10 productos del hogar que puedes convertir en fertilizante para tus plantas sin despeinarte

Un balcón florido en mayo.

Jordi Sabaté

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En plena primavera, aunque el buen tiempo se resista en el Tercio Norte Peninsular, apetece ver verdes y frondosas tus plantas de interior, y por supuesto en su plenitud floral las del jardín, la terraza o el balcón. 

Es entonces cuando nos surge la prisa en ir a comprar fertilizante a la droguería o la floristería más cercana; un gesto que nos puede costar caro en el sentido amplio de la palabra, pero también en lo que refiere a la salud de las plantas a largo plazo. ¿El motivo? 

El fertilizante no es barato y seguramente apenas utilices una tercera parte de la bolsa o botella que comprarás y que puede rondar los 15 euros si eliges uno de buena calidad. 

Por otro lado, como no somos expertos, corremos un serio peligro de pasarnos con la dosis y salinizar así la tierra de nuestra planta. La consecuencia a medio largo plazo serán unas hojas quemadas en una planta de raíces pobres y estructura desmochada. 

¿Hay alternativa? Te dirás que no, y que si la hay es a partir de complicadas reacciones químicas para las que no tienes ni tiempo ni conocimientos ni paciencia. Pero te equivocas: hay alternativa y es mucho más sencillo de lo que crees. Y para ello solo tienes que usar algunos productos de lo más pedestre y doméstico. 

¿Qué buscamos en un fertilizante casero?

Buscamos los tres puntales inorgánicos en el crecimiento de una planta, aquellos que necesita en mayor proporción y que son el nitrógeno, el potasio y el fósforo.

  • El nitrógeno estimula el desarrollo de hojas y raíces siendo indispensable en la primera etapa del desarrollo de las plantas. 
  • El fósforo aporta robustez a las plantas ayudándolas en el aumento de su estructura y porte, y en la defensa contra las enfermedades. Favorece además el desarrollo de las raíces.
  • El potasio ayuda a la floración, producción de frutos y semillas. Además, ayuda a los bulbos, tubérculos, rizomas y semillas a acumular reservas.

Adicionalmente, podemos sumar un cuarto elemento en importancia como es el hierro, que si bien no se necesita en tanta cantidad, sí es importante para la formación de la clorofila, que es la sustancia encargada de fabricar la materia orgánica de la planta. 

10 cosas de casa que fertilizarán tus plantas

1. Posos de café: los posos que resultan de hacer una infusión de café es oro para tus plantas. Rico en nitrógeno, fósforo, potasio, aporta además hierro y acidez a tu suelo, lo que rebaja el nivel de cal del agua del suelo y mantiene mejor al hierro.

  • Modo de aplicación: Se recomienda mantener dos o tres cargas de posos en una botella de un litro y medio de agua durante ocho horas. Luego se cuela y con el líquido resultante se puede fertilizar con un poco cada dos semanas en verano y una vez al mes en invierno. Se recomienda tener un plato de base porque el exceso de agua sale coloreado. 

2. Granos de arroz: los granos de arroz son ricos sobre todo en potasio y fósforo, y también aportan hierro y magnesio.

  • Modo de aplicación: deja un o dos tazas de café llenas de arroz en un litro y medio de agua durante 30 minutos. Cuela y aplica sin problemas una vez cada dos semanas en verano y cada mes en invierno. 

3. Cáscaras de huevo: exclusivamente para plantas que toleran mal los suelos ácidos en exceso, como son muchas aromáticas mediterráneas. Aporta calcio al suelo elevando su pH, aunque en nuestro país este aporte ya lo da el agua de riego, salvo en la Cornisa Cantábrica. 

  • Modo de aplicación: trituramos finamente cinco cáscaras, añadimos una punta de sal de cocina, y lo vertemos en una botella de litro de agua, donde agitaremos con fuerza y después aplicaremos. 

4. Mondas de patata: su virtud es su alto aporte de potasio y fósforo, un potente fertilizante para las floraciones y el crecimiento.

  • Modo de aplicación: hervimos las mondas de cinco patatas medianas en un litro y medio de agua y después colamos y enfriamos. Ya podemos aplicar una vez a la semana en época de floración a gusto. 

5. Pieles de plátano: la piel de plátano es rica en potasio, fósforo, magnesio y hierro, por lo que el llamado “té de plátano” es un excelente fertilizante de floración y crecimiento.

  • Modo de aplicación: hervimos las pieles de cinco plátanos en un litro y medio de agua y colamos. Aplicamos con mesura cada dos semanas como corrector, pues la infusión es potente.

6. Pieles de cebolla: otro alimento rico en potasio, magnesio, hierro y cobre, un antimicrobiano de probados efectos. Por lo tanto, las pieles secas de la cebolla son además un interesante antifúngico y antibacteriano.

  • Modo de aplicación: Pon las pieles secas en una botella o una jarra de litro y déjalas toda la noche tapadas y a oscuras, sin hervir. Al día siguiente cuela y quédate con el caldo frío, que aplicarás a discreción, pues es un fertilizante suave. 

7. Cerveza sin alcohol: por supuesto, rica en nitrógeno, que es su mayor aporte, aunque posee otros valores minerales en menor proporción.

  • Modo de aplicación: vierte en un garrafón de cinco litros medio de cerveza 0,0 y rellena con agua de regar, baja en cal. Mezcla y riega. Sobre todo en exteriores y jardines, pues es potente y puede dejar cierto olor. En interior mejor optar por el poso de café. 

8. Lentejas: las lentejas son ricas en ácido fítico, un compuesto que se encuentra en su piel y que además de considerarse un antinutriente, actúa como una hormona vegetal que estimula el enraizamiento, por lo que es ideal para fertilizar huertos urbanos y jardines que se acaban de replantar.

  • Modo de aplicación: aprovecha el agua de las lentejas que han estado en remojo toda la noche y riega con ella.

9. Las cenizas de la barbacoa: al ser cenizas de carbones vegetales son riquísimas en todos los minerales esenciales, así que no las tires.

  • Modo de aplicación: repártelos en garrafas de 5-7 litros de agua a razón de cinco cucharadas soperas por garrafa, rellena y agita. Riega con ellas una vez cada dos semanas en primavera y verano. Una vez al mes en invierno.

10. Las colillas de los cigarros: como buen resto orgánico concentrado, es muy rica en nitrógeno, además de fósforo y potasio. 

  • Modo de aplicación: pon cinco colillas deshilachadas –incluye el filtro, que después reciclarás adecuadamente– en una botella de litro y medio y rellena de agua. Mantén de una a tres horas y cuela. El caldo es el fertilizante. Tapa bien porque su olor es nauseabundo. 

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