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El voluntariado, la forma más solidaria y útil de decir “ya basta”

La presidenta de Médicos del Mundo CLM, María Jesús Fernández Manjón, junto con las voluntarias Susana Prieto y Mari Cruz Caballero

Alicia Avilés Pozo

Si acudimos a la RAE para consultar el significado de la palabra 'voluntario/a', leemos: “Que se hace por espontánea voluntad y no por obligación o deber”. Da la sensación de que se queda un poco corta, de que este término ha adquirido ya en el siglo XXI un significado que, afortunadamente, va mucho más allá de las organizaciones que surgieron en la segunda mitad del siglo pasado para luchar contra las desigualdades provocadas por el proceso de descolonización. Porque aparte de la cooperación internacional, en cada pequeño pueblo o ciudad también hay gente que dedica su tiempo de manera totalmente altruista a construir algo mejor. Por diferentes motivaciones pero con el mismo resultado: la defensa de un mundo más justo.

En Castilla-La Mancha, hay unos 30.000 voluntarios y 465 entidades de Iniciativa Social que cuentan con cuerpo de voluntarios. Con motivo del Día Internacional del Voluntariado, nos hemos acercado al trabajo que desarrolla Médicos del Mundo y sus voluntarios en Castilla-La Mancha, una entidad que además acaba de cumplir 20 años de funcionamiento en la defensa del derecho universal a la salud.  

María Jesús Fernández Manjón es presidenta de esta organización en la comunidad autónoma y también es vocal de Desarrollo Asociativo y Voluntariado. Considera, echando la vista atrás, que 20 años no son suficientes para cambiar el mundo pero sí para lograr importantes avances. Recuerda que el principal trabajo de los voluntarios se realiza con personas excluidas o en riesgo de exclusión social bajo el compromiso de generar conciencia crítica y sensibilización, y que “ahí es donde más hemos conseguido”. Es decir, en la intervención con los voluntarios.

También celebra que Médicos del Mundo haya conseguido “ser escuchada” en las instancias políticas y “que se nos tenga en cuenta”. Eso les ha otorgado la suficiente madurez para “seguir por lo menos otros 20 años” y ser un colectivo de referencia en el voluntariado. “A todos nos une el objetivo común de buscar un mundo más justo y más solidario. Somos una organización de personas comprometidas, de activistas por la justicia social”, resalta.

Pero, ¿qué se encuentra cualquier persona que quiera hacerse voluntaria en esta ONG? Lo primero de todo, una “acogida” donde se le explican todas las áreas y programas de trabajo, y posteriormente, se le asignan tareas en función de sus propias inquietudes y preferencias, también en base a su formación y conocimientos. Después el trabajo se desarrolla de manera transversal, es decir, todos los grupos conocen el trabajo que se desarrolla en el resto de áreas. “Si alguien trabaja con inmigrantes, también tiene que saber la línea de acciones para la transformación social o con la prostitución, porque es complementario”, detalla la presidenta castellano-manchega de Médicos del Mundo.

Actualmente, esta organización cuenta con más de 85 voluntarios entre Toledo y Albacete, que es donde tiene sede en Castilla-La Mancha, y las áreas principales giran en torno al derecho universal a la salud. Bajo el lema ‘Combatimos todas las enfermedades, incluida la injusticia’ se vertebran otras acciones como la inclusión social de personas en situación irregular, prostitutas o víctimas de trata; educación para la transformación social, y sobre todo sensibilización a través de charlas, talleres y exposiciones en colegios, institutos, universidades, ayuntamientos y asociaciones de todo tipo.

Entre todos esos voluntarios se encuentra Mari Cruz Caballero, de 67 años. Hace dos años, tras jubilarse como médico de atención primaria, decidió que quería dedicar su tiempo a hacer algo por los demás y desde entonces es voluntaria en el programa de prostitución y trata de personas con fines de explotación sexual. Desde el principio quiso trabajar para garantizar ese derecho a la salud y le interesa sobre todo el medio rural en Castilla-La Mancha, donde ha intervenido ya en varias actividades. “Trabajamos de manera integral, con muchos determinantes de tipo socio-sanitario que influyen en la población, y también de una manera transversal para conseguir su empoderamiento y que ellos mismos con sus recursos puedan acceder a los recursos y a sus derechos”, explica.

