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Cómo lavarse los dientes adecuadamente en siete sencillos pasos

Foto: Marta Pose Muckel

Jordi Sabaté

Aisha, lectora y socia de eldiario.es, nos plantea la siguiente cuestión en un correo electrónico: “soy de las personas que me cepillo los dientes a diario tres o más veces al día, pero de vez en cuando me sale una caries, cuando no una sensibilidad en la raíz de las muelas por culpa del sarro. Mi dentista dice que eso es porque seguramente no me cepillo los dientes correctamente, pero no me aclara cuál es la forma perfecta y se limita a recomendarme pastas de dientes de marca y enjugues. Me pregunto si realmente hay una manera correcta de cepillarse y si se puede explicar en unos sencillos pasos”.

Va de algo más que pasar el cepillo...

Para responder a bote pronto a Aisha, decirle que un estudio del Consejo General de Farmacéuticos concluía en 2007 que el 80% de la población tiene una mala higiene bucal que derivará en problemas con el tiempo; es muy probable que la situación no haya mejorado desde entonces, y el motivo es el desconocimiento generalizado que tenemos sobre la forma idónea de cepillarnos los dientes.

Para conocer de primera mano cuál debería ser el protocolo adecuado al cepillarnos las piezas dentales nos hemos puesto en contacto con el odontólogo Jaume Vigo, que antes que nada nos aclara una cuestión para él fundamental: “limpiar bien la dentadura no consiste solo en cepillarnos los dientes”. Con ello el doctor Vigo quiere aclarar que “el cepillo, al menos en el plano de lo ideal, es solo una pieza más de las que debemos utilizar para la correcta higiene bucal”.

Vigo suma al cepillo el hilo dental, los cepillos interproximales y el colutorio, “a poder ser de dos tipos: con alcohol y sin alcohol”. Explica que “para una buena salud bucal debemos utilizar todos estos elementos al menos dos veces al día, y aunque lo ideal sería hacerlo después de comer y antes de acostarnos, basta con que sea por la mañana y al acostarnos”.

“Esta última limpieza es fundamental e irremplazable”, añade y subraya: “es la más importante del día porque después de ella pasaremos ocho o más horas en las que la boca tendrá menos saliva y por tanto menos defensas (la saliva ejerce funciones biocidas, tal como te explicamos en Diez curiosidades de la saliva que seguro te sorprenderán), lo que favorece la proliferación de caries y microbios del sarro dentario, los dos principales problemas que nos acechan en salud bucodentaria”.

Mejor un cepillo suave

El odontólogo también apostilla que no siempre hay que limpiarse los dientes justo después de comer, ya que en el caso de haber comido productos ácidos como ensaladas con vinagre, mandarinas o naranjas, se aconseja esperar al menos quince minutos para que el pH de la boca se equilibre y suba, pues “la acidez excesiva debilita la placa dentaria y si inmediatamente pasamos a cepillarnos corremos el riesgo de dañar el esmalte”.

A este respecto aconseja cepillos suaves y mayor tiempo de cepillado que los medios o duros, “que pueden afectar a la encía provocando heridas e incluso rayar esmaltes que estén poco mineralizados, con lo que favorecen los asentamientos de sarro y caries. Finalmente, respecto al tipo de pasta dentífrica recomienda que tenga flúor porque ayuda a mineralizar el esmalte.

Sin embargo, matiza que “es mejor dejar esta decisión en manos de nuestro dentista, ya que si la persona tiene un pH bucal más bien básico no está tan expuesta a caries como a problemas periodontales y de sarro, por lo tanto será mejor una pasta que cuide las encías”. A este respecto te recomendados el artículo ¿Es conveniente usar pastas de dientes con flúor?.

Cómo lavarse los dientes adecuadamente

Entrando en materia, Jaume Vigo explica que este sería el protocolo ideal de limpieza bucal que deberíamos poner en práctica al menos tres veces al día -e incluso más cuando comemos entre horas-, siempre después de las comidas:

  1. Nos enjugaremos la boca para eliminar restos sólidos grandes que puedan haberse quedado entre los dientes encajados.
  2. Nos pasaremos un cepillo interproximal entre la base de los dientes y muelas, siempre con cuidado de no provocarnos lesiones.
  3. Volveremos a enjuagarnos la boca con agua para eliminar los restos removidos.
  4. Nos pasaremos el hilo dental para extraer los restos atrapados allí donde los dientes permanecen más juntos; lo haremos con sumo cuidado de no dañarnos las encías, ya que el hilo puede ser cortante; para ello, en lugar de tirar hacia dentro si vemos que el hilo se resiste a pasar al instersticio, lo deslizaremos adelante y atrás, como si estuviéramos serrando, hasta que se meta entre los dientes.
  5. Volveremos a enjuagarnos la boca, esta vez con un colutorio, durante al menos un minuto. Es conveniente una vez al día usar un colutorio con alcohol para eliminar posibles saprófitos que queden en zonas ocultas de implantes, puentes y fundas, pero el resto de veces lo haremos con uno sin alcohol. También debemos evitar la clorhexidrina.
  6. Pasaremos a cepillarnos los dientes con un movimiento de escoba de arriba hacia abajo y tanto por la cara interior como la exterior, como si termináramos de eliminar restos, que es lo que en esencia buscamos conseguir. El cepillado idóneo debe durar de dos a tres minutos y también debemos pasar el cepillo en escoba por la meseta de las muelas, en especial en el caso de pastas con flúor, con el fin de que este elemento se deposite en zonas de caries y actúe como alcalinizador y biocida.
  7. Finalmente nos enjuagaremos para eliminar los restos de dentífrico.

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