DESPERDICIO ALIMENTARIO

¿Dónde comprar comida fea en España?

La comida fea es igualmente apta para el consumo.

Jordi Sabaté

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Nuestra era bien podría ser clasificada en el futuro por antropólogos y arqueólogos como “la Edad del Desperdicio”. La cantidad de objetos aún en buen estado pero aun así desechados por nuestra sociedad consumista que estos expertos en escarbar en el pasado encontrarían no sería poca.

En lo que respecta a la comida, la situación no es mejor. Antes de la pandemia en España se lanzaban anualmente a la basura casi ocho millones de toneladas de residuos alimentarios todavía aptos para el consumo, según cálculos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).

Afinando el dato y centrándolo en el ámbito doméstico, el Informe del Desperdicio Alimentario en España 2021, que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, asegura que cada español tiró en 2021 cerca de 28,21 kilos de alimentos de media a la basura. Un total de 1,2 millones de toneladas o litros de alimentos sin consumir tirados en España cada año en el hogar.

Y finalmente, según el estudio Eurostat de 2020, cada hogar de la UE lanza al basurero anualmente cerca de setenta kilos de comida que se podría aprovechar. En cifras absolutas, la media por habitante que se va a la basura en la cadena productiva es de 127 kg. 

Fruta fea contra el desperdicio

Existen distintas estrategias para luchar contra el desperdicio en el hogar, desde mejorar las estrategias de compra para evitar que los alimentos terminen pudriéndose o pasándose en la nevera hasta aprender a hacer conservas y escabeches o utilizar aplicaciones de móvil para comprar o dar comida que todavía está en buen estado pero corre el riesgo de echarse a perder.

A este respecto, la FAO ofrece 15 consejos para reducir el desperdicio entre los que destaca uno: “No juzgue los alimentos por su apariencia. A menudo se tiran a la basura frutas y hortalizas magulladas o con formas extrañas porque incumplen unas normas cosméticas arbitrarias. No se preocupe, el sabor es el mismo”.

La FAO se refiere a la llamada “fruta fea”, ugly food en inglés, un concepto que ampara a todas aquellas frutas, hortalizas y otros productos vegetales que no llegan normalmente a las estanterías de los supermercados y las fruterías, pero que pueden ser perfectamente consumidos con las máximas garantías tanto de sanidad como de calidad nutricional.

Se trata, por tanto, de comida que nunca llega al consumidor final. Y no lo hace porque no esté buena, sino porque no es bonita estéticamente, o al menos así lo creen los dueños de las grandes cadenas de distribución y venta, que aplican unos conceptos estrictos a los productos en cuanto a belleza estética bajo la premisa de que serán mejor aceptados por el consumidor.

LA FAO calcula que anualmente una tercera parte de los alimentos que se producen en el mundo —unos 1.300 millones de toneladas— se pierden o se desperdician, pero además el 40% de estas pérdidas no se produce en los hogares por malos hábitos o costumbres, sino que se da en las etapas poscosecha y de procesamiento, que es donde se rechazan estas frutas y verduras consideradas “feas”.

No tener una forma perfectamente rectilínea, en caso de ser una zanahoria, ser demasiado pequeña si se trata de una patata, tener una curvatura excesiva, en caso de calabacines o pepinos, o no tener forma claramente esférica en caso de ser una naranja, o elíptica en caso de ser un melón, pueden llevar a un alimento a ser considerado fruta fea y por tanto desechado directamente al vertedero.

A este grupo cabe añadir las frutas y hortalizas que pueden haber sufrido un golpe o un abolladura y que, a pesar de ello, pueden conservar su frescura en el mercado, ser vendidas y consumidas sin mayor problema, acaso eliminando la parte golpeada, o bien, si esta fruta está demasiado madura, elaborando con ella mermeladas, zumos y conservas en almíbar.

La reciente ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario recoge objetivos como la reducción de aquí a 2030 del 50% del derroche alimentario en hogares o la reducción en el mismo periodo del 20% del desperdicio en la cadena de producción. Para ello contempla que entren en la cadena de distribución los citados “alimentos feos”, así como incentivar la cocina de reaprovechamiento alimentario.

