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Los Max evocan el compromiso y defensa de las libertades de Agapito Marzuela

"La Ternura", Max al mejor espectáculo teatral en una gala rural y libertaria

EFE

Valladolid —

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No es casual que Ana Zamora, directora de la gala de los XXII Premios Max de las Artes Escénicas, celebrada este lunes en Valladolid, haya recurrido como hilo musical al folclorista Agapito Marazuela (1891-1983), defensor de los derechos y libertades en la Guerra Civil y represaliado por el Franquismo.

La Entradilla, una de las numerosas piezas que recogió y cifró Marazuela en su monumental “Cancionero Castellano” -editado por la Diputación de Madrid en 1981, poco antes de su muerte-, ha abierto la gala al son de la dulzaina, el instrumento que elevó a cotas de expresión musical y a la categoría de símbolo de una tierra.

Virtuoso de la dulzaina, que aprendió en Valladolid de la mano del maestro Ángel Velasco, antes lo fue de la guitarra clásica, de la que fue un consumado concertista en la década de los años treinta del pasado siglo, la de su mayor protagonismo artístico y también político.

Nacido en Valverde del Majano (Segovia), Agapito Marazuela simpatizó con la II República (1931-1936) y sintonizó con postulados socialistas, pero finalmente se afilió al PCE en 1932 y colaboró con las Misiones Pedagógicas como músico y folclorista.

En 1936 las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) le encargaron la selección de los grupos musicales participantes en la denominada Olimpiada Roja que se iba a celebrar en Barcelona y que la Guerra Civil impidió finalmente.

Su origen humilde, así como su humanismo forjaron un espíritu rebelde que fraguó como activista con su participación en conciertos benéficos y otras iniciativas sociales, pero también contribuyó a la creación de las milicias antifascistas de Segovia, junto al escultor Emiliano Barral, para la defensa de Madrid.

Por esta protagonismo fue condenado a doce años de prisión al término de la Guerra Civil, aunque solo cumplió dos tras su liberación en 1941, pero permaneció en libertad vigilada y fue depurado.

Un músico de pueblo, del pueblo y para el pueblo fue Agapito Marazuela Albornos, homenajeado de forma velada en la gala de los Max que con el lema de “Fiesta de la libertad” ha construido la finura, sensibilidad y conocimiento de la dramaturga y directora escénica Ana Zamora (Nao D'Amores).

La Entradilla, como obertura musical de la ceremonia, ha conjugado Ana Zamora con otros temas como “La cigüeña” y “Vengo de moler morena”, rescatados por Marazuela en su “Cancionero Castellano”, que apenas pudo divulgar en vida sino a través de un único disco en toda su biografía (Folklore Catellano/ Ávila, Segovia y Valladolid).

Fue el Nuevo Mester de Juglaría, medio siglo ya sobre los escenarios, quien hizo bandera de ese memorándum musical sobre el que este grupo asentó los comienzos de su dilatada y prolífica trayectoria.

La última actuación de Nuevo Mester Juglaría ha sido en la gala de los XXII Premios Max, en el Teatro Calderón de Valladolid, con Fernando Ortiz, Luis Martín y Llanos Monreal, entre otros miembros, donde han entonado uno de los poemas que Luis López Álvarez incluyó en su recordado libro “Los Comuneros” y que el grupo segoviano popularizó en uno de los trabajos más recordados y emotivos de su trayectoria.

Roberto Jiménez

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