Javier Fernández responsabiliza a Madrid, Cataluña y al clúster vasco-navarro del desequilibrio territorial

El moderado y cauto dirigente socialista asturiano, Javier Fernández, presidente del Gobierno del Principado, ha roto el espejo que reflejaba esa imagen responsable del mandatario prudente, que todavía cree en la cohesión de España. El presidente asturiano se ha cansado de los paños calientes, de los debates de guante blanco y del comportamiento de los gobernantes de Cataluña, País Vascos y Madrid, que, a su juicio, se han constituido en el eje impulsor del desequilibrio territorial manejando las decisiones políticas del Gobierno de Mariano Rajoy.

Javier Fernández dejó a un lado el guión protocolario en la inauguración del curso académico y ante un público formado por la plana mayor docente, políticos, entre ellos la presidenta del PP Mercedes Fernández, militares y estudiosos, arremetió contra las comunidades autónomas que mantienen la tesis de una financiación autonómica futura vinculada a la recaudación fiscal de los grandes impuestos estatales, que busca establecer una relación más directa entre los recursos financieros de las autonomías y su capacidad tributaria.

“Y lo escucho en un nacionalismo catalán sumergido en sí mismo, hambriento de banderas y exhibiciones para el espectáculo o el Guinness; un nacionalismo que falsea la historia, que agiganta las pequeñas diferencias y remueve el fantasma del agravio fiscal”. Pero tampoco le convencen los resultados fiscales “del clúster confederal vasco-navarro” y menos aún la pretensión catalana de una financiación anclada en la balanza fiscal.

Y tras esta carga de profundidad contra los nacionalismos más arraigados, llegó la sorpresa, su crítica más profunda al gobierno autónomo del PP de Madrid, que “compagina el españolismo más castizo con la absoluta despreocupación por el equilibrio territorial”.

No hubo paños calientes para las pretensiones de los responsables políticos de la autonomía madrileña que, con este nuevo sistema fiscal estarían en condiciones de plantear una auténtica competencia tributaria territorial, permitiendo la concentración de patrimonios y rentas altas en su jurisdicción fiscal. De seguir por este sendero, el futuro se traduce, considera Fernández, en una disminución de la cohesión social y política “y en la idea misma de pertenencia a una misma comunidad”.

Puede que Javier Fernández esté solo en esta contienda, pero ha puesto sobre la mesa la inexistencia de una unidad fiscal en España, que está provocando una verdadera guerra tributaria interterritorial, en la que Madrid se está llevando la mejor parte del pastel. De ahí, que nadie se extrañe, dice el presidente asturiano, de que el gobierno madrileño haga piña con el nacionalismo catalán en el diseño de una financiación autonómica, vinculada a la recaudación fiscal de los grandes impuestos, que perjudica a comunidades como el Principado.

Para el presidente de Asturias, la fórmula para mantener el equilibrio territorial es que “cada región contribuya de acuerdo con sus posibilidades y reciba según sus necesidades, porque esa es la única manera de garantizar la igualdad de la prestación de servicios básicos en toda España”. Entre ellos, el de la universidad “porque no podemos contar con una Universidad de excelencia sino garantizamos una financiación equilibrada, sostenible y justa”.

Pero si el desequilibrio territorial que se avecina es una preocupación para el presidente del Principado, también la desconfianza que le crea el Gobierno de Rajoy y la doble vara de medir que, a su juicio, emplea, como ya ocurrió con la evaluación del cumplimiento de los objetivos del déficit, exigente con autonomías cumplidoras como Asturias y complacientes con las incumplidoras como Cataluña. “Asturias no debe rendirse, debe ser capaz de construir una realidad mejor”. Pocas palabras y una frase que anuncia que Javier Fernández está harto de paños calientes.