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Adiós a las viejas tertulias: cierra, tras 91 años, un café con solera

La propietaria Victoria Domínguez, posa en el café Derby de Santiago, tras jubilarse a los 85 años y cerrar el histórico café el pasado 16 de marzo, tras 91 años de historia y por donde han pasado generaciones de gallegos y que ha sido referencia cultural en el casco histórico de Santiago de Compostela.

EFE

Santiago de Compostela —

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“Se cierra un capítulo de mi vida y empieza otro”. Victoria Domínguez tiene 85 años, medio siglo cotizado a la Seguridad Social y era el rostro visible del “Derby”, uno de los locales hosteleros con mayor solera de España, situado a la salida o entrada, según se mire, del casco histórico compostelano, y que ha estado 91 años sirviendo cultura en cada café despachado.

El dramaturgo Ramón María del Valle-Inclán, el escritor Rafael Dieste, el ceramista Isaac Díaz Pardo, el médico y político Domingo García-Sabell y el autor Carlos Casares, entre muchísimas otras personalidades, escribieron historia en sus mesas; así como médicos, profesores e incluso periodistas.

Las tertulias, auténticas redes sociales durante mucho tiempo, versaban sobre cine, teatro, ciencia y lo que se prestase. Lo importante era conversar sin límite de tiempo, encontrarse con el otro e, importante, mirar directamente a los ojos.

“Era una época dorada, la gente se tomaba su tiempo para departir”, dice esta octogenaria a Efe, una mujer que siempre reivindicó que su gremio debía estar mejor valorado y que avisó, con tiempo, de que su negocio, en el que ofrecía producto “súper”, según sus propias palabras, iba a durar hasta que ella se cansase.

No ha sido exactamente así, porque en contra de lo que pudiese parecer, fatiga no nota, pero en el confinamiento sus hijas, Mabel y Sara, lograron convencerla para que al fin se jubilase y ninguna de las dos va a continuar con el legado.

La persiana sí la han vuelto a subir; de hecho este viernes están allí, pero para recoger y limpiar. Mabel ha contado que cuando el virus obligó al cierre temporal de actividad, la decisión no estaba tomada, pero ahora ya sí. “Mi madre ha estado muchísimo tiempo al pie del cañón. Ahora tiene que pasear por la Alameda, leer libros, disfrutar del periódico, ir a la playa y estar con su nieto. Estamos en el mismo edificio, juntos pero no revueltos, como se dice. Ella tiene su independencia en su propia vivienda, vaya”.

En Twitter se suceden los comentarios, la mayoría lamentos por el adiós a un emblema, y hay hasta encuestas acerca de cuál será el uso que se dará a ese inmueble, situado en el número 29 de la Rúa Orfas. Mabel se anima a compartir con todos su intuición: “Creo que un banco o una sucursal de la mayor cadena textil que tenemos en este país. Es lo que me imagino y es el signo de los tiempos”.

Avelino, un hombre sin experiencia en el sector, fue el que convirtió una cantina desvencijada en un establecimiento con clase. Mármol de Carrara, uno de los más apreciados por su blancura, para el elegante mostrador; madera de caoba de Cuba para el zócalo y, como complemento, vidrieras de ensueño, al más puro estilo veneciano.

Aquel emprendedor vivió su aventura de 1929 a 1935. Pasado ese período se cansó y dos camareros se animaron. Uno de ellos era Manuel Domínguez, el padre de Victoria. Ella se quedó viuda en 1965. Trabajó durante muchos años junto con su progenitor, hasta que en 1985 tomó el mando, ya por completo.

En el “Derby” había Wifi libre, aunque su propietaria creyese que rompía la magia y pese a que, con este servicio, los clientes estuviesen más atentos, a veces, a sus celulares que a la gente con la que compartían espacio.

“Los negocios se resuelven ahora demasiado rápido”, piensa Victoria, fiel defensora de las largas conversaciones, así como de la felicidad, pues ello, opina, permite a uno estar enfocado en disfrutar el presente.

Mejor la vida sin prisa, recomienda una entrañable anciana que conservó estoicamente un referente cultural para disfrute de todos y que sigue creyendo que una simple taza de café puede estar llena de ideas.

Por Ana Pedrosa

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