Comer de menú: diez alimentos que debemos evitar a toda costa

Foto: Pxhere

Jordi Sabaté

El menú de restaurante ha dado de comer a españoles durante muchísimas décadas y seguramente lo siga haciendo en el futuro, por más que sus precios se estén volviendo privativos para no pocas personas con sueldos precarios. Es de todos modos una forma de comer muy vinculada al ámbito laboral, de restaurantes cercanos a talleres, oficinas, polígonos industriales, etc., donde se intenta ofrecer comida a aquellos que por un lado necesitan un receso en la jornada y por el otro no pueden desplazarse a casa a medio día.

Según un estudio de 2013 realizado por la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes (FUCI), seis de cada diez personas con trabajo en España solían entonces comer de menú durante la semana y les costaba 217 euros mensuales. También la OCU destacaba en 2008, en plena crisis económica, que un 25% de la población general seguía comiendo de menú a medio día, a la vez que alertaba que se trataba de una dieta poco variada y alejada de los patrones nutricionales saludables.

La afirmación de la organización de consumidores se ve corroborada por un estudio del departamento de Quinesiología y Salud Comunitaria de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, que analizó ocho años de datos representativos a nivel federal de la National Health and Nutrition Examination Survey, recabados por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud estadounidense.

Se analizaron datos recogidos entre 2003 y 2010 de 18.098 adultos que viven en Estados Unidos y la conclusión fue aquellos adultos que comían a diario de menú presentaban los mismos síntomas de obesidad y riesgo de enfermedades cardiovasculares que otros que preferían alimentarse a medio día de comida basura. En cambio aquellas personas que suelen comer en casa o se cocinan para llevar en táper presentaron mejores índices de grasa corporal.

Los dirty ten del restaurante de menú español

dirty tenEn otras palabras, comer de menú a diario puede ser una actividad de alto riesgo y no solo para nuestros bolsillos; también nuestra salud se puede ver resentida si no sabemos escoger adecuadamente y caemos en alimentos altos en grasas, azúcares, aceites industriales, etc. A continuación te explicamos los diez tips de la clásica comida de menú española en los que no debes caer, al menos con asiduidad si quieres entrar en el bañador este verano.

1. Las patatas fritas

A pesar de que puedan estar muy ricas y son la guarnición insustituible del bisté, el flamenquillo o la merluza rebozada, las patatas fritas son lo peor en cuanto a que combinan los tres demonios de la nutrición: sal, hidratos de carbono y grasas. Además de una bomba calórica, pueden incidir en el aumento de la hipertensión y el colesterol.

2. El pan blanco

El pan integral tiene un pase, pero encontrarlo en un restaurante de menú es tan sencillo como avistar un unicornio blanco en un prado. El 99,9% de las veces encontraremos en la mesa pan blanco de harinas refinadas, listo para poner nuestros niveles de glucosa en sangre por los cielos.

3. La cerveza

Apetece en verano, sin duda, pero la cerveza tiene dos problemas: es un alimento altamente calórico y por otro lado contiene alcohol. Además aporta gas, que puede dar sensación de vientre hinchado reduciendo la sensación de saciedad. Mejor agua.

4. El vino con gaseosa

Al delito del alcohol del vino cabe añadirle el de la gaseosa, que es agua con gas y azúcar. Si somos de vino con gaseosa, casi mejor nos pasamos a la cerveza y por lo menos nos ahorramos la glucosa. Mejor agua.

5. La pasta

Nótese que no incluimos en este decálogo a la paella, entre otras cosas porque suele ser un plato de un día a la semana, normalmente los jueves. En cambio la pasta puede venir escondida bajo múltiples formas, cual Satanás bíblico, como espaguetis, ensalada de verano, macarrones, etc. Otro problema adicional es que en España no la cocinamos bien, tal como explicamos en Los 5 motivos por los que los españoles engordamos al comer pasta italiana, y aumentamos por tanto mucho su índice glucémico.

6. Las salsas

En sí no tienen por qué ser malas si sabemos que son caseras, es decir realizadas a partir de ingredientes naturales. El problema es que los restaurantes de menú suelen utilizar por motivos de ahorro e higiene salsas de bote industriales en las que pueden estar presentes las grasas saturadas y el aceite de palma, así como aceite de soja refinado, de mala calidad nutricional. Así, una merluza en salsa verde, un filete en salsa café de París, etc., se pueden volver poco saludables.

7. Los fritos

En los alimentos fritos del menú de mediodía se utilizan aceites muy sufridos, tal como relatábamos en Tres razones para no reutilizar el aceite de freír, que aunque cumplen la legislación han perdido buena parte de sus grasas insaturadas, por lo que no son más que un montón de calorías vacías que irán a parar a nuestra cintura. Mejor di no a los fritos, ya sean calamares, merluza, flamenquines, milanesas, etc. Opta por la carne y el pescado al horno, al vapor o a la plancha.

8. Los guisos

El problema es similar al de los fritos y las salsas: la base grasa suele ser de mala calidad en este tipo de restaurantes, por lo que no aportan nada más que calorías vacías. No se trata de no comer unos callos, unas lentejas, unos garbanzos estofados con pimentón de la vera de vez en cuando, ya que tanto la casquería como las legumbres son muy saludables, pero mejor si nos los hacemos nosotros mismos en casa.

9. Postre dulce

Es obvio que los postres dulces de este tipo de restaurantes abundan en azúcar y aceite de palma, así que mejor si optamos por la fruta o si tiene algún tipo de lácteo, que sea siempre sin azúcar.

10. El chupito de orujo

Podemos creernos que es muy digestivo, pero no es más que alcohol puro y duro, y si encima es de hierbas aporta azúcar, con lo que es peor.

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