Síndrome premenstrual: cómo pueden ayudar los suplementos con los síntomas psicológicos

TDPM

Darío Pescador

17 de septiembre de 2022 22:27 h

0

El síndrome premenstrual es un término médico y se refiere a un conjunto de síntomas muy conocidos y reales para muchas mujeres: hinchazón abdominal, calambres, pechos doloridos, acné, diarrea o estreñimiento, dolores de cabeza y musculares, sensibilidad a la luz y el ruido, y antojos de dulces. Pero además de estos síntomas también hay alteraciones que pueden afectar gravemente al cerebro y el estado de ánimo.

Los síntomas aparecen en algún momento entre cinco y once días antes del comienzo de la menstruación, y suelen desaparecer por sí solos inmediatamente después. Se considera que, de media, el 48% de las mujeres en edad reproductiva padecen de síndrome premenstrual. Las cifras varían según los países, desde una prevalencia del 34% en China hasta un 92% en Turquía. 

Sin embargo, cerca del 90% de las mujeres experimenta al menos uno de los síntomas anteriores. En un 3% de los casos los síntomas son tan graves que afectan a las actividades cotidianas y a las relaciones sociales, algo que se denomina trastorno premenstrual disfórico (TDPM). En este caso la mujer sufre alteraciones mentales mucho más importantes:

  • Depresión, tristeza intensa y ataques de llanto
  • Pensamientos suicidas
  • Ataques de pánico
  • Ansiedad, ira o irritabilidad
  • Cambios repentinos de humor
  • Falta de interés por las actividades cotidianas
  • Insomnio
  • Problemas para concentrarse
  • Fallos de memoria
  • Paranoia

A pesar de que el TDPM está incluido como trastorno mental en el manual de psiquiatría DSM-5, está poco diagnosticado, y se estima que podría afectar a muchas mujeres, que no acuden al médico ni buscan ayuda por miedo a la estigmatización. La explicación habitual es que las hormonas están detrás de estos trastornos, pero en los últimos años se ha visto que hay mucho más, y por desgracia, para un trastorno tan común, la información disponible aún es escasa.

La progesterona, la hormona olvidada que te deprime

El público general piensa que las hormonas sexuales son sencillas: los hombres tienen andrógenos (testosterona) y las mujeres estrógenos (estradiol). La realidad es mucho más compleja, ya que todos los humanos tenemos todas las hormonas sexuales con diferentes concentraciones. Además, a menudo se olvida el tercer grupo de hormonas sexuales: los progestógenos, en concreto la progesterona.

Si el nombre suena a gestación es lógico, porque esta hormona está más relacionada con la reproducción, más que con el sexo. En las mujeres la progesterona regula el ciclo menstrual, el mantenimiento de la placenta y el embarazo, y la preparación de las glándulas mamarias para la lactancia. En los hombres, participa en la producción de esperma.

En general, los niveles bajos de estrógenos, por ejemplo, durante la menopausia, se asocian a un estado de ánimo deprimido. La suplementación con estrógenos mejora los síntomas, del mismo modo que la suplementación con testosterona también hace que mejore el estado de ánimo en los hombres. Ambas hormonas aumentan los niveles de serotonina, el neurotransmisor asociado con la felicidad. 

En las mujeres fértiles, la primera fase del periodo, los niveles de estrógenos aumentan, y con ello su estado de ánimo y energía mental. Esto tiene un sentido evolutivo: es cuando se produce la ovulación y cuando el cuerpo de la mujer debe estar más activo para el sexo. Por el contrario, en la última fase del ciclo, antes del sangrado, los estrógenos descienden. En su lugar, sube la progesterona. El efecto es un estado de ánimo deprimido.

La progesterona tiene un efecto en el cerebro opuesto al de las otras hormonas sexuales. Los niveles altos de progesterona activan la amígdala, la parte del cerebro que desencadena la alerta, el miedo y la ansiedad. Esto explicaría por qué las mujeres con SPM pueden sentir un estrés muy elevado sin motivo aparente. Pero además, la progesterona, al metabolizarse, activa el circuito GABA A, el principal neurotransmisor inhibidor en el cerebro. Es decir, tiene un efecto depresivo, similar al del alcohol o los somníferos

La progesterona también aumenta la resistencia a la insulina y empeora las subidas y bajadas de glucosa en sangre, lo que tiene un efecto muy negativo en la cognición, el estado de ánimo y el mal humor.

