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Claves para superar el duelo por la pérdida de un ser querido

Foto: Pixabay

Cristian Vázquez

La muerte de un ser querido es, sin dudas, un episodio traumático. Para quienes pasan por esa experiencia es como si un trozo del mundo se hubiese roto, como una parte del mapa hubiera desaparecido. Tienen que aprender a vivir una vida en que esa persona amada ya no estará. Y no es nada fácil. Deben atravesar el duelo, la respuesta emocional ante la pérdida, una etapa larga y dolorosa pero necesaria para volver a estar bien.

¿Cómo de largo es el duelo? Pues no hay una duración “normal”. Para muchas personas es de entre seis meses y un año, para otras puede prolongarse un poco más. Por otra parte, el duelo tiene varias fases. Cinco, según el modelo clásico, establecido por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Rossen su libro Sobre la muerte y los moribundos, de 1969: negación, ira, negociación, dolor emocional o depresión y aceptación.

Pero en la mayoría de los casos las fases no respetan ese orden, y muchas veces ni siquiera se hacen presentes todas esas etapas. En otras palabras, cada persona tiene su propia forma de elaborar su duelo: ningún duelo es igual a otro. Lo que sí ofrecen los especialistas son consejos para poder elaborar el duelo y atravesar esa situación del modo menos traumático posible y sin que se prolongue más allá de lo conveniente. Bertrand Regader, director de la web Psicología y Mente, apunta algunos consejos clave para afrontar y superar esa pérdida.

Consejos para pasar el duelo

1. Aceptar los propios sentimientos

Durante el duelo, quien ha perdido a un ser querido puede experimentar sentimientos muy variados. Algunos de ellos se expresan en las ya citadas fases del duelo: enfado (hacia el mundo, hacia la persona que ha muerto, hacia sí mismo), negación, tristeza, frustración. Pero a menudo también aparecen otros como agotamiento, culpa, impotencia, ansiedad, desesperación, insensibilidad, alivio, confusión, vacío, miedo. La clave en este caso es darse la posibilidad de atravesar tales sentimientos, incluso aunque desde un punto de vista racional le parezcan incorrectos. “Poco a poco -explica Regader- nuestro cerebro va adaptándose a esta nueva realidad, asimilando la pérdida”.

2. Rodearse de personas en las que apoyarse

Hablar de los sentimientos que ha generado la pérdida ayuda a asimilar la situación. “No es recomendable encerrarse -apunta Regader-: los psicólogos recomendamos que las personas que están en un proceso de duelo, en la medida de lo posible, socialicen buscando la complicidad de su círculo más cercano”.

Por su parte, un documento elaborado por expertos de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) señala que “el relato pormenorizado y redundante de la muerte es catártico: lava, purga, abre la espita de la emoción y además libera, ordena y estructura el pensamiento. Casi hace de la muerte una parte de nosotros mismos, la normaliza y ayuda a superarla”.

3. Cuidar la salud

Una buena alimentación, practicar ejercicio físico y descansar y dormir las horas adecuadas son factores de gran importancia para cuidar la salud física y emocional. Y esto, a su vez, es clave para hacer el proceso de pérdida un poco más llevadero, para dotar al organismo de la energía necesaria para poder hacer frente a los pensamientos negativos y, en última instancia, para seguir adelante.

4. Recordar los buenos momentos

Aunque puede resultar complicado, hacer memoria de los buenos momentos vividos con la persona perdida puede ayudar, puesto que “ayuda a desasociar la imagen del fallecido durante sus últimos días (si fue a causa de una enfermedad) o del shock que nos produjo la noticia de su muerte (si esta se produjo de forma repentina)”, indica Regader. En este sentido, añade el psicólogo, ha sido importante el estudio de lo que sucede en torno a la muerte en otras culturas, en las cuales esa pérdida no se vive igual que en la nuestra.

Katherine C. Nordal, directora ejecutiva de prácticas de la Asociación Psicológica de Estados Unidos,enfatiza algunas acciones que pueden ser muy significativas para rememorar y celebrar la vida de la persona que ya no está, desde colaborar con una entidad benéfica de la que el difunto se sintiera cercano hasta enmarcar fotos de momentos felices vividos juntos o plantar un árbol o un jardín en su memoria.

5. Acudir a un psicólogo

Los especialistas de la CUN aseguran que “el apoyo más importante que una persona recibe después de sufrir una pérdida proviene de amigos y familiares, pero en caso de dificultades para superar la pérdida, puede ser útil el apoyo terapéutico”. En palabras de Regader, “la terapia psicológica ayuda a las personas en proceso de duelo a reinterpretar sus emociones y pensamientos, dándoles herramientas para afrontar la pérdida de un ser querido”.

Además, el apoyo terapéutico puede ayudar a afrontar situaciones como fechas y situaciones especiales: la fecha del cumpleaños de la persona que ha fallecido, las primeras Navidades sin ella, el aniversario de su muerte, etc. Son momentos que pueden causar “nuevos tirones de dolor que sorprenden y desmoralizan”, dicen los expertos navarros, “por lo que conviene tenerlos en cuenta para adelantarse si están por venir, adivinando o imaginando como se vivirán, o averiguar el impacto y la estela que han dejado atrás si ya han ocurrido”.

Consejos para acompañar a quien pasa un duelo

Existe otro punto de vista importante para esta clase de situaciones de dolor por un ser querido: el de quienes acompañan a quien ha sufrido la pérdida. ¿Qué consejos se pueden dar a quienes deben ser compañía y apoyo en momentos de tanto pesar? El psicólogo Nicolás Moreno enumera una serie de recomendaciones en ese sentido.

Es fundamental no tratar de reprimirla expresión de sentimientos por parte de quien sufre, o pretender que esa persona asuma un papel determinado por criterios que no sean los propios. Frases como “no pienses más en esto”, “tienes que ser fuerte” o “piensa en los demás” no solo son imposibles de cumplir durante el duelo, sino que resultan contraproducentes. Tampoco son apropiadas expresiones como “sé cómo se siente”, pues cada duelo es único y particular, o “el tiempo cura las heridas”, ya que es una expresión que carece de sentido para quien está sumido en la pena.

Lo que sí se aconseja es acompañar: tomar la iniciativa de llamar o visitar a quien se encuentra mal. No decirle “llámame” o “ven a verme si necesitas algo”, pues quien está triste no suele tener ganas de llamar ni de visitar a nadie. Por supuesto, tampoco es recomendable “salir huyendo ante la mínima expresión de sentimientos dolorosos”, señala Moreno. Como se ha indicado, una de las claves para superar la pérdida es hablar de la muerte y de la persona que ya no está. Son momentos duros, pero necesarios.

En el mismo sentido, otra de las recomendaciones fundamentales es “mantener los oídos atentos para escuchar el dolor, la tristeza, la rabia, la frustración, la soledad y todos los sentimientos que acompañan a la aflicción”. Moreno enfatiza: “Intente escuchar un 80 % y hablar un 20 %”. Y también destaca que se debe estar atento a cualquier señal que parezca anormal o distorsionada, que podría ser síntoma de que el duelo esté derivando en un problema mayor. Tanto en ese caso, como si el duelo se prolonga por demasiado tiempo, el apoyo terapéutico se tornará imprescindible.

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