Se nota, qué duda cabe, la mano de Alberto Adsuara, el fotógrafo, el maestro. Y el fotógrafo, ahora maestro en la Escuela Superior de Arte y Tecnología (ESAT) de Valencia, ha decidido que sus alumnos de primero de la asignatura 'Fotografía de Estudio' se inspiren en David LaChapelle. Inspiración que se verá en uno de los cuatro locales de Ruzafa que acogerán tan primerizos trabajos. En el resto, habrá imágenes relacionadas con el objeto de la asignatura, a rebufo de la inspiración del propio aliento creativo de Adsuara.
Tras dos meses y medio de fotografía 'full time', a tiempo completo, cinco días a la semana, los alumnos de ESAT (“están como locos, emocionados”, dice Adsuara) expondrán las imágenes fruto de tan intensa enseñanza en cuatro espacios del barrio de Ruzafa: Nou Sabors (en Calle Cádiz), Moss, A rajatabla y ¡Madre mía! (los tres en calle Vivons). Una muestra múltiple que tendrá inauguración simultánea el día 5 de marzo, a las 19.30 horas.
En un radio menor de 100 metros, con vistas a ser incrementado en próximas ediciones, jóvenes estudiantes de fotografía vivirán la experiencia de ver expuesta su obra recién horneada, con lo que ello supone de intensa formación y posterior riesgo expositivo. Y puestos a correr riesgos, nada mejor que tomar como modelo a LaChapelle, fotógrafo del glamour bizarro, irreverente y creador de atmósferas inquietantes. Algunas de ellas, recreadas por los alumnos de Adsuara, ya sea tomándole a él como palmaria referencia o siguiendo los consejos del maestro, también él fotógrafo de turbadoras escenografías.
La iniciativa de trabajar en grupo una fotografía, para una vez definida su puesta en escena intervenir cada cual por separado hasta conformar una serie tan homogénea como diferente, hace de la serie LaChapelle una experiencia única. Y del mismo modo que David LaChapelle transforma a iconos tan de sobra conocidos como Michael Jackson o Lady Gaga en misteriosas figuras mutadas por efecto del retoque religioso, también los alumnos de ESAT tienen la posibilidad de crear su particular escenografía, ligeramente modificada por los diferentes retoques individuales.
La experiencia de mostrar estos primerizos trabajos en una exposición simultánea, puede tener un eco mayor de prosperar el proyecto pensado para los alumnos de tercero de fotografía. En este caso, sería el Museo de Bellas Artes San Pío V el beneficiado, al mostrar una obra más elaborada de jóvenes estudiantes que toman cuadros del museo valenciano como inspiración. Sería una bocanada de aire fresco para una pinacoteca que lo necesita. El comité científico del Consorcio de Museos tiene la última palabra. Hasta entonces, Ruzafa abre de nuevo sus puertas al arte, con esta exposición de alumnos de ESAT que viven “como locos” su tierno debut.