racional que ordene la zona”, concluye por su parte el joven.

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