Una “burbuja” de 21.000 jóvenes baila sin distancias, tras largas colas

Canet de Mar (Barcelona), 3 jul (EFE).- Los 30.000 metros cuadrados del Plan d'en Sala en Canet de Mar, convenientemente cercados para que quien salga no pueda volver a entrar, se han convertido paradójicamente en un espacio de libertad de movimientos para los 21.000 jóvenes que han acudido este sábado al Canet Rock.

El segundo festival multitudinario que se celebra en España sin distancias desde la pandemia, después del Vida, ha tenido las mismas virtudes y los mismos defectos que su predecesor.

Una vez dentro, los jóvenes han bailado como si no hubiera mañana, se han reído, se han abrazado y se han movido sin limitaciones, con su cerveza en la mano y su mascarilla en la barbilla.

Pero antes han tenido que soportar largas colas, en algunos casos de más de tres horas, para hacerse el test de antígenos necesario para poder entrar dentro de la zona de conciertos.

Parece que las colas van a ser la tónica de los festivales de este verano, tal como ha reconocido un portavoz de la organización del Canet Rock que ha señalado que “ahora las cosas son así, se hacen colas para las vacunas y para muchas cosas relacionadas con la pandemia”.

Una explicación que no ha agradado demasiado a un grupo de amigas que ha llegado a su hora a uno de los 15 puntos habilitados por el festival para hacer el test de antígenos y han estado más de tres horas bajo el sol, esperando para entrar en el pabellón.

Afortunadamente, el festival ha sabido reconducir la situación y a las 22.00 horas ha cerrado el último punto de cribado y los más rezagados se han encaminado hacia los conciertos. Una hora nada tardía para un festival que se enorgullece de ofrecer bandas en directo hasta que sale el sol.

Muchos se han perdido las primeras actuaciones, pero cuando ha llegado el turno de Stay Homas ya estaban casi todos dentro y el ambiente era de euforia.

“Hoy es un puto día histórico. Estoy muy contento de estar aquí”, ha dicho con una sonrisa de oreja a oreja Klaus Stroink, cantante de la banda.

Una burbuja de 21.000 jóvenes, todo con un test de antígenos con resultado negativo guardado en el móvil, han coreado felices las canciones que esta banda hizo famosas durante el confinamiento, aquella época tan cercana y tan lejana a la vez.

Dentro del Pla d'en Sala el público se ha sentido como si la pandemia ya hubiera acabado, pero la covid todavía está ahí y 151 personas, de las 21.000 que se han hecho el test de antígenos durante el día de hoy para ir al Canet Rock, han dado positivo y no han podido entrar.

Además, cerca de 800 personas se han puesto en contacto con la organización antes de empezar el festival para avisar de que no acudirían porque han contraído la enfermedad recientemente o son contacto de un positivo.

El público del Canet Rock es mayoritariamente joven y se encuentra en la franja de edad más afectada actualmente por los contagios.

Por esta razón, el festival considera que su labor es “muy importante desde el punto de vista sanitario, porque nos hemos convertido en el punto de cribado más importante de Cataluña entre el sector de la población que está sufriendo más contagios y estamos contribuyendo a identificar nuevos casos”.

No menos importante ha sido la labor que ha hecho esta noche el festival en el terreno emocional, porque todos los asistentes, incluso los que estaban más enfadados en el momento de las colas, han salido contentos, tras bailar con un cartel compuesto por Buhos, Oques Grasses, Doctor Prats y algunas de las bandas más festivas del panorama musical catalán.