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La EMT de Valencia prepara un protocolo para evitar casos de acoso sexual en los autobuses

Un autobús de la EMT de València en una parada.

Carlos Navarro Castelló

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“A los pocos segundos noto como su codo presiona mi muslo. No digo nada. Pienso ingenuamente que no se trata de un gesto intencionado. Pero la acción persiste. Aprovecho que he de pasar la página del libro que estoy leyendo para demostrar que me he percatado de la intención, que estoy muy molesta y que no quiero montar un numerito en medio de todos los viajeros. Se trata de una situación muy incómoda y desagradable. En cambio, el pasajero persiste. No recula, no desiste”.

Así relató vía Twitter la periodista de À Punt, Clara Castelló, la desagradable situación que sufrió a principios de enero a bordo de un autobús de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de València, un episodio de acoso sexual más común de lo que parece ya no solo en los autobuses urbanos, sino en también en el metro, el tranvía o en cualquier medio de transporte o evento en el que se pueda producir una cierta aglomeración o contacto físico entre personas.

Este es uno de los factores con los que suele jugar el acosador, pero no es el único. A eso suma el miedo o pudor de la víctima a ponerlo en evidencia públicamente, y mucho menos a denunciarlo ante las autoridades, como bien explicó Castelló: “Sabe que sería mi palabra contra la suya. No hay pruebas. La mascarilla y la ropa de abrigo lo amparan. Me enfada no tener la valentía suficiente para gritar. Para ponerlo en evidencia. Me levanto de mi asiento, le lanzo una mirada de desprecio y me cambio de sitio”.

Para tratar de frenar este tipo de actos delictivos, la EMT ha confirmado a elDiario.es que trabaja en un protocolo específico que pondrá en marcha a lo largo de este año, un plan que, aseguran, viene trabajando antes de que Castelló denunciara públicamente el episodio de acoso.

Sobre este caso en concreto, explican que contactaron con ella para trasladarle su preocupación “ante este tipo de agresiones y pedirle más información (hora, línea, parada donde subió, etc.) con el objetivo de trasladar información al personal de conducción para que esté alerta”.

También comentan que se pusieron a su disposición por si necesitaba cualquier cosa: “Por ejemplo, EMT suele facilitar imágenes de sus cámaras a bordo de los autobuses cuando nos lo requiere la Policía si hay alguna denuncia o facilita todos los datos técnicos de los que disponemos (hora, lugar, etc.). En este caso, de momento no tenemos constancia de ninguna denuncia ni se nos ha requerido nada. Lo que hemos hecho es elaborar un informe interno para tener constancia de la situación y que el personal de conducción pueda detectar si se repite la situación”.

Sobre el nuevo protocolo, prefieren no desvelar los detalles, pero explican que contemplará “las necesidades concretas que requieren este tipo de agresiones”. Actualmente, la EMT cuenta con un protocolo de actuación cuando se produce algún tipo de emergencia a bordo de los autobuses, que incluye todo tipo de agresiones, también las agresiones sexuales. Según este protocolo, cuando el personal de conducción tiene constancia del incidente, tiene que pasar aviso al Centro de Control para que contacte con la Policía Local.

Sin embargo, este protocolo no se ha demostrado lo suficientemente efectivo para casos como el descrito por Castelló, puesto que en la mayoría de ocasiones quedan invisibilizados y silenciados, de ahí que se vaya a elaborar un plan específico que tenga en cuenta este factor. De hecho, desde EMT aseguran que solo consta “alguna queja muy puntual, pero no reciente” de este tipo de agresiones.

“Estamos muy sensibilizados el respeto y seguimos trabajando para mejorar la seguridad de las mujeres en el autobús, que son las que están más están expuestas a las situaciones de riesgo. El problema de la seguridad para las mujeres no es algo concreto del transporte público, sino que se da en cualquier espacio público o privado”, aseguran fuentes de la entidad.

FGV tampoco cuenta con un protocolo específico

Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) tampoco cuenta con un protocolo específico para evitar casos de acoso sexual en el metro, el tranvía o el Tram en el caso de Alicante y Castellón.

Fuentes de la entidad han explicado que cuenta con cámaras en todos sus vehículos y estaciones y que además los vigilantes de seguridad hacen rondas de control. Sin embargo, no descartan realizar campañas específicas de concienciación o tomar medidas adicionales.

Las mismas fuentes han informado de que solo tienen constancia de dos casos registrados en el año 2019 en València y otros en el año 2020, también en València. Sin embargo, estos solo son los casos que se han denunciado por escrito, algo que en la mayoría de ocasiones las víctimas no realizan.

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