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'Molotov. Vida i mort de Cipriano Martos militant antifranquista', teatro contra la tortura y la impunidad

Cipriano Martos.

elDiariocv

València —

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Los días 12 y 13 de octubre se representa en la sala Carme Teatre de València la obra de teatro 'Molotov. Vida i mort de Cipriano Martos, militant antifranquista'. Dirigida por David Pinto, la obra denuncia el asesinato en 1973 de Cipriano, detenido tras repartir octavillas a los trabajadores de una fábrica en Igualada (Barcelona). La causa oficial de su muerte fue la ingesta de un cóctel molotov en el transcurso de un interrogatorio en la casa cuartel de la Guardia Civil de Reus (Tarragona). La familia no fue avisada ni de la detención, ni del interrogatorio y, ya muerto, se les impidió ver el cuerpo, que fue enterrado secretamente en la fosa común del cementerio de Reus.

Años después, su hermano ha denunciado el asesinato en la Querella Argentina, que juzga los crímenes del franquismo. En la actualidad, distintos colectivos memorialistas están reivindicando que se abra la fosa común a la que fue arrojado su cuerpo. “La muestra como el franquismo utilizó la tortura, unos crímenes que aún permanecen impunes”, explican desde la asociación Acció ciutadana contra la impunitat del franquisme del País Valencià, que ha traído la obra a la ciudad.

El periodista Roger Mateos publicó en 2018 el libro Caso Cipriano Martos: vida y muerte de un militante antifranquista (Anagrama), basándose en el sumario y en numerosos testimonios, intentó reconstruir lo ocurrido, sacar a La luz un crimen deleznable y muy poco conocido. La obra de teatro Molotov se nutre de esa investigación.

En una entrevista publicada en Rebelión, Mateos relata cómo vivió la familia de Cipriano aquella noticia: “La familia no fue alertada ni de la detención ni de la hospitalización de Cipriano en Reus, solo fue avisada una vez muerto, y entonces su madre y dos de sus hermanos emprendieron un viaje relámpago de Huétor Tájar a Reus, cuando llegaron al hospital para ver el cadáver fueron repelidos violentamente por dos agentes que tenían órdenes de no dejar que nadie se acercara al cuerpo de Cipriano. Fue dramático. La familia quedó en estado de shock. No pudieron ver el cuerpo de Cipriano. En el hospital vieron cómo alguien se llevaba un bulto que, según sospecharon luego, podía ser el cadáver amortajado de Cipriano. Cuando se dirigieron al cementerio para averiguar si ya lo habían trasladado allí para darle sepultura, se llevaron el último mazazo: el entierro ya había tenido lugar, lo habían arrojado secretamente, sin la presencia de nadie de la familia, a una fosa común del cementerio. Su deseo de llevarse los restos mortales de Cipriano al sur se estrelló contra los planes del régimen para sepultar urgentemente el caso en el olvido”.

Y a la pregunta sobre cómo pudo morir Cipriano, Martos respondía: “Fue detenido tras el reparto de propaganda en una fábrica textil, permaneció 50 horas detenido. Hay razones para pensar, que Cipriano vivió un calvario. Fue sometido a torturas, hasta que ingirió unos tragos de ácido sulfúrico. La versión oficiosa decía que Cipriano había bebido voluntariamente el corrosivo para suicidarse. Pero los argumentos para sustentar esta tesis son clamorosamente frágiles. Una de las claves era saber si Cipriano había sido tratado con respeto en el cuartel de Reus o, por el contrario, había vivido una pesadilla. No hay pruebas documentales que puedan ayudar a responder a esta pregunta. Pero en cambio sí he encontrado testimonios impagables para poder llegar a una conclusión: Cipriano Martos fue torturado, apaleado, ultrajado. El relato de algunos testigos es estremecedor”.

La muerte de Cipriano Martos revela cómo los cuerpos represivos de la dictadura franquista actuaron contra los opositores políticos. “Éste, como tantos otros crímenes han permanecido durante años silenciados, ocultos tras el muro de impunidad con el que el propio franquismo se protegió y que, en gran medida permanece en pie”, explican desde la entidad cívica, para añadir que ningún responsable de aquellos crímenes aún ha sido juzgado, protegidos por la Ley de Amnistía de 1977: “Hasta la fecha ningún juzgado ha estado dispuesto a aplicar los principios de la justicia internacional que establecen que los crímenes de lesa humanidad ni prescriben, ni pueden amnistiarse”.

“Cabe confiar en la persistencia de las víctimas y sus familiares, en la voluntad de quienes pensamos que los derechos humanos están por encima de las componendas. Los derechos a la verdad, la memoria, la justicia y la reparación de las víctimas de la represión franquista son inalienables”, sostienen, y resaltan que su intención es “contribuir a que se sean reconocidos”.

Esta convocatoria está impulsada desde Acción Ciudadana contra la impunidad del franquismo y Carme Teatre, cuenta con la colaboración de las entidades: Amnistía Internacional, Coordinadora de Asociaciones por la Memoria Democrática del PV, Ca Revolta, CGT, El Punt, A Tiro Hecho (Teatre politic). El día 12, tras la representación, tendrá lugar un coloquio entre los autores, el público y los colectivos participantes.

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