Muñoz Molina: En la vida casi nada es simple o de una sola manera

En el nuevo libro de Antonio Muñoz Molina, 'Un andar solitario entre la gente', el autor se echó a la calle para observar y de esa experiencia personal ha llegado a la conclusión de que “en la vida, cuando pasa el tiempo, es que casi nada es simple”.

Y continúa la conversación, acompasadamente, como si fueran notas musicales, añadiendo que “casi nada es de una sola manera, casi nada es una sola cosa, casi nada es bueno o malo continuamente...”.

Antes de participar en el Hay Festival de Segovia donde conversó con la periodista Nativel Preciado, ya en declaraciones a Efe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras subraya que de esa observación “te das cuenta de la cantidad de belleza y de horror que hay en el mundo, toda una mezcla inestable y, muchas veces, agobiante”.

Su conclusión es que nos encontramos en “un mundo de sobreestimulación que se basa en la producción continua de cosas que tiene que ser compradas, entonces hay como una ansiedad, uno observa esa ansiedad, la permanente distracción, y se trata de mantener cierta ecuanimidad no dejarte llevar por el entusiasmo, aunque sería lo mejor, ni por el rechazo”.

El también académico se excluye de ese grupo de escritores que considera que solo se dedican a negar, “que escriben y parece que el mundo es un horror, que el mundo está lleno de imbéciles y que ellos son los únicos listos que hay, no me parece real, el mundo es una mezcla muy grande de cosas”.

Para su autor, en 'Un andar solitario entre la gente' hay una parte que es como un cuaderno de notas, de hecho nació así, como un deseo de querer contar el mundo tal y como es cuando uno sale a la calle.

Muñoz Molina explica la razón: “Un escritor siente muchas veces el deseo de contar el mundo que tiene delante de los ojos, no el que recuerda o el que ha inventado, sino el que ve cuando sale a la calle y mira la realidad cruda” y de ahí que confiese que su libro “no tiene trampa ni cartón, es el resultado de mirar, escuchar y querer contar lo que ves”.

Partiendo de que un libro no tiene por qué tener ningún mensaje crítico porque lo que dice lo hace a través de sus propios medios, sí mantiene que da testimonio del “ruido continuo del que estamos rodeados a muchos niveles”.

Cuenta que iba muchas veces con el teléfono conectado y cuando escuchaba lo que había grabado era el volumen enorme del ruido que, desde luego, siente cualquiera que va por la ciudad“.

Además, añade el autor, está también el ruido de las palabras de la publicidad: “De pronto me volví consciente de la abundancia de mensajes, por eso cada fragmento está encabezado por el texto de un anuncio, porque así era la percepción de la realidad”, afirma.

Si hay alguna intencionalidad en esta obra es la de reivindicar “estéticamente y éticamente la mirada que quiere ver la belleza del mundo, porque, al observarla, ves también el horror, quiero buscar el silencio y la belleza”, dice el autor.

Por eso recomienda que “el lector debe dejarse llevar, como cuando te dejas llevar por una ciudad, no hay trama, pero está construido muy cuidadosamente, juego con algo que me ha pasado a mi, como es el desconcierto, la única trama que hay en el libro es la trama de la vida que es continuamente azarosa”.

Muñoz Molina aclara que realiza un recorrido por la ciudad pero también por la vida y la obra de los escritores que han creado este ámbito urbano como espacio literario.