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Trece bocadillos muy españoles que ahora algunos chefs llaman 'street food ibérica'

Chapata serrana en un mercado de Murcia

Elisabeth G. Iborra

11 de febrero de 2022 06:01 h

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Aún hoy, se conservan algunas bocadillerías míticas que siguen elaborando aquellos bocatas bien sabrosos, de cuando no contábamos las calorías. Sin embargo, adaptándose a los gustos actuales, los bares de toda España los han modernizado y creado nuevas mezclas de ingredientes con panes como el bao o de masa madre. 

Pero lo más curioso es que, con la pandemia, algunos cocineros empezaron a enviar bocadillos a domicilio, como Javier Aranda, el chef que ha obtenido la estrella Michelin con menor edad y ha reinterpretado el bocata de calamares, incluso elabora un croissant de kokotxas al pil pil.  

Los más clásicos

Bocata de calamares: en Madrid, donde celebran hasta la ruta de bocadillos de calamares y debes probar los de El Brillante, frente a la estación de Atocha desde 1961, suelen dar la mayonesa aparte. Al contrario que en Zaragoza, donde tenemos los bocadillos de calamares con mayonesa más salsa picante de la de verdad de El Calamar Bravo o La Mejillonera. En Euskadi, pídete bocata de rabas.

Bocata de tortilla de patata: ¿quién no se ha comido uno de estos en el recreo entre clase y clase o en el descanso del trabajo? Calentita y deshecha con cebolla (o sin cebolla) ya es suficiente para apoderarse a cualquier tipo de pan, como comprobarás en Juantxo Taberna, una de las tortillas más jugosas de Donosti. Pero si está seca o no tan masticable, siempre pasa mejor con mayonesa, con salmorejo o con tomate rallado. 

Mixto de jamón y queso: o lo que viene siendo el clásico bikini tostado con pan de molde untado en mantequilla que ponían en la sala de fiestas homónima en la Diagonal de Barcelona, allá por los años 50. Y de ahí se extendió el nombre al resto de España, aunque realmente sus orígenes parecen ser estadounidenses. Se ha popularizado tanto que el 12 de abril celebra su día internacional. El Dot Café de Madrid se ha hecho muy popular por la perfección de su bikini. 

En una misma línea

Pepito de ternera con pimiento: probablemente, hayamos pasado de la barra de pan normal a la baguette o la pulga para comernos este típico bocadillo de cinta de lomo con pimiento frito, pero sigue siendo un clásico que bordan en la bocadillería El Porrón Canalla, entre otros de los aquí mencionados. Es famoso el de Las Esparteras, en la provincia de Toledo.

Serranito: parecido al anterior, pero con un filete de lomo de cerdo con pimientos y, opcional, rodajas de tomate, al que no le pueden faltar unas lonchas de jamón serrano, que, al fundirse, despliega todo el sabor de su grasilla por la mezcla. No te pierdas el de Bar Menta, en Sevilla.

Campero: es un clásico de Málaga que inventaron en una hamburguesería en 1977 y luego se popularizó en toda la provincia e incluso el Campo de Gibraltar. El pan es redondo y aplastado, un pan de “campero”, y sus ingredientes originales son lechuga, tomate, jamón cocido, queso y mayonesa.

Si bien ahora lo puedes probar con un eclecticismo de ingredientes deliciosos, por ejemplo, en La Abacería del Cantarrana, de chivo con una salsa especiada y untuosa que se sale por todos lados; o con pastrami, una delicia.

Por nuestras costas

Pa amb tomàquet con jamón o fuet: puedes comer rebanadas sueltas, a poder ser con pan de cristal o con un buen mollete; pero lo importante es untar las dos partes con tomate, ya sea con la propia pieza partida por la mitad o triturado, regarlo de buen aceite y sal. Restregar ajo es opcional. Prueba en La Xampanyeria o en La Bodegueta del Poble Sec, donde los rellenan hasta de albóndigas, ambos en Barcelona.

Blanco y negro: es el bocadillo que incluye el esmorzaret, el contundente almuerzo valenciano:longaniza y morcilla con un pimiento verde dentro del pan abierto por el centro y tostado por las dos caras. Búscalo entre los bocadillos de La Pérgola, en Valencia, que tienen muy buena reputación.

Llonguet: es un panecillo típico de Palma de Mallorca que tiene hasta la Fira del Llonguet en su honor. La clave es que se rellena con los ingredientes que le apetecen al comensal, así que imagina que cantidad de variaciones que se están haciendo ahora con la creatividad de los chefs a tope. Prueba los de Es Vaixel, y a ver si te lo ponen con sobrasada con queso de mahón y/o con jamón dulce, que es una tostada muy habitual en Baleares y, en el Bar Fidel de Barcelona, han dado en llamar bocadillo Trillorquín.

Bocadillo con manteca de cerdo: puede ser de lomo de cerdo o de orza o de atún, desmechado o a trozos insertos en la “manteca colorá”, que se llama así porque lleva especias y permite trasegar mejor. Busca en los pueblos blancos de la Serranía de Cádiz y en ventas de carretera de la provincia como La Barca de Vejer

En el norte hay enjundia

Bocadillo de brasas: podríamos separar el bocadillo de papada, de churrasco o de chistorra o de chorizo criollo tan típico de las brasas que se hacen en los pueblos en buena parte de la península, pero para qué, si el estilo es el mismo, el de las barbacoas con amigos o familia en el jardín o la piscina. En Vermutería Pulpería Kantxa de Pamplona puedes encontrar unos cuantos, incluso el siguiente de esta lista.

Zapatilla de lacón con queso tetilla: en Galicia te puedes comer un sándwich con estos ingredientes casi por lógica aplastante por la combinación de productos autóctonos, pero en el Melo’s de Madrid lo han convertido en un mito con ese pan de hogaza en el cual el queso se derrite apoderándose del lacón como una cascada.

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