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Moción de censura y Decreto-ley sobre reforma de las pensiones

Ramón Tamames y Santiago Abascal a su llegada a la rueda de prensa en el Congreso.

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El tiempo transcurrido desde el anuncio por parte de Santiago Abascal de la presentación de una moción de censura y el momento en que se va a debatir en el Congreso de los Diputados ha conducido a que, casi inmediatamente después, vaya a tener lugar el debate sobre el Real Decreto-ley que se ha aprobado este jueves 16 por el Gobierno sobre la reforma de la ley de pensiones.

A estas alturas del guion pienso que está claro para todo el mundo que la moción de censura fue presentada sin ton ni son y va a ser un despropósito constitucional en su ejecución. José Antonio Zarzalejos lo ha anticipado en un artículo de El Confidencial cuyo título lo dice todo: “Evitar la catástrofe y retirar al candidato”.

Pienso que ya no es posible, a menos que el propio candidato propuesto renunciara a serlo. La decisión no está en manos de los diputados que firmaron la moción de censura, sino en las del candidato que han acabado proponiendo. No parece que Ramón Tamames esté dispuesto a hacerlo.

Es muy importante que la mayoría parlamentaria que está detrás del Gobierno de coalición se tome en serio el debate de la moción de censura. La falta de respeto a la Constitución que están acreditando las derechas españolas no debe ser secundada por la mayoría parlamentaria de gobierno de esta legislatura, que se gestó precisamente en la moción de censura aprobada en julio de 2018.

Si la derecha se falta el respeto a sí misma haciendo uso de forma estrafalaria de un recurso constitucional tan potente como es la moción de censura, los diferentes partidos que han hecho posible el primer Gobierno de coalición de la democracia no deben hacerlo. Deben respetar escrupulosamente la Constitución y proporcionarle al debate sobre la moción de censura el mínimo de dignidad que la institución merece. 

Ya veremos cómo se sustancia el debate y de qué manera es percibido por la sociedad española. Habrá tiempo para escribir sobre ello. En cualquier caso, de lo que estoy convencido es de que el verdadero debate político de altura será el que tendrá lugar probablemente en la primera quincena de abril sobre la convalidación del Real Decreto-ley aprobado este jueves por el Consejo de ministros. Se trata, sin lugar a dudas, de un debate sobre el tema más candente no solamente en España, sino en todos los países de la Unión Europea.

A pesar de los esfuerzos del PP por boicotear la aceptación de la decisión del Gobierno con su mayoría parlamentaria, que va más allá de los dos partidos que lo constituyen, pactada con los sindicatos y de la que se ha ausentado la CEOE, la Comisión Europea ha mostrado su acuerdo de manera inequívoca. Tal como está el patio, no es poca cosa. 

Dado que de la aprobación de la reforma de las pensiones y de su entrada en vigor depende la entrega de nuevas partidas de los fondos Next Generation, es obvio que la decisión tiene que aprobarse mediante Real Decreto-ley. La “extraordinaria y urgente necesidad”, que es el presupuesto de hecho habilitante para poder dictarlo, salta en este caso a la vista. 

Como consecuencia de ello, el debate parlamentario no se produce antes de la aprobación de la norma “con fuerza de ley”, sino después. Pero se produce y hasta que no se pasa dicho debate y la votación parlamentaria de “convalidación”, la reforma no está asegurada.

Es en este debate de convalidación en el que tendrán que retratarse todos los partidos presentes en el Congreso de los Diputados y en el que se tendrá que argumentar por qué se está a favor o en contra del mismo. Y después traducir esa argumentación en el voto determinante para que la norma permanezca o sea expulsada del ordenamiento jurídico. 

En el debate de la moción de censura puede pasar cualquier cosa. Habrá que esperar a la exposición del candidato, a pesar de que, precisamente como consecuencia del texto adelantado por este periódico, ya sabemos cuál va a ser el contenido de la misma. Pero no es lo mismo leerlo que verlo en directo en el Pleno del Congreso con las reacciones correspondientes. Por eso, pienso que no vale la pena seguir hablando más de Ramón Tamames en este momento. Hay que respetarlo y esperar a ver qué es lo que hace.

En el debate sobre la convalidación del Real Decreto-ley sobre la reforma de las pensiones, por el contrario, no puede pasar cualquier cosa. Es un debate acotado sobre un tema, sobre “el” tema de mayor relevancia en todas las democracias parlamentarias europeas. Cada palo tendrá que aguantar su vela sin posibilidad de eludir su responsabilidad.

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