Pablo Sainz Villegas: Plácido Domingo me abrazó con sus alas de ángel

El español Pablo Sainz Villegas -uno de los guitarristas clásicos más reconocidos actualmente a nivel internacional- describe como “un viaje precioso” el disco que acaba de editar junto al tenor Plácido Domingo, en el que ambos interpretan juntos canciones populares iberoamericanas.

“Él es una persona que te abraza con sus alas de ángel, que te hace mejor ser humano y que te hace mejor artista simplemente estando alrededor de él”, dijo en una entrevista con Efe el músico riojano poco antes de ofrecer hoy un concierto en el “Concert Hall” de Pekín, el tercero de los cuatro que dará en China.

El disco “Volver”, que salió el pasado 12 de octubre, recoge doce versiones de legendarias canciones populares de la copla, el fado, el tango o el bolero mexicano como “Sabor a mí”, “Guantamera”, “Historia de un amor” o “Gracias a la vida”.

Sainz Villegas explica que, después de que el tenor le ofreciese grabar un disco juntos, ambos empezaron a pensar qué podían “pintar en ese lienzo” y en cómo la canción tradicional y popular siempre ha estado muy vinculada a la guitarra, que “ha sido el instrumento de los trovadores para cantar canciones”.

Por ello, decidieron “celebrar” ese gran repertorio de canciones populares con la guitarra de esta manera “íntima, acústica, casi como susurrándote al oído en el salón de tu casa”.

“Ha sido una dicha, un viaje precioso con Plácido Domingo, volver a esos sonidos y a esa época en la que la percepción del tiempo era diferente, el tiempo era más ancho, era más espacio, era pasar toda una tarde con un amigo sin mirar al reloj”, apunta.

El artista destaca que la guitarra es uno de los pocos instrumentos totalmente vinculado a un país y una cultura como España y que, cuando llegó a las Américas en el siglo XVI, se convirtió en el instrumento para transmitir las diferentes identidades musicales de cada región.

De esta forma el tango en Argentina tiene una guitarra, al igual que la samba y la bossa nova en Brasil, el joropo y el cuatro en Venezuela, los mariachis en México, el pop, el blues, el jazz, la guitarra flamenca o la guitarra clásica española.

“Es como una gran familia donde un instrumento tan local como la guitarra española es al mismo tiempo tan universal, un instrumento que abraza a las personas y que las invita a que participen de estas seis cuerdas, ahí es donde nos unimos todos”, señala.

Sainz Villegas empezó a tocar la guitarra a los seis años y está considerado por muchos como el sucesor de grandes maestros españoles del instrumento como Andrés Segovia o Paco de Lucía.

“La guitarra es una extensión de mi propio cuerpo, de mis manos y de mis emociones, es una parte de mi que me permite expresarme en otro idioma, en el de las emociones y ahí es donde invito a las personas, a ese espacio emocional”, afirma.

El guitarrista considera que cuanto más desarrollo tecnológico hay en el mundo, mayor valor tienen los momentos del arte, de lo intangible, de lo que no podemos ver ni tocar pero sí sentir.

“El desarrollo tecnológico tiene aspectos maravillosos pero al mismo tiempo tiene la capacidad de distraernos mucho, de llevarnos a otra realidad virtual que nos aleja del aquí y el ahora”.

Por ello, cree que la naturaleza, el arte, la música, la lectura de un libro o el compartir una sobremesa con amigos es lo que “nos conecta con esta verdad de lo que somos nosotros, con nuestras propias emociones” y lo que “equilibra todas estas distracciones a las que estamos sometidos”.

Resalta que lo principal para un artista es “encontrar su voz, su verdad, y contarla clara y alta” frente a un entorno internacional que marca muchas tendencias, “a veces tan fuertes que anulan la individualidad y la creatividad personal”.

Para Sainz Villegas, galardonado con más de treinta premios internacionales, el desarrollo técnico de la guitarra española es “tan sofisticado” que le permite tocar cualquier cosa y “explorar todas sus habitaciones musicales”.

“Mis raíces son de Castilla, mis abuelos eran labradores, me siento muy cómodo en muchos estilos y ahí es donde abrazo esa versatilidad de la guitarra”, dice, y añade que le encantaría explorar también la música china y tocar con una pipa, un instrumento de cuerda tradicional chino parecido al laúd.

La gira actual es su segunda por el gigante asiático, donde debutó el año pasado con gran éxito de público.

“El año pasado me dijeron que el público chino era muy reservado, que no aplaudía mucho, y terminamos con vítores y con bravos y la gente de pie”, comenta.

Y da una razón para ello: “la música es el lenguaje de las emociones, le pertenece a la gente, y cuando la comparto, la gente lo recibe como un regalo y ahí es donde nos juntamos todos y celebramos la condición humana”.

Javier García