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Sobre este blog

Ciencia Crítica pretende ser una plataforma para revisar y analizar la Ciencia, su propio funcionamiento, las circunstancias que la hacen posible, la interfaz con la sociedad y los temas históricos o actuales que le plantean desafíos. Escribimos aquí Fernando Valladares, Raquel Pérez Gómez, Joaquín Hortal, Adrián Escudero, Miguel Ángel Rodríguez-Gironés, Luis Santamaría, Silvia Pérez Espona, Ana Campos y Astrid Wagner.

Delitos ambientales: cuando los ecólogos se meten a peritos

Recorte del diario La Vanguardia de un caso de contaminación de aguas en 1989

Narcís Prat / Fernando Valladares

Es habitual que los científicos realicen asesorías y peritajes en los ámbitos de su especialidad. Diversos ecólogos hemos tenido que asesorar a las administraciones públicas y a las empresas en materia de medio ambiente. Pero la experiencia sube de tono cuando toca actuar como peritos en los tribunales ante juicios sobre delito ecológico. Si alguien no lo ha hecho nunca, se lo recomendamos.  Aunque con moderación. En el caso de Narcís Prat fueron más de 10 años y casi 100 juicios, de manera que al final ya no era no tan divertido y emocionante.  ¿Cómo se mete uno en tal berenjenal? En el caso de Narcís (estamos hablando de 1989) por cansancio e impotencia.  Estar estudiando ríos, ver cómo siguen contaminándose, cómo la Administración mira para otro lado y las empresas se resisten a dejar de contaminar te saca de quicio. Era casi un deber cívico, ya que no hacen caso por las vías científicas o de difusión que había en su momento (noticias en blanco y negro en los periódicos), a ver si se puede hacer algo real para solucionar un problema real. 

Lo primero que sorprendió fue el desbarajuste que había en los juzgados de Barcelona. Para ir a una sala del juico, al principio, pasabas por pasillos llenos de mesas con multitud de legajos, recovecos con armarios llenos a rebosar y llegabas a una sala para el juico que no tenía nada que ver con las series americanas que se veían en la televisión. Después sorprendía la ignorancia de los presentes sobre el tema. Cuando hablabas de DQO (demanda química de oxígeno) era como hablar de magia, muchas de las intervenciones eran casi clases para que los jueces, los abogados de la defensa y los asistentes entendieran algo de contaminación de las aguas. Cabe decir que Narcís era perito del fiscal de delitos ambientales de la Fiscalía Superior de Catalunya. También podía haber cierta tensión ya que se encontraba con otros colegas, también catedráticos (algunos de su propia Facultad) en el bando de la defensa intentando demostrar que un vertido de Cromo hexavalente no era tan grave y que la industria de los curtidos tenía unas depuradoras fisicoquímicas excelentes (que “sólo” echaban al rio un contenido de amonio de 50 mg/l). Explicar la relación entre amonio y amoníaco, su dependencia del pH y como esto incidía en la mortalidad de los peces no era sencillo, pero Narcís fué aprendiendo a ajustar el discurso y a discutir con sus colegas sobre el tema. En algunos momentos no fue fácil y un perito de la defensa le llegó a calificar como “Terrorista Ambiental”. 

El papel de los jueces es algo que todavía hoy nos confunde, como un mismo análisis del agua con resultados similares puede ser motivo de dictar una sentencia absolutoria o culpable según el juzgado, (por ejemplo, el Penal 1 y 2 de Sabadell). Nos confunde ver cómo la sentencia puede ser recurrida al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, que este diga lo contrario del Penal que sentenció a favor o en contra y luego pueda ser recurrida por el fiscal a la Audiencia o al Supremo y que vuelva a dar la razón al juzgado (o al revés). Las sentencias no eran fáciles de leer, algunas tenían más de 50 páginas y ya en la página 6 estabas medio perdido y te ibas al final, al fallo. Hay que decir que había jueces muy interesados que se estudiaban a fondo el caso, pero también otros que ya desde el principio se les veía que habían decidido la sentencia fuera cual fuera el peritaje

A pesar de todo, el resultado final de este periodo fue globalmente satisfactorio, y no sólo por la satisfacción de hacer lo que uno cree que debe hacer. Se aprende mucho de los demás, incluso de los peritos de la defensa y especialmente de algunos técnicos, los que hacían los análisis (muchos de Aguas de Barcelona), los guardias civiles y los “mossos de esquadra” que habían hecho los atestados y mucha otra gente que se conoce en estas situaciones.  Los diferentes juicios de aquella época tuvieron un efecto importante en los industriales catalanes que se apresuraron a construir su depuradora o a conectarla a una depuradora más grande pagando el canon correspondiente. Los ríos han mejorado desde entonces, aunque todavía falta mucho por mejorar: Catalunya tiene casi un 50% de masas de agua que no cumplen el buen estado. Gran parte del problema pasa por tener unos ríos con poco caudal. Piénsese que el río Besòs en verano es puro caudal de depuradora, su flujo en la desembocadura es de unos pocos cientos de litros por segundo. La depuradora del Besòs echa al mar directamente casi cuatro metros cúbicos por segundo. El río nace tres veces a lo largo de su recorrido: en tres depuradoras. No es fácil que recupere su estado ecológico y así pasa en muchos otros ríos españoles. Por suerte la Directiva Marco del Agua ha puesto el dedo en la llaga y cada seis años tenemos un examen de nuestros ecosistemas acuáticos en el que España no sale muy bien parada (véase por ejemplo este artículo de La Vanguardia). 

Nuestra recomendación a los científicos es que si podéis hagáis de perito en algún juicio. Si estáis con la defensa normalmente os pagarán y tendréis un reto importante (podría ser también que los imputados sean no culpables). Con la fiscalía, la acusación normalmente, pues no parece que vayáis a cobrar alguna cosa, aunque en general os dará la oportunidad de conocer gente muy concienciada por el tema, muchas ONG's que gastan su dinero y su tiempo para el bien de todos. Como experiencia es realmente única. Si lo hacéis más de una vez, ánimos, os costará tiempo y, a veces, incluso dinero del bolsillo. Al final, por lo menos en el caso de Narcis, uno echa la vista atrás y se le quedan buenos y malos recuerdos y una especie de satisfacción del deber cumplido. 

Si queréis saber más de esta experiencia os podéis leer el libro “Andanzas y desventuras de un ecólogo en los juzgados del Reyno”. El texto se construye alrededor de los contaminantes (cada capítulo es un contaminante, con algún subtitulo sugestivo), normalmente con una anécdota previa de la que se pasa a la explicación del porqué aquel contaminante puede ser perjudicial para el medio ambiente y la salud. Finalmente, cada capítulo contiene alguna reflexión sobre las sentencias y el papel de los jueces en la interpretación de las pruebas. Como aquel que dijo que …“como el Besòs estaba muerto pues no se podía matar otra vez” y por lo tanto se deducía que le podías echar lo que quisieras al río, que como ya estaba muerto no había delito.

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