El Teatre Lliure lleva a escena los abusos sexuales que sufrió de niño James Rhodes

Los abusos sexuales que el pianista británico James Rhodes sufrió en la infancia y relató en su libro “Instrumental: Una memoria de locura, medicación y música”, llegan por primera vez a un escenario teatral, el del Lliure de Barcelona, de la mano del director Iván Morales y del actor Quim Àvila.

El monólogo, que es a la vez una denuncia de la pederastia y un canto de esperanza ante el poder sanador de la música, se podrá ver en el Teatre Lliure de Barcelona del 19 al 30 de junio.

“Hemos huido del melodrama, pero el tema es muy duro”, ha señalado hoy en rueda de prensa Morales, director y autor de la primera adaptación del libro, que el año que viene contará con una versión cinematográfica protagonizada por Andreu Garfield.

En su opinión, “la pederastia es un tema que está muy cerca de todos nosotros y hay que romper el tabú que ha habido hasta ahora sobre este doloroso asunto”.

“La sociedad no solo parece estar más preparada que nunca para afrontarlo, sino que, de hecho, lo pide”, ha añadido el director, que ya abordó el tema del abuso de una manera tangencial en “Jo mai” y “Cleòpatra”, y está vez lo pone en el centro de la dramaturgia.

El Espai Lliure del Teatre Lliure de Montjuïc acogerá este montaje, en el que el actor Quim Àvila carga con todo el peso interpretativo.

La escenografía es un espacio diáfano en el que hay un tocadiscos, varios discos, un equipo de sonido, un sampler, un micrófono y muchos cables.

El propio actor manipula las luces y el sonido en este escenario, que busca “la verdad escénica” y huye “del artificio”, con la intención de que el espectador tenga “una experiencia vivencial”, según el iluminador Raimon Rius.

La música es muy importante en esta obra, que narra cómo el jovencísimo James Rhodes vio en ella la luz que le permitió encontrar una salida a su infierno.

La pieza musical principal de la banda sonora es la “Chacona” de Bach, composición que salvó la vida a Rhodes, según él mismo cuenta en su volumen autobiográfico.

El músico Jordi Busquests ha elegido la grabación de la “Chacona” que se escucha en la sala teatral y ha compuesto una versión electrónica, en la que la melodía está interpretada con una “Game Boy”.

Busquets también ha compuesto el tema original que se escucha al inicio de la obra y que tiene como objetivo “poner al espectador en situación y darle el toque de ritual que necesita”, según el músico.

En este espacio sonoro y lumínico construido por Busquets y Rius, el actor Quim Àvila se presenta ante el público con el objetivo de “ser el canal entre el libro de Rhodes y el espectador”.

El libro está escrito en primera persona, por lo tanto hay momentos en los que el actor y el personaje se confunden, pero “también hay momentos de distanciamiento para poder respirar dentro de esta historia tan dura”, según el director.

Además de las pederastia, un tema central de la obra es “la enfermedad mental, que es algo que se puede explicar verbalmente, pero también físicamente”, según Morales, de ahí la importancia del movimiento y la coreografía escénica que ha construido Carla Tovias.

“Ojala alguien salga de la representación atreviéndose a hablar de algo de lo que no se ha atrevido hasta ahora, o alguna persona que tiene algo dentro de lo que todavía no puede hablar, sienta de alguna manera que algo se calma dentro de él”, ha deseado Quim Àvila.

Morales ha añadido que todos los que, afortunadamente, no han sufrido ningún abuso en la infancia también pueden sentirse próximos a la historia, porque “hay mucha gente que la sufre a nuestro alrededor” y porque “todos tenemos heridas sin cicatrizar”.