12 recetas de huevos revueltos para solucionar desde un desayuno a una cena

Huevos revueltos

Elisabeth G. Iborra

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Para hacer unos buenos huevos revueltos, que son el plato perfecto desde el desayuno hasta la cena, normalmente basta con pensar en una combinación de ingredientes que casen, batir bien y mucho los huevos, a ser posible con varilla o batidora, o bien batiendo la clara por separado de la yema hasta tener una consistencia casi de punto de nieve. 

“Esto se hace para que el acabado sea esponjoso y suave en paladar”, según Pol Ballester, el cocinero de Crac, un restaurante especializado en huevos de Zaragoza. Asegura también que “viene bien añadirle un poquito de leche o crema, para que adquiera esa consistencia suave que asemeja que le falta un puntito de cocción”. Es decir, “como si fuese la yema de un huevo frito, pero suavizando el sabor del huevo”. Igualmente, por el tema de sabor, aporta un punto interesante cocinarlo con un poquito de margarina o mantequilla.

Una vez batido el huevo, añadida la sal, la crema o leche (si se le acaba añadiendo) y con la sartén muy caliente, “se vierte el huevo sobre los ingredientes ya cocinados, se deja aproximadamente medio minuto, se añaden especias y se retira del fuego, removiendo enérgicamente hasta obtener, con el calor residual, esa textura de los huevos revueltos”.

Para darte ideas, Ballester comparte unas cuantas combinaciones de ingredientes de lo más imaginativas, desde clásicas hasta atrevidas, que quedan deliciosas y conforman un plato único completo. 

Propone hacerlos con verduras y carne o pescado. La versatilidad y la proteína del huevo lo amalgama todo con su deliciosa melosidad. Ahora solo tienes que aplicar la fórmula descrita a las siguientes elaboraciones calculando proporcionalmente la cantidad de huevos y de ingredientes según los comensales que seáis.

Los aptos para flexitarianos

1. Con berenjenas y calabacín braseados, parmesano, queso azul y edam: cortas la berenjenas y el calabacín, los braseas en la sartén con cebolla, echas el huevo batido y pimienta al gusto y agregas los quesos para que se vayan derritiendo. Cuando lo saques de la sartén, puedes rallarle queso encima o bien cilantro.

2. Setas y trufa: también va con un poquito de cebolla y con la seta que prefieras, mejor laminada, los salteas dos o tres minutos, echas el huevo, revuelves y espolvoreas con trufa. 

3. Trigueros y gambas: salteas los espárragos y las gambas y revuelves con el huevo batido.

4. Espinacas, cheddar y nueces: cueces las espinacas un par de minutos, las sofríes con ajo después, echas las nueces, luego el huevo y el cheddar.

5. Chilindrón con cebolla, ajos, pimientos, tomate, guindillas, laurel: cortas la cebolla, los ajos, los pimientos cortados en juliana y la guindilla, sofríes y le metes una reducción de vino blanco, echas el tomate rallado y pimentón hasta que reduzca y viertes el huevo batido.

Con más enjundia

6. Jamón dulce y queso: sofríes un poco de cebolla picadita con mantequilla, echas el jamón, viertes el huevo y después el queso para que se vaya derritiendo, lo dejas medio minuto, lo retiras del fuego y remueves.

7. Tofu, cacahuetes, gambas y curry: este plato es casi como si fuese un pad thai. Preparas las colas de las gambas peladas y abiertas para quitarle el hilillo negro y las reservas aparte mientras echas en la sartén un ajo laminado con el tofu a dados y calientas hasta que estén dorados; añades las gambas, que se vayan abriendo, salsa de soja, cacahuetes, el huevo batido y, al final, curry, cúrcuma, canela y un poquito de pimentón, nuez moscada y comino. 

8. Ternasco, borrajas y caramelo: metes el ternasco o el cordero en una olla cubierto de aceite y con un poquito de ajo, laurel, tomillo y romero; lo dejas a baja temperatura durante tres o cuatro horas, que vaya cogiendo color dorado por fuera, y cuando esté, lo desmigas y lo dejas enfriar. Cueces las borrajas al dente con sal y las mezclas con las migas del ternasco en la sartén, sofriendo ligeramente, añadiendo el huevo y rociándolo con un poco de caramelo líquido por encima.

9. Torreznos y membrillo: puedes comprar torreznos en la charcutería o el supermercado y hacerlos a trocitos en la sartén con el huevo y, cuando esté todo revuelto, echas el membrillo a trocitos.

10. Morcilla, piquillos y chocolate de cobertura: fríes la morcilla antes sin la piel para que se desmenuce, agregas el piquillo en tiras con un poco de ajo, sumas el huevo e incorporas el chocolate rallado o en virutas una vez emplatado para que no se derrita del todo.

Para postres o desayunos

11. Con esencia de vainilla, galletas, almendras y caramelo por encima: este es más tipo postre y se asemeja a una crema pastelera, pero con la consistencia del revuelto. Echas en la sartén la galleta desmigada, dos o tres gotas de esencia de vainilla y almendras tostadas desmigadas; viertes el huevo y, cuando lo sacas y revuelves, rocías con caramelo. Ideal para los niños.

12. Melocotón en almíbar, galleta maría, cacao y frutos rojos: “este plato en mi recetario empezó siendo un fallo garrafal haciendo pasta alimenticia y acabó siendo una gran sorpresa para desayunar”, confiesa Ballester. Cortas el melocotón en dados, lo echas en la sartén para que se vaya dorando, incorporas la miga de las galletas y el cacao, lanzas el huevo batido y, cuando esté ya en el plato, rocías con frutos rojos.

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