Recalca asimismo la necesidad de eliminar otras barreras como el idioma, una labor que se realiza a través de una mediadora intercultural en las acciones y talleres dirigidas a mujeres de otros países, con el objetivo de prevenirlas contra la violencia de género. Además, también ha realizado estas acciones “en red”: con otras asociaciones a nivel local que ayudan a penetrar en el tejido social de la zona y que hacen más fácil el objetivo común de garantizar el derecho a la salud.

“Es dar sentido a tu vida y a la vez ayudar a los demás”

Mari Cruz quiso ser voluntaria para defender los derechos humanos, la interculturalidad y la dignidad de las personas. “Es dar sentido a tu vida y a la vez ayudar a los demás”, remarca, y por eso anima a la ciudadanía: “todo lo que hacemos sirve para algo y miles de ‘poquitas cosas’ pueden cambiar el mundo”. También puntualiza que no hace falta tener una carrera universitaria ni determinados conocimientos puesto que “cualquier persona puede tener un recurso personal que aportar”.

Coincide en esta cuestión con Susana Prieto, de 43 años y voluntaria desde hace tres años del mismo programa. Susana es educadora para el Ayuntamiento de Toledo, estudió Pedagogía y ahora está terminando los estudios de Psicología. Asistió a un curso sobre trata de mujeres de Médicos del Mundo y decidió que quería hacer algo al respecto. “Y ahí sigo; le dedico entre 20 y 25 horas al mes y es compatible con mi trabajo, aparte de que en la organización me preguntan por mi disponibilidad y hay mucha flexibilidad”.

Dentro del programa donde participa realizan intervenciones directas en zonas de mayor actividad, tanto en prostíbulos, como en zonas de calle y pisos. Con las mujeres realiza asesoramiento y acompañamiento, así como talleres de prevención centrados en la salud psicológica y física, en su autoestima, en empoderamiento y en información sobre documentación y gestiones como la tarjeta sanitaria y el permiso de residencia. “Más del 80% de mujeres que atendemos son extranjeras. Esto, unido a la vulnerabilidad que ya supone el ejercicio de la prostitución, hace que apenas conozcan los recursos y sus propios derechos”. Es más, recuerda que la prostitución es una forma de violencia de género “ejercida a veces por 20 o 30 hombres al día”, con un maltrato continuo a la salud tanto física como mental de las mujeres.

“Hay miles de formas de movilizarse”

Susana recibió una formación inicial sobre la situación de la prostitución y la trata de mujeres en España y también sobre los protocolos para actuar. Considera que fue todo muy fácil y por eso apela a la movilización social: “Estamos hartos de quejarnos de lo mal que funciona todo, y ser voluntario es una forma de decir ‘ya basta’, de poner fin a la vulneración de derechos de las personas, de su acceso a la salud. Pero hay miles de formas de movilizarse y cada uno debe buscar aquella en la que considere que puede hacer un mundo mejor entre todos”.

Otro de los programas fundamentales de Médicos del Mundo es el de transformación social, del cual es voluntaria desde hace cuatro años Lourdes Nieto, que además forma parte de la Junta Directiva de la organización. Tiene 35 años, es auxiliar de Enfermería y actualmente también estudia Sociología. Ha trabajado con otras organizaciones como voluntaria pero finalmente ha decidido centrar su labor en el derecho a la salud.

Al estar en la Junta Directiva, le ha ido dedicando cada vez más tiempo. “Empecé realizando algún taller de sensibilización pero ahora lo realizo casi como un trabajo”, algo que celebra porque de esta forma siente que puede dedicarse a algo que “repercute directamente en ayudar a los demás”. Ahora también desarrolla su actividad en red junto con otras organizaciones en la tarea de sensibilización y concienciación ciudadana.

“Para mí es una satisfacción personal trabajar por mis ideales e inquietudes. Es importante buscar la organización con la que te sientas identificada, y además depende del grado de implicación y de la motivación de cada uno. Mi motivación es que no solo pueden encargarse del cambio social los profesionales ni a las organizaciones, sino que tiene que partir de la ciudadanía. Todos estamos implicados y todos tenemos responsabilidades en que el mundo vaya a mejor”, concluye.

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