¿Dónde comprar fruta fea?

Pero a la mayoría de personas concienciadas con el desperdicio alimentario los efectos de la ley no les llegan si esta no puede tener desarrollos prácticos; promover el consumo de comida fea es muy loable, pero debe haber sitios donde la podamos comprar, donde supere los filtros de la industria y alcance el supermercado, la frutería y la verdulería.

Hasta 2009 su venta era ilegal en la Unión Europea, pero desde entonces se han producido una serie de cambios legislativos para superar las exigencias comunitarias sobre tamaño y forma de productos agrícolas que afectaron a 26 frutas y verduras. La única exigencia es que deben llevar una etiqueta distinta a los productos que se comercializan con las categorías “extra”, “clase I” y “clase II”.

Si una manzana no cumple con los requisitos exigidos, puede venderse con menciones como “producto destinado a la transformación” o “para ser cocinado”. Con ellos abre la puerta a que puedan llegar al consumidor final y este pueda darle el uso que crea más conveniente.

Con estos cambios han empezado a aparecer iniciativas en el mercado para la venta y distribución de fruta fea, ya sea directamente o transformada. Aunque no son demasiadas las alternativas, sí es posible conseguir fruta y verdura de esta categoría, por ejemplo, en los mercados que semanalmente se establecen en pueblos y ciudades, donde los agricultores venden directamente sus productos.

Tal es el caso, por ejemplo, de los mercadillos semanales que tienen lugar en Madrid, como los de MajadahondaMóstolesParque de la CornisaHortaleza. En Barcelona toda la semana, salvo domingos, y durante la mayor parte del año se instala a las puertas del mercado de la Boquería el Mercat de les pageses. Allí se puede encontrar producto sin intermediarios de los agricultores junto a productos de gran distribución, si bien ambos son bastante fáciles de distinguir y si pedimos que nos traigan frutas y verduras feas, y acordamos un día de entrega, la reservarán para nosotros.

Por su parte, la fundación Espigoladors, verdaderos pioneros estatales en la recolección de productos vegetales feos para evitar su desperdicio (su función es destinar voluntarios a campos de cultivo para llevarse todo el material que se desecha), ha lanzado su propia marca de producto, llamado Es im-perfect,. En Espigoladors, al no disponer por el momento de una línea de distribución de este material, y dado que ellos también aprovechan fruta que ya está madura o que tiene lesiones, realizan un upcycling (reaprovechamiento que mejora la calidad del producto) mediante el cual ofrecen una gran gama de patés vegetales y mermeladas.

Los productos de la marca Es im-perfect se pueden adquirir en la página de Espigoladors o bien, si vivimos en Catalunya, disponen de una red de establecimientos que los venden y distribuyen.

Otra alternativa es comprar en la página del distribuidor de Lleida Talkual, que dispone y de toda una selección de frutas y verduras imperfectas para su venta desde su página web, donde se puede elegir cestas de distintos tamaños, con los productos siempre de temporada y con la máxima cercanía posible al consumidor y comprador final.

Marc Ibós, cofundador de Talkual y procedente de una familia ilerdense tradicionalmente relacionada con producción de fruta y verdura, explica que “con el paso de los años, hemos notado cómo los clientes, especialmente las grandes superficies, se han vuelto cada vez más exigentes en cuanto a los requisitos estéticos de los productos; fue entonces cuando mi amigo Oriol y yo decidimos emprender juntos esta iniciativa, la cual fue recibida con entusiasmo por parte de nuestros clientes”.

Ibós, que asegura que despachan cerca de 2.700 cajas de fruta y verdura fea semanales, aclara que su clientela “es diversa y abarca desde personas comprometidas con el medio ambiente que desean aportar su granito de arena, hasta individuos con agendas muy ocupadas que aprecian la comodidad de no tener que tomar decisiones y recibir sus productos directamente en casa”.

Otra web que también vende fruta fea es Color Naranja. Sergi Pastor, gerente de esta empresa alicantina, explica que tienen oferta en cítricos pero “limitada a la época de cosecha”, por lo que actualmente no disponen. “Habrá que esperar hasta mediados de octubre para disponer de oferta”, aclara.

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