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Guideón Levy, el periodista israelí cuya misión es informar de la ocupación

Guideón Levy, el periodista israelí cuya misión es informar de la ocupación

EFE

Tel Aviv —

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Procedente de una familia apolítica, el joven Guideón Levy no tenía ninguna posición ideológica hasta que, por causalidad, visitó los territorios ocupados y decidió que su misión periodística iba a ser desvelar a los israelíes lo que significa ser un país ocupante.

“De niño quería ser primer ministro o periodista o conductor de autobús, resultó que fui periodista, pero no lo decidí para luchar por la verdad o los derechos de los civiles palestinos. Mi mente no estaba allí”, relata a Efe en su piso en un barrio residencial de Tel Aviv.

“Mis padres llegaron huyendo de Europa y el Holocausto en los años treinta. Estaban felices de tener un país. Mi padre era un refugiado judío alemán que no entendió nunca el estilo de vida levantino, jamás se integró y ni él ni mi madre hablaban de política”, recuerda.

Levy hizo el servicio militar obligatorio en la división de Comunicación del Ejército, después trabajó con Simón Peres y, desde 1982, escribe en el diario Haaretz.

“En el Ejército todavía tenía el cerebro lavado, era tonto e ignorante con respecto a la ocupación. Un día un amigo me invitó a ir con él a los territorios (ocupados), fuimos al campo de una viejita a la que unos colonos habían arrancado sus olivos y ese fue mi primer artículo sobre el tema”, rememora.

“Aquel día decidí que mi misión era informar sobre la ocupación”, explica.

Treinta y seis años después, continúa retratando “el drama más grande que nos acompaña aquí” y critica que “casi no hay periodistas israelíes que lo cuentan de forma honesta”.

Levy se queja de que el periodismo israelí traiciona los principios de la profesión cuando se trata de la ocupación: “Por eso mi tarea es intentar rehumanizar a los palestinos, porque el periodismo israelí los deshumaniza y demoniza y es el gran culpable de la ignorancia de lo que aquí pasa”.

De hecho, “en España se conoce mucho más la verdad de la ocupación que en Israel. Aquí no saben ni quieren saber” y el periodismo no cumple su “deber informativo” porque la prensa se ha convertido en un negocio, “y en Israel la historia de los territorios ocupados no solo no vende, sino que baja las ventas. Solo Haaretz es diferente”.

El periódico progresista es de los más leídos en el extranjero, pero de los menos en el país.

Cuando una serie de intelectuales israelíes se dieron de baja de la suscripción del diario por un artículo de Levy muy crítico con los pilotos militares en 2014, el diario puso a prueba su tolerancia

“Sí, según el departamento comercial del diario perdimos unos dos millones de shékels, (casi 480.000 euros). Pero el apoyo que yo tengo de Amos Shoken (el propietario) creo que es único en la profesión en el mundo, y cada día le estoy agradecido. No creo que en el mundo haya periódicos tan liberales y tolerantes como Haaretz”, asegura.

Lamenta que desde 2012 no visita Gaza, porque los israelíes lo tienen prohibido.

“Y es un escándalo que los periodistas israelíes se conformen con esa prohibición. Puedes viajar a Siria, a Irak, hacer lo que te de la gana, pero a Gaza no puedes entrar. Y los periodistas israelíes están muy contentos por ello, ¿quién quiere entrar en Gaza?”, ironiza.

Guideón Levy quiere: “es como ir a recoger diamantes desde el punto de vista periodístico, tantas cosas que pasan todo el tiempo. Daría lo que fuera por un par de semanas en Gaza”.

El veterano periodista apoya el movimiento del Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel “porque es un arma legítima, Israel la usa, contra Hamás, Irán, ¿qué más legítimo que usar la misma arma?”. “

Además no creo que el cambio venga desde dentro de Israel, la vida aquí es demasiado buena. Hasta que los israelíes no paguen y sean castigados por la ocupación no se interesarán en ella“, añade.

Levy tiene dos hijos, ninguno de ellos apoya sus ideas políticas ni lee sus escritos, “pero nos queremos mucho. Simplemente no hablamos de política”, explica.

Su apoyo a la solución de un Estado le ha granjeado aún más enemigos políticos.

“Ahora creo que es la única solución. No es una solución fácil, ni pasará en un tiempo corto, pero no hay otra. Dos Estados, todos lo sabemos, no serán posibles. Los europeos continuarán charloteando sobre ello, y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y por supuesto Israel, pero todos saben ese tren ya pasó. Con 700.000 colonos, que nadie va a mover, ningún país palestino independiente puede existir”.

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