Estos efectos depresivos de la progesterona también podrían también explicar los efectos secundarios en la salud mental del uso de anticonceptivos hormonales. Ciertas píldoras anticonceptivas se componen solo de progestina, un progestágeno sintético. Son las que no requieren descanso mensual. Entre los efectos secundarios de estas píldoras están los cambios de humor, ataques de pánico, ansiedad y depresión, calambres abdominales y aumento de peso. Por el contrario, las dosis bajas de los anticonceptivos combinados (estrógeno y progestina) parecen ayudar en algunos casos, quizá por los efectos en sentido contrario de los estrógenos.

Deficiencias y suplementos para el síndrome premenstrual

Las deficiencias de determinados nutrientes pueden afectar a la producción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, lo que a su vez afecta al estado de ánimo. Las deficiencias en la dieta pueden explicar en parte por qué hay una mayor incidencia del síndrome premenstrual en la sociedad moderna.

También cuenta el que las mujeres actuales tienen más periodos a lo largo de su vida, lo que aumenta el número de veces que sufren SPM. Hace dos o tres siglos había más desnutrición, y las mujeres empezaban a menstruar más tarde, alrededor de los 18 años, y llegaban a la menopausia a los 40. Entre medias tenían múltiples embarazos, por lo que en total podían tener apenas un par de docenas de periodos en su vida. 

Hoy en día el problema no es la desnutrición, sino la malnutrición. La dieta moderna es muy alta en calorías, pero también es deficiente en ciertos nutrientes esenciales, como proteínas, vitaminas, minerales y fibra. Además, hay que tener en cuenta los factores de riesgo conocidos que aumentan las posibilidades de sufrir TDPM:

  • Alcohol, tabaco o uso de sustancias estupefacientes
  • Trastorno de la tiroides
  • Tener sobrepeso
  • Antecedentes familiares
  • Falta de ejercicio

El tratamiento habitual del TDPM suelen ser antidepresivos del tipo ISRS, que teóricamente aumentan los niveles de serotonina y disminuyen los síntomas de la depresión, aunque su eficacia está en entredicho. Sin embargo, los investigadores apuntan a que puede haber una influencia de las carencias nutricionales y de estilo de vida que, una vez solventadas, mejoran los síntomas. Estas son las más comunes:

Calcio: el calcio no solo es para los huesos. Los iones de calcio son esenciales en la transmisión de las señales entre las neuronas, y una deficiencia de calcio tiene efectos en el cerebro. Los síntomas del SPM se parecen a los de la falta de calcio, y se ha podido comprobar que mejoran con suplementos de calcio.  

Vitamina D: esta vitamina tiene efectos muy importantes en el sistema inmunitario, la inflamación y el estado de ánimo, como se ha podido comprobar durante la pandemia. La falta de vitamina D está asociada al síndrome premenstrual, y se ha comprobado que una suplementación con dosis altas (más de 7.000 UI al día) reduce el dolor, la dismenorrea y mejora el estado de ánimo. 

¿Qué hay de los suplementos más comunes? En muchos sitios de Internet se habla de los beneficios de la vitamina B6, el zinc, el magnesio o el aceite de prímula (una fuente de los ácido grasos alfa y gama llinoléios). Sin embargo, en una reciente revisión de los datos no ha encontrado suficiente evidencia. En su lugar, parece ser que el hierro y las vitaminas B1 y B2 procedentes de la dieta (no de los suplementos) disminuyen la incidencia de PMS, mientras que una ingesta elevada de potasio aumentaba los problemas. 

Un suplemento habitual en los herbolarios es el sauzgatillo. Este arbusto nativo del Mediterráneo (Vitex agnus-castus) se utiliza tradicionalmente para estas molestias, pero además, en estudios controlados (pequeños) se ha comprobado que realmente puede reducir los síntomas de irritabilidad, mal humor, dolores de cabeza, hinchazón y otras molestias.

Como ocurre en otros muchos trastornos físicos y mentales, el síndrome premenstrual también mejora cuando se atiende a los dos pilares de la salud: la dieta y el ejercicio. El consumo de azúcar está asociado a síntomas más acentuados de PMS, así como el consumo de comida basura. Del mismo modo, el tabaco y el alcohol aumentan los síntomas de PMS y TDMP, mientras que el ejercicio reduce su incidencia

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

¿En qué se basa todo esto?

Etiquetas
stats