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Bomba de calor: ventajas e inconvenientes del plan B ideal para calentar tu casa

Aire acondicionado.

Jordi Sabaté

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Mientras la espada de Damocles del precio de gas pende sobre nosotros, a pesar de la eficacia de los topes instaurados por el Gobierno, muchas familias se preguntan a cuánto ascenderá la primera factura invernal por la calefacción, especialmente si va por circuito calentado con gas natural.

Se presenta por tanto la disyuntiva sobre si usar o no este invierno la calefacción de circuito de agua calentado por gas, y por extensión en algunos hogares sobre si lavar los platos con agua caliente.

Sin duda, con un coeficiente de eficiencia energética (COP) de 0,9, es un sistema bastante eficaz, pues apenas tiene pérdidas, pero el precio actual de su fuente de energía puede hacerlo prohibitivo en los próximos meses.

Por lo tanto conviene tener un plan B por si el precio del gas se descontrola este invierno. Y puede que una buena solución esté a pocos centímetros de nuestras cabezas sin saberlo. Hablamos de la bomba de calor, que en nuestro país, por costumbre de uso, llamamos generalmente “el aire acondicionado”.

El hecho que muchas personas todavía desconocen es que estos aparatos son tan capaces de dar aire frío como caliente. Y además lo hacen con especial eficacia hoy en día, gracias a la tecnología conocida como Inverter, ya un estándar en el sector.

Dicha tecnología consiste en un sistema electrónico, a caballo entre el software y el hardware, que en lugar de apagar y encender el motor cada vez que se alcanza la temperatura deseada o bien se pierde, mantiene el aparato en un funcionamiento de base para sostenerla.

De este modo se ahorra en la energía de arranque cada vez que hay que corregir la temperatura del termostato, a la vez que se mantiene a muy bajo rendimiento constante para evitar en la medida de lo posible las variaciones.

Si a ello se añade que de por sí, al estar diseñadas en un sistema cerrado de compresión y descompresión de gases refrigerantes muy similar al de las neveras, las bombas de calor son muy eficientes, con la tecnología Inverter se logra un COP de tres.

Es decir que por cada kilovatio invertido en electricidad, se obtienen tres kilovatios de calor, sin duda el sistema más eficaz de todos desde el punto de vista del ahorro energético.

Las ventajas son claras: calor tres veces más barato que se reflejará en la reducción de picos en las facturas en los meses más duros. Si las tenemos ya instaladas para el verano, ¿por qué no utilizarlas también en invierno?

Bombas de calor, caras

Ahora bien, dejando claras las ventajas, este sistema tiene sus limitaciones e inconvenientes. Las principal limitación se encuentra en el coste de su instalación. Su precio es muy variable según marcas y potencia.

Pero para una superficie media de unos 20 m2, que pueden ser las medidas de un salón, precisaremos de un aparato de más de 2000 frigorías, ya que el cálculo estándar de necesidades es de 1000 frigorías por cada 10m2.

Si queremos calentar una casa media de 60m2 con un solo aparato, pues tener más de uno multiplica los costes, precisaremos de una bomba con una potencia de 6000 frigorías, aunque según tengamos orientación y aislamiento del apartamento o casa, podemos pasar con menos.

Podríamos decir que la frigoría (frig.) no existe. De hecho no está aceptada como unidad de medida en el Sistema Técnico de Unidades, sin embargo es comúnmente utilizada en España para definir la capacidad frigorífica de una unidad de aire acondicionado en modo frío.

Realmente es una transformación de Kilo Calorías/hora (Kcal/h) con un valor de conversión de 1 a 1, es decir; 1 frig/h = 1 Kcal/h

El precio de uno de estos aparatos, sin tener en cuenta la instalación, parte de poco menos de 1000 euros y puede ascender en fabricantes reconocidos a los 4000 euros.

Ahora bien, si calculamos bien la inversión en un aparato competitivo, y la instalación no se complica, en pocos años podemos compensarla con el ahorro obtenido. Sin tener en cuenta que podemos emplear el equipo en verano también.

No aptas para climas demasiado fríos

Otra limitación de estos sistemas es que no pueden funcionar a temperaturas exteriores inferiores a la de congelación, es decir en torno a los 0ºC. El motivo es que para generar calor, el compresor expulsa frío al exterior, que puede acelerar la congelación en las zonas aledañas, impidiendo entonces la circulación de los gases.

Por lo tanto la bomba en tales condiciones se muestra ineficiente. Esto hace que se limite su uso a zonas de costa y cálidas, donde raramente se producen temperaturas bajo cero.

No obstante, si durante el día la temperatura es superior a los 0ºC en el exterior, se puede aprovechar la eficiencia del aparato.

Cuidados y ambiente muy seco

Otro inconveniente es que las bombas de calor precisan de un cierto mantenimiento de filtros. Si bien es fácil de realizar, no debemos olvidar cada dos o tres meses limpiar los filtros, pues un filtro sucio resta potencia de aire a la bomba y por tanto eficacia en el reparto del calor.

También es un nido de ácaros que ser ven impulsados por la bomba y repartidos uniformemente, lo que puede disparar las alergias en el hogar.

En último término, hay que recordar que estos aparatos lanzan un aire seco y reducen la humedad relativa al calentar la estancia, con lo que resecarán tanto nuestra piel como nuestras vías respiratorias. Es por ello recomendable utilizarlas junto con un humidificador.

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