Rebordinos: Zinemaldia busca una personalidad muy definida para diferenciarse

El Festival de Cine de San Sebastián busca “una personalidad muy definida” que le distinga de otros certámenes, no ligada a “la adaptación a los nuevos tiempos del audiovisual”, sino a su apuesta por el cine en castellano, el realizado en lenguas minoritarias y el de los nuevos talentos.

Es en esos tres pilares, según destaca en una entrevista con EFE el director del Zinemaldia, José Luis Rebordinos, en los que quiere asentarse el festival donostiarra, que cuenta ahora con una importante presencia de la industria que antes no tenía, un objetivo que se marcaron sus actuales responsables cuando se hicieron cargo de la dirección hace casi siete años.

El Foro de Coproducción Europa-América Latina, creado en 2012, ha sido fundamental para afrontar ese reto y ha hecho posible que las cifras de representantes de la industria cinematográfica hayan pasado de los 600 a casi 1.600 acreditados en este periodo.

“Este foro ha sido como una transfusión de sangre para el festival. Cuando se puso en marcha, teníamos unos objetivos a cuatro años y se cumplieron en el primero, fue una locura. Ha sido la actividad de más éxito de estos años, sin lugar a dudas”, afirma.

A menos de una semana de la apertura de la 65 edición, que se inaugura el 22 de septiembre, Rebordinos señala que el Zinemaldia siempre se ha acoplado a los cambios del sector, aunque antes la evolución era “más lenta” y ahora se produce “a una velocidad vertiginosa”.

“Tenemos que hacer un festival que refleje lo que está pasando en el mundo. No es casual que este año tengamos una película de Netflix como 'Fe de etarras', de Borja Cobeaga, pensada para ir directamente a plataforma audiovisual, ni tampoco que se hayan programado dos series de televisión -dos capítulos de 'La peste' en Sección Oficial y 'Vergüenza' al completo en Zabaltegi-”, comenta el director del certamen.

Recalca que éstas son adaptaciones “coyunturales” y que si “las series de televisión bajaran de calidad o las plataformas empezaran a hacer otro tipo de cosas”, el Zinemaldia también “giraría”.

“La marca del festival tiene que tener más peso. Para que la gente venga, tienes que ofrecer algo imprescindible o casi”, indica Rebordinos, tras recordar que el certamen debe competir con festivales cercanos en el tiempo como los de Londres, Roma, Locarno, Nueva York y Toronto, entre otros.

Para lograr esa diferenciación, San Sebastián dispone de secciones y espacios donde dar a conocer el cine rodado en castellano, así como otros dedicados a los nuevos talentos.

“Desde que Nuevos Directores es una sección en sí misma, ha cobrado una fuerza que no tenía antes. Es, probablemente, la segunda más importante del festival, donde tenemos más estrenos mundiales”, asegura.

La nueva propuesta para reforzar el sello distintivo del certamen es “Glocal in Progress”, una actividad de industria dirigida a dar visibilidad a producciones europeas en lenguas no hegemónicas, que en su estreno en esta edición presentará sendos títulos en esloveno y rumano, además de “Dantza”, de Telmo Esnal, filmada en vasco.

“En estos momentos, el cine en euskera se produce con toda normalidad y mucha calidad, pero su mercado es muy pequeñito, el mismo problema que tienen el cine islandés, el polaco o el esloveno. Hay que trabajar juntos para poder mover mejor nuestros productos en el mercado”, dice Rebordinos de esta iniciativa, de que la cree que no existe ningún precedente, al menos en festivales de relevancia.

El consejo de administración del Zinemaldia, integrado por el Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación de Gipuzkoa, el Gobierno Vasco y el Ministerio de Cultura, aprobará con casi toda seguridad en octubre el plan a cuatro años elaborado por la dirección encabezada por Rebordinos, que incluye cambios en el organigrama del certamen y un nuevo catálogo de puestos de trabajo.

De puertas afuera, plantea como objetivo fundamental la celebración a partir de 2018 de un encuentro de medios de comunicación internacionales para responder a preguntas sobre la situación del sector y de la crítica cinematográfica.

“Sería un día para organizar mesas redondas, espacios de debate, empezaríamos de una forma muy modesta. Tenemos las bases y, a partir de octubre, lo desarrollaremos mucho más para llegar a Berlín teniendo claro cómo va a ser, e incluso empezando a hacer propuestas a gente concreta para que participe con ponencias”, explica.

Rebordinos subraya la implicación del consejo de administración con el Zinemaldia y asegura que no se puede “quejar” porque siempre han tenido su apoyo económico.

“Hay una sensibilidad clarísima por parte de las instituciones”, afirma el responsable del certamen, que recuerda que mantuvieron su aportación cuando durante la crisis se disminuyeron otras partidas de cultura.

El certamen, que hace seis años manejó un presupuesto de 6,5 millones de euros, se aproximará a los 8 en 2017, cifra ligeramente superior a la de la pasada edición. Su director sigue aspirando, no obstante, a los 9 o 9,5 millones, “no para crecer más”, sino para organizar el festival “más cómodamente”.

Ana Burgueño