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La precariedad y los sueldos bajos irrumpen en el sector de las TIC

Delegados de CapGemini manifestándose contra la última oleada de despidos

Tomeu Ferrer

Barcelona —

La precariedad y los bajos salarios ya no son exclusivos de la vieja economía. Han irrumpido en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Grandes empresas de este sector han iniciado cambios silenciosos para abaratar su factura laboral. Echan trabajadores bien formados y con experiencia para emplear a otros también con formación, pero neófitos, que cobran hasta tres veces menos que los sustituidos.

Después de las crisis que afectaron en décadas pasadas al textil y la electrónica de consumo, el sector de las TIC fue percibido como un polo de desarrollo codiciado en Catalunya. El distrito tecnológico barcelonés, 22@, es una muestra de la importancia que desde los poderes públicos se dio a este ámbito productivo.

Contra lo que había pasado antes, las TIC suponían empleo de calidad, empresas con futuro y una producción no contaminante. Pero el que había sido un sector emergente está ahora en plena madurez. Muchas empresas y administraciones optan por subcontratar la gestión de su administración, la presencia en las redes sociales y el desarrollo de la comunicación. Saben que así estarán tecnológicamente en primera línea. Todo ello ha permitido desarrollar una floreciente industria basada en ofrecer servicios integrales de TIC a las empresas.

“El trabajo en el sector de las TIC ya no es lo que era”, dice un operario de una empresa puntera que no quiere ser identificado. El cambio se produjo por dos factores. Uno, que las empresas que contrataban los servicios, frente a la competencia cada vez mayor, han exigido precios más bajos. El segundo elemento es el incremento de la oferta, en este caso de técnicos que pueden asumir las tareas informáticas.

“Un trabajador del sector que hace unos años tenía trabajo seguro, allí donde fuese, cobraba al año más de 50.000 euros. Ahora, en los puestos de trabajo que se crean, pagan algunas veces sólo 14.000 euros por un técnico con buena formación”, explica Sergio Calahorro, de la Federación de Servicios de CCOO.

Las empresas del sector de las nuevas tecnologías parecen haberse abocado a sustituir a los trabajadores contratados cuando la demanda superaba la oferta. Algunas, como Indra, aplican Expedientes de Regulación de Empleo (ERE). Otras, como CapGemini, tras hacer tres expedientes desde 2012, han visto que pueden despedir trabajadores siempre que la cifra no supere el 10% de la plantilla. Así se ahorran el trámite. Hewlett Packard también hace tiempo que despide trabajadores en un discreto goteo.

Despidos en CapGemini

CapGemini es una multinacional francesa con sede en Barcelona. Opera en el campo de la informática y brinda asistencia en nuevas tecnologías a empresas privadas de primer orden y también a instituciones. La sede de esta compañía es el 199 de la Diagonal de Barcelona, a la altura de la plaza de las Glòries. Allí han llegado a trabajar 630 operarios altamente especializados. La firma tiene también un centro importante en Madrid y delegaciones en todo el Estado. La plantilla ha llegado a sumar 3.600 personas.

Desde 2012 CapGemini ha encadenado tres ERE, todos con el argumento de las pérdidas económicas. El último expediente que data de junio de 2015 afectó a 354 personas, 71 en Barcelona. Ahora la firma ha cambiado de táctica. Ha comenzado a despedir personas sin llegar al tope fijado por la ley. El último grupo fueron 24 despedidas en Barcelona, lo que provocó movilizaciones entre los delegados sindicales, según fuentes de la plantilla.

Nuevo ERE en Indra

Indra es una de las pocas multinacionales del sector informático con capital español. Su ejecutoria está muy ligada al ámbito gubernamental. El año pasado instó un ERE que supuso 1.750 bajas, 95 en Barcelona. Las salidas afectaron personas de más de 50 años que, según los sindicalistas “eran las que tenían unos salarios más elevados”. Nueve meses más tarde, Indra ha presentado otro ERE, que esta vez afecta a 600 personas. Fuentes sindicales explican que la dirección justifica la medida por la pérdida de uno de sus grandes clientes: Vodafone.

Hewlett Packard ha hecho una evolución similar. Este grupo tiene en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) tres empresas que se dedican a apoyar a compañías externas. Una realiza outsourcing, la segunda asume la consultoría y la tercera se denomina procesos de negocio. Según Jordi Saladié, miembro del comité de empresa de la sociedad de consultoría, pero que habla en nombre de la sección sindical de la CGT, este conjunto de empresas hace dos años daba trabajo a un millar de personas. Ahora puede ocupar a unas 900, “pero lo que es significativo es que en este tiempo habrán salido 500 trabajadores siendo sustituidos por una cifra inferior, eso sí, con condiciones laborales mucho peores”, afirma.

Saladié argumenta que “no se puede afirmar que el sector haya tenido una burbuja laboral ni que esté en reconversión. Lo que pasa es que los clientes potenciales son los que son y cada vez se da más un canibalismo entre empresas, que para conseguir los encargos optan por reducir costes laborales para ser competitivas”.

Pero la competencia descarnada hace que las empresas que llegaron más tarde al mercado o tienen menos potencia económica, como Nextel, al perder la expectativa de negocio, simplemente dejen de pagar a los trabajadores. La legislación permite este tipo de decisiones, sin que el empresario reciba las consecuencias de su acción.

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