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Hipotecas a 500 euros al mes… ¿cuál elegir?

¿Sabes qué hipoteca te conviene más?

Piedad Oregui

En torno a los 116.000 euros. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), éste es el importe de una hipoteca “media” que, en principio, habrá que ir pagando mes a mes durante 23 años. A razón de unos 500 euros mensuales, 30 euros arriba o abajo en función del tipo de préstamo hipotecario elegido: variable, fijo o mixto y, por supuesto, de la entidad seleccionada. Con el préstamo elegido y la entidad seleccionada surge así, casi de forma inmediata, la gran pregunta: ¿qué hipoteca suscribir? He aquí una pequeña guía para hacer más sencilla la elección.

1. No existe la hipoteca ideal

La que le sirve a un amigo; la que le está resultando estupenda al cuñado, la que le ofrece todas las facilidades al compañero de trabajo… puede que a ti no te convenga. Porque el plazo no se ajusta a tus necesidades; porque te obligan a suscribir demasiados seguros; porque no te permiten retrasar el pago de alguna cuota o… simplemente porque prefieres un préstamo más sencillo. Inicialmente es deseable tener una idea más o menos clara sobre cuál va a ser el importe de la hipoteca a solicitar y qué cuota se puede pagar al mes sin que tiemblen los cimientos de la economía familiar.

2. Hay que hacer una pequeña selección y “simular”

Ahora es más fácil que nunca. Internet y los comparadores especializados como Rastreator.com hacen gran parte del trabajo. Ponen a tu disposición toda una variedad de ofertas según se establezca un importe u otro y un plazo u otro para devolver la hipoteca. De un solo vistazo se puede ver que los 116.000 euros de media antes señalados cuestan al mes (si el plazo es el de los 23 años también antes mencionado) entre 470 euros y 530 euros, según se trate de hipotecas a tipo variable (cada 6 ó 12 meses se revisa su importe) o a tipo fijo (no cambia en el tiempo). La cuota pasa a situarse entre los 530 y los 615 euros si el plazo para devolver el préstamo se reduce a 20 años o, al contrario, a colocarse entre los 370 y los 460 euros si se alarga hasta los 30 años para cada una de estas dos modalidades de hipoteca.

3. El examen de conciencia

A partir de este momento toca perfilarse a uno mismo: conocer cómo se asumirían las posibles subidas de la cuota mensual en el futuro. Hay que volver al comparador anterior y poner dónde se ha puesto un tipo de interés por ejemplo del 2%, otro del 3%, 4% ó incluso 5%. Y con estos nuevos datos, plantearse si se podrán pagar o no las nuevas cuotas aun cobrando el mismo sueldo actual; o simplemente si se quiere o no tener que estar pendiente cada seis o doce meses de la sorpresa de la letra hipotecaria.

4. Poner todos los datos en la balanza

Si no se hacen trampas, de los datos anteriores se desprenderá que: hoy por hoy, las hipotecas a tipo variable a plazos en torno a los 20-25 años son más baratas inicialmente que las hipotecas fijas con esa duración. Lo son, entre otras cosas, porque el euribor, el tipo de interés que se utiliza como referencia en las hipotecas (se suma a éste un diferencial que actualmente varía entre 0,99 puntos y hasta 1,6 puntos) está en negativo (-0,15% en agosto 2017). A medio plazo, la situación efectivamente puede darse la vuelta y en ese caso resultar que son más baratas las hipotecas fijas (con tipos en la actualidad cercanos al 2,5% en esos plazos). Bastaría con que el euribor subiera por encima del 1,5%; por el momento, algo no previsto por los expertos a corto plazo.

Así que toca poner en la balanza: ahorro a corto plazo y tal vez a medio plazo (hipoteca variable) frente a tranquilidad (hipoteca fija). Y si no se tiene clara la respuesta, siempre queda la opción de las hipotecas mixtas (los primeros años tipo fijo; los siguientes, variable).

5. Ir más allá

Una vez decidido qué tipo de hipoteca se suscribirá (fija o variable) queda un último paso importante. De vuelta al comparador, pero ya centrándose en la opción elegida, hay que analizar las condiciones de, al menos, cuatro o cinco hipotecas de ese grupo. Todas te exigirán domiciliar la nómina y, a partir de ahí, algunas te cobrarán comisiones; otras no; te obligarán o no a suscribir con ellos el seguro de incendios obligatorio; te exigirán o no suscribir otros seguros, otros planes de pensiones, otros fondos de inversión… A cambio, te pueden ofrecer unas u otras ventajas: compartir o no los gastos de formalización de la hipoteca; poder o no cambiar gratuitamente de tipo de hipoteca con el tiempo; retrasarse en el pago de alguna cuota…

Con todo ello podrás elegir la hipoteca que mejor se adapte a tu perfil, tu situación económica y, a fin de cuentas, a tus necesidades.

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