González-Barba ahonda en la obsesión por el doble en su homenaje a Stevenson

Robert Louis Stevenson vivió obsesionado por el tema del doble y Andrés González-Barba (Sevilla, 1974) le ha rendido homenaje al escritor escocés en su cuarta novela: “El tema del doble supone la doble condición moral del ser humano, siempre dividido entre el bien y el mal”, ha dicho el autor a Efe.

“El Testamento de Mr. Hyde” (Algaida) es una novela que, según su autor, “nace como un homenaje a la literatura de Stevenson, un escritor al que deseaba reivindicar sobre todo porque ha estado demasiado encasillado dentro de la literatura juvenil, aunque está claro que obras suyas como 'La isla del tesoro' -que debería leerse obligatoriamente en todos los colegios- sí responden a este último concepto”.

“Pero el escritor fue también un gran narrador que publicó novelas y cuentos de gran calidad y de varios géneros, como 'La resaca', 'El diablo de la botella', 'La flecha negra' o 'Los ladrones de cadáveres'... y además fue un excelente poeta, ensayista y articulista”.

González Barba ha recordado que Stevenson también se implicó en causas sociales, llevado de su “pensamiento progresista”, a lo que también ha atribuido la admiración que le profesan autores como Nabokov, Javier Marías o Fernando Savater.

También es Stevenson un referente dentro de la cultura popular por obras como “El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde” y “El barón de Ballantrae” o cuentos como “Markheim” que abordan el asunto de la dualidad entre el bien y el mal pero con Jekyll y Hyde, advierte González-Barba, “Stevenson dio un paso adelante hacia la modernidad”.

“Lo más revolucionario de esta obra es que sugiere que el mal está instalado dentro de cada ser humano y que puede aflorar en los momentos más insospechados”, ha señalado el autor, cuya intención en “El testamento de Mr. Hyde” ha sido elaborar una historia que mezclara la intriga y la aventura con elementos de la novela gótica.

El protagonista de la novela es un admirador de Stevenson que, a medida que avanza la trama, irá descubriendo que en el escritor había luces y sombras, en unas páginas que también rinden homenaje a la literatura de viajes, ya que el propio escritor fue un viajero empedernido, como recuerdan escenarios de Londres, Edimburgo, San Francisco, las islas Hawai y Samoa, que fue su último destino.

González-Barba se ha propuesto trazar “un retrato más o menos fidedigno de Stevenson a través de personas que lo conocieron en profundidad, como Sidney Colvin, que fue el primero que descubrió el ingenio de este autor; Fanny Van de Grift, su esposa; el escritor Henry James, del que fue muy amigo; o su hijastro, Lloyd Osbourne, a quien dedicó «La isla del tesoro».

Sobre Fanny ha apuntado que “fue una mujer adelantada a su época y decisiva en la producción literaria de su marido, corregía los textos de su esposo y nada se publicaba sin su aprobación”.

González-Barba ha incluido en la novela una anécdota real: El primer manuscrito de “El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde” fue desechado por Fanny porque decía que era un texto vulgar y falto de alegoría, de modo que Stevenson, que lo había escrito en tres días, realizó una segunda versión en otros tres días.

“Aquello fue toda una proeza teniendo en cuenta que sufrió desde su infancia una tuberculosis muy severa”, ha apuntado.

Otra persona esencial en la vida de Stevenson y que juega un papel imprescindible en la novela es su nanny, Allison Cunningham, “una mujer de férrea formación presbiteriana que, a pesar de su carácter severo, contaba al joven escritor viejas historias de fantasmas, algo que avivó su imaginación de forma notable; a ella le dedicó su poemario 'Jardín de versos para niños'”.

Alfredo Valenzuela