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Picasso y sus coetáneos se unen para recrear el París de inicios del siglo XX

Picasso y sus coetáneos se unen para recrear el París de inicios del siglo XX

EFE

Málaga —

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El Museo Picasso de Málaga ha reunido en su nueva exposición temporal al artista malagueño con otros creadores coetáneos para recrear el ambiente que se vivía en París a partir de los primeros años del siglo XX, cuando empezaban a democratizarse algunos inventos y avances tecnológicos recientes.

Los fondos se han dividido en cinco ambientes y la treintena de obras de la colección permanente del Museo Picasso corresponden al periodo entre 1906 y 1925, ha explicado hoy el director artístico de la pinacoteca y comisario de la exposición, José Lebrero.

El lugar donde se desarrolló todo este movimiento es París, “la ciudad de la luz desde que en 1900 se popularizara la electricidad y otros avances como la fotografía, el cine, el automóvil o el avión, que contribuyeron a cambiar los modos de conceptualización y de producción también del arte”.

Eran unos años de intensa migración cultural, y es que en aquellos primeros años del siglo acudían artistas de todos los lugares a la capital francesa, convertida en una metrópolis.

En una primera fase, esos emigrantes culturales se agrupaban por nacionalidades, y la exposición muestra cómo Picasso influyó en otros creadores españoles como Joaquín Peinado, María Blanchard o Moreno Villa.

Hacia 1906, Picasso dejaría de ocuparse de las modas parisinas, de pintar bodegones al modo tradicional y de recrear los ambientes de la noche cómo había aprendido de Toulouse-Lautrec, y pasó “a representar sincréticamente su respeto por los orígenes y la historia del arte occidental”, algo que refleja otro de los espacios de la exposición.

“Picasso nunca dejó de mirar al Renacimiento y a la tradición de la pintura occidental, pero al mismo tiempo, por inercia temperamental e inquietud juvenil, se preocupó por las esculturas y máscaras africanas, intuyendo que ahí había poderes mágicos”, ha apuntado Lebrero.

En los años siguientes, hacia 1915, el debate parisino se centraba en torno a la representación de la mujer y el primitivismo, y las vanguardias dejaron de enfrentarse a la generación precedente.

De aquellos años se muestra un fragmento de una película sobre una manifestación de estudiantes de Bellas Artes de París, que protestan contra el futurismo y el cubismo y llegan incluso a ejecutar simbólicamente a estas tendencias, que no gozaron del favor del público desde el primer momento.

El último de los espacios de la exposición da cuenta de cómo la cultura ilustrada burguesa “abrazó” a la cultura popular y muestra el cartel del concurso de cante jondo de Granada de 1927 o un dibujo de Federico García Lorca.

Los fondos expuestos hasta el próximo 17 de mayo proceden de dieciocho instituciones y colecciones privadas, y entre los autores presentes figuran Georges Braque, André Derain, Ismael González de la Serna, Joan Miró o Jacques Villon.

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