La ciudad de València apela a un pacto verde para que la transición ecológica no aumente las desigualdades
La ciudad de València, que aspira a ser una urbe climáticamente neutra en 2030 y capital verde europea en 2024, aboga por un pacto verde para que estas transiciones no agraven las desigualdades entre sus habitantes. El alcalde, Joan Ribó, considera que las transformaciones que aborde la ciudad deben ir de la mano de una “transición social justa”, presente en todas las políticas públicas para que estas no afecten negativamente a los ciudadanos.
Ribó ha reclamado un acuerdo entre formaciones políticas que excedan los ciclos electorales en la clausura del Foro Urbano Valencia 2030, una iniciativa de participación pública pionera que el consistorio ha desarrollado durante el mes de mayo. El foro, un espacio de debate colectivo, ha abordado los retos de la ciudad, con un análisis desde la perspectiva de los Objetivos de Desarrollo Sostenible como punto de partida.
La llamada misión climática de Valencia abordará las políticas de transición para conseguir los objetivos europeos, una línea acelerada por los fondos europeos de recuperación. “Es un proyecto de ciudad y, por eso, necesitamos liderazgos distribuidos en todos los niveles de gobierno, sectores, actividades y ámbitos de nuestra vida cotidiana”, apuntaba el alcalde en la defensa del acuerdo verde, junto a los vicealcaldes Sandra Gómez y Sergi Campillo. El dirigente llama a las universidades, empresas, asociaciones y sociedad civil a implicarse en la construcción de un modelo urbano justo, en el que se utilicen las herramientas de innovación y digitalización para una ciudad más saludables.
No obstante, ha recalcado, “el compromiso de ciudad con la transición ecológica y la lucha contra el cambio climático es grande pero no vale hacerlo de cualquier manera”. Por ello ha insistido en un pacto a gran escala: “Tenemos que llegar a un gran consenso para que las transiciones no aumentan las desigualdades sino que, bien al contrario, contribuyan a a reducirlas porque cuando una parte de la población queda excluida nos alejamos del desarrollo sostenible”.
El foro ha contado con la participación de unas 1.500 personas en las sucesivas jornadas del mes de mayo, “un diálogo histórico para debatir y reflexionar nuestra ciudad”, que debe impulsar “espacios de relaciones y diálogo que faciliten la cooperación y la solidaridad entre generaciones”, según Sergi Campillo. Por su parte, Gómez ha apuntado que “el urbanismo da y quita derechos y moldea formas de relación y, por eso, no podemos dejar que la fiebre rentabilizadora que hemos sufrido en otras épocas vuelva a hacerse la dueña de nuestras ciudades”.
0