“A mis 84 años he pasado sola la COVID-19 y no recuerdo nada peor que esta pandemia, la gente ha perdido la alegría”
“A mis 84 años he pasado de todo, la guerra, la posguerra, la riada del 57 que fue horrorosa, pero creo que esta pandemia es lo peor que he vivido porque en todas estas situaciones, pese a ser muy duras, seguía existiendo esa relación afectiva cercana entre amigos, vecinos o familiares; aquí en El Cabanyal, que era un pueblo, todos nos ayudábamos y eso siempre reconfortaba, pero ahora con el virus todo eso se ha perdido y por eso hay esa sensación de tristeza tan grande, la gente ha perdido la alegría”.
Josefa Gallart es una de las 43.000 personas mayores de València que afronta la pandemia en soledad y que además ha vencido al coronavirus en esta situación. En concreto, lleva 30 años viviendo sola en la casa que le vio nacer, una tradicional vivienda de planta baja y una altura en la calle del Doctor Lluch del barrio marinero.
Hace justo un año que irrumpió la pandemia, pero pese a su situación asegura que en ningún momento pasó miedo: “Desde el primer momento lo viví a mi manera, cuando tenía que salir a comprar el pan o a la farmacia, me ponía mis guantes y mi mascarilla y salía, pero nunca he tenido miedo ni me he encontrado sola, quizás porque he estado 40 años trabajando en un pequeño comercio de ropa y eso te curte mucho en todos los sentidos”.
Gallart ha contado con el apoyo de Cruz Roja, entidad de la que es socia desde hace 20 años. Desde hace cuatro años recibe la visita de una voluntaria una vez a la semana que le acompaña a realizar compras y gestiones. Esa ayuda pasó a ser telefónica durante la pandemia ya que no quería “poner en riesgo a nadie”, por lo que, especialmente durante el encierro del primer estado de alarma, no tuvo ningún tipo de compañía presencial.
“Me dedicaba a pensar en cosas agradables, en viajes, para encontrarme bien de ánimos. La tele no me gustaba verla porque todo eran malas noticias y me ponía nerviosa”, explica.
Fue a mediados de diciembre cuando empezó a notar frío y a tener algo de fiebre, primeros síntomas de un posible contagio: “No sé cómo lo cogí, imagino que en una de las ocasiones que salí de casa; llamé al servicio de teleasistencia y me mandaron en una ambulancia al hospital Clínico, recuerdo que había muchísima gente, camas por todas partes; ese fue el único momento en el que pasé miedo, pero no por el virus, sino porque no quería quedarme allí, quería irme a mi casa”.
Efectivamente, Josefa dio positivo, pero tras hacerle las radiografías y las analíticas oportunas y al presentar síntomas leves, la ambulancia la volvió a llevar a casa, donde pasó la enfermedad “sin complicaciones de ningún tipo”. “Estuve en casa y mi sobrina que vive arriba estuvo pendiente de mí, aunque sin contacto directo porque no quería exponerla, ya que además tiene una hija de 14 años”, explica.
Tras la tercera ola, Josefa ha recuperado el servicio de acompañamiento presencial de Cruz Roja. Simone Gomes, voluntaria brasileña de 53 años, acude a visitarla un par de la horas a la semana: “Siempre me ha gustado dedicar tiempo a las personas que lo necesitan y cuando llegué a València hace tres años me apunté a Cruz Roja como voluntaria para ayudar a personas mayores que viven solas, ya que me gusta sentirme útil, es algo que me hace sentirme bien”. Así, acompaña a Josefa al médico si es necesario, al centro a comprar en autobús o al supermercado
8.717 personas mayores atendidas en 2020
Según han informado fuentes de Cruz Roja, en todos los proyectos que desarrollan con personas mayores en la provincia de València y que buscan de forma directa o indirecta paliar situaciones de soledad, durante el 2020, en la provincia de València, se ha atendido a un total de 8.717 personas y realizado 144.549 intervenciones.
Entre ellas, destacan acompañamientos fuera del domicilio a realizar gestiones y trámites, seguimiento del estado de salud, movilización de la persona mayor a aquellos lugares o centros necesarios para facilitar la realización de actividades que fomenten las relaciones sociales positivas y la participación.
También actividades de promoción de la participación: individuales o grupales, centradas en mejorar la salud física (yoga, paseos saludables, baile, actividades físicas en parques, compra saludable, recogida de frutas y verduras de huertos ecológicos para consumo propio, intercambio de recetas) y actividades grupales entre iguales para crear materiales, contenidos o actividades para ayudar a otras personas mayores del proyecto.
Sin embargo el proyecto en el que trabajan más con mayores en soledad es el programa de 'Red social para personas mayores: enrédate', en el que durante el año 2020 atendieron a 362 personas con 3.016 intervenciones.
Este proyecto pretende que la persona mayor pueda mejorar, incrementar y afianzar su red social, como malla social de soporte emocional, personal y preventivo, reduciendo el sentimiento de soledad y el aislamiento involuntario, mejorando así su calidad de vida en su proceso de envejecimiento.
El objetivo general de este proyecto es mejorar la calidad de vida de las personas mayores y tiene como objetivo específico reducir la soledad y el aislamiento involuntario.
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