Día Internacional de la Mujer
Incontinencia urinaria, una patología silenciosa que puede controlarse

Incontinencia urinaria

Marta Chavarrías

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La vejiga almacena orina hasta que decidimos eliminarla. Una acción que parece simple. Pero esto aparentemente tan normal como cotidiano puede convertirse en un verdadero reto para algunas personas, que pierden el control de la vejiga y, por tanto, de la orina.

Hablamos de la incontinencia urinaria, un problema más frecuente de lo que podríamos pensar pero del que no suele hablarse demasiado por vergüenza. Y una patología que se convertirá no solo en un problema de salud pública sino también social y económico si no se toman las medidas correctoras adecuadas, advierte la Asociación Española de Urología (AEU).

Incontinencia urinaria, un problema más de mujeres que de hombres

Las cifras así lo demuestran: se estima que una de cada tres mujeres a partir de 50 años y uno de cada cuatro hombres a partir de 40 años han tenido pérdidas de orina. Según los expertos, estas cifras revelan que la incontinencia, con una prevalencia de un 15%, supera en números de afectados otros problemas como la diabetes, la artrosis o la osteoporosis.

La prevalencia varía en función de la edad y el sexo. Además de que aumenta con la edad, es más frecuente en las mujeres (24%) que en hombres (15,8%), según el Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI).

Aunque no se trata de una enfermedad que ponga en peligro a la persona, sí deteriora de forma significativa la calidad de vida de quien la sufre porque puede llegar a reducir su autoestima y mermar su autonomía. 

De ahí que en los últimos años se trabaje cada vez más para concienciar del problema y darlo a conocer. Acciones como la del Día Internacional de la Incontinencia Urinaria, que se celebra el 14 de marzo, pueden ayudar a tomar más conciencia de este problema, que la mayoría de las personas lo sufre en silencio.

En concreto, el 32% de las mujeres consideran esta patología un motivo de vergüenza y el 27% lo oculta; esta vergüenza la sufren más de la mitad de los hombres, que aplazan la consulta al médico por este problema más de un año. De ahí que se trata de una patología infradiagnosticada.

Parto, menopausia, envejecimiento y otros factores de salud pueden contribuir a los problemas de control de la vejiga en la mujer. En el hombre, las causas más comunes suelen ser el envejecimiento y los problemas de próstata.

Los siete hábitos que nos ayudan a controlar la incontinencia urinaria

Aunque no siempre es posible prevenir la incontinencia urinaria, sí es verdad que cada día existen más tratamientos y formas de controlarla. La elección del tratamiento depende del tipo de problema de control de la vejiga que tengamos, su nivel de gravedad y cómo puede adaptarse mejor a nuestro estilo de vida. 

Una combinación de tratamientos pueden ayudar a un mejor control de la vejiga. Los buenos hábitos de vida pueden contribuir a mantener la vejiga lo más sana posible, tanto en hombres como mujeres:

  • Mantener un peso saludable: la obesidad está estrechamente relacionada con la incontinencia urinaria.
  • No aguantar las ganas de orinar: ir al baño cuando los necesitamos es fundamental, pero a menudo muchas personas retienen la orina, lo que desgasta los músculos de la vejiga. 
  • Evitar el estreñimiento porque puede empeorar la salud del tracto urinario y provocar incontinencia urinaria. Tomar alimentos ricos en fibra, como cereales integrales, verduras y fruta, beber suficiente agua y hacer ejercicio es una buena manera de conseguirlo. 
  • Hacer ejercicios del suelo pélvico: los músculos del suelo pélvico ayudan a retener la orina en la vejiga y los ejercicios Kari Bo pueden fortalecerlos y ayudar a evitar que la orina se escape cuando reímos, estornudamos o levantamos objetos. Tanto hombres como mujeres pueden beneficiarse de estos ejercicios, que deben controlarse de forma adecuada para evitar el efecto contrario.
  • Realizar actividad física: se ha demostrado una fuerte relación entre el índice de masa corporal y la prevalencia de incontinencia en hombres y mujeres. El sedentarismo es una conducta que predispone a las personas mayores a desarrollar incontinencia. 
  • Cuidar lo que comemos: reducir el consumo de alcohol, bebidas azucaradas, café, té y comidas picantes y ácidas puede ayudar a mejorar los síntomas. El alcohol interfiere en las señales nerviosas y puede producir incontinencia. El café o los refrescos de cola irritan el tracto urinario, lo que puede aumentar la necesidad de orinar. También es importante controlar el consumo de alimentos diuréticos que estimulan la función renal y producen más orina (calabacín, melón, sandía, espárragos, uvas, melocotón, coliflor, cebolla, etc.).
  • Controlar las situaciones que aumentan la presión abdominal, como la tos crónica: muchos pacientes con incontinencia urinaria por esfuerzo reconocieron que, desde el uso de mascarillas por la COVID-19, sus pérdidas urinarias se habían reducido de forma considerable porque tosían menos.

Más allá de los cambios en los hábitos de vida, en algunos casos también es necesario, si así lo considera el especialista, recurrir a medicamentos y cirugía, mediante la colocación de una malla, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la persona.

También en los últimos años se han desarrollado productos como ropa interior absorbente y otras soluciones terapéuticas que ayudan a resolver o aliviar esta patología. 

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