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Estreno de Cine

Paco Bezerra adapta su propia obra en ‘La desconocida’: “La Iglesia asusta más que el sexo, es intocable”

Pablo Maqueda y Paco Bezerra en el rodaje de 'La desconocida'

Javier Zurro

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Mucho antes de que llegara Santa Teresa, el teatro de Paco Bezerra ya incomodaba. Sus obras siempre han sido un puñetazo en el estómago del espectador. Un sopapo a mano abierta donde todo se cuestionaba y donde había más preguntas que respuestas. El dramaturgo, que el último año ha estado en el centro del huracán por la censura de la Comunidad de Madrid a su obra Muero porque no muero, salta ahora al cine con una de esas primeras obras que sorprendieron a los espectadores. Se trata de Grooming, que en las tablas estaba protagonizada por Antonio de la Torre y Naussica Bonnín, y que en su salto al cine pasa a llamarse La desconocida y cambia a sus intérpretes por Manolo Solo y Laia Manzanares.

Un texto que ha escrito a seis manos con Haizea G. Viana y Pablo Maqueda —también director del filme— y en el que han vuelto a abrir esta matrioska que comienza como un filme sobre el ciberacoso a menores y luego abre su primera muñeca para desvelarse como una obra sobre las filias sexuales, lo considerado normal y cómo los tabúes en torno al sexo pueden crear represión y frustración. Una película mutante que va girando y que es la primera experiencia cinematográfica de Bezerra, que se ha visto “muy bien” en el cambio de formato. “He aprendido mucho con Pablo. El teatro tiene más poder en la palabra y el cine tiene más que ver con la imagen. Entonces, se pierde un poco de palabra, pero hay que saber sacrificarla en pos de lo cinematográfico y ver que se puede contar lo mismo pero con una imagen en vez de con una palabra”, cuenta el dramaturgo.

Maqueda optó por adaptar el guion junto al autor original porque “Paco es un agitador nato a nivel creativo”. “Yo necesitaba alguien que me retara, y esta es una película que reta al espectador. No era solo una cuestión de tener al autor, al padre de la criatura a tu lado, le dijimos que no queríamos hacer una película de la obra, sino que queríamos partir de la obra para hacer algo más y él dijo que para adelante, dijo: 'Vamos a destrozar lo que haga falta, vamos a cambiar todo lo que haga falta, porque el teatro es teatro y el cine es cine'. Yo le estaré siempre eternamente agradecido por esa generosidad. Además, le ha picado el gusanillo del guion de cine y ya estamos escribiendo cosas nuevas”, avanza el director.

La idea era hacer algo que no fuera “caduco ni anacrónico”. Cuando Paco Bezerra escribe la obra, como recuerda Pablo Maqueda, el grooming, el acoso de adultos a menores por internet ni siquiera estaba regulado. No era delito: “A medida que íbamos escribiendo el guion, íbamos viendo que la obra de Paco se iba representando en más de diez países y cómo los casos de grooming ocupaban también los diarios, pero también era un tema del que no se hablaba, por lo que nos interesaba romper ese tabú. También para no censurarnos demasiado a la hora de no incomodar, porque es un tema al que no le valen medias tintas. Tenía que lanzarme sin red al vacío y si salía magullado era el precio a pagar”. Bezerra dejó una máxima cuando empezaron a escribir: “Esta película tiene que ser un ejercicio de libertad y el espectador tiene que ser consciente, porque lo único que tiene que gobernar aquí es que tú salgas del cine haciéndote preguntas”.

Han pasado más de diez años desde que estrenara Grooming, y después de la experiencia con Muero porque no muero la duda es evidente: ¿podría estrenar un filme sobre filias sexuales y acoso por internet ahora mismo en Madrid? “Pues no lo sé, porque con la ley mordaza no puedes sacar ni menores haciendo actos sexuales ni personas adultas que parezcan menores”, dice lanzando uno de sus míticos dardos. La película se estrena, así que la siguiente duda también es clara: ¿la religión molesta más que el sexo? “Absolutamente. Más. No la religión, sino la Iglesia, que es intocable. Y está dicho desde los mandos del Gobierno y del poder, tanto del Ayuntamiento como de la Comunidad de Madrid. Se le dice a los dirigentes y a los directores de los teatros que hagan lo que quieran. Memoria histórica, feminismo… no les gusta un pelo, pero se puede hacer. Pero a la Iglesia ni tocarla. Y muchos y muchas, la mayoría, obedecen. Mira si no las carteleras de los teatros públicos, la Iglesia no se toca. Y aquí, en este caso, se les coló, pero vinieron unos antes de tiempo y la sacaron de la programación”, apunta con contundencia.

¿Qué es lo normal?

La desconocida bucea en el concepto de normalidad. La normalidad sexual, específicamente, con las filias señaladas como raras y motivo de marginación. Un tema que Paco Bezerra no cree que haya cambiado mucho en estos años desde que se estrenó la obra de teatro: “Lo básico de la sociedad no cambia en absoluto. Esta película habla de algo universal. Habla de aquellas conductas con las que probablemente nos vayamos a morir sin haberlas socializado con nadie, sin haberlas compartido con nadie. Todo el mundo tiene secretos de los que se avergüenza o conductas que no socializa con los demás por miedo a que le juzguen, a que le excluyan, a que le aparten. O por propio pudor, por sentir vergüenza de uno mismo, de cómo le puede atraer algo así. Eso es universal, no cambia con nada, porque tiene que ver con los tabúes, con aquello que no compartimos y al final no sabemos con la persona con la que estamos durmiendo ni quién es nuestra familia, porque posiblemente guarden secretos que no conocemos”.

Que Ayuso, después gane no es normal. ¿Qué pasa? Que es habitual porque la ha votado mucha gente, entonces lo tomamos como algo normal, pero eso no es normal

Paco Bezerra Guionista y dramaturgo

Bezerra reconoce que actuó como “policía dramatúrgico” para que las preguntas importantes de la obra permanecieran, y una de ellas era esa reflexión sobre lo que es normal o no, y quién decide lo que es anormal. “La obra y la película reflexionan sobre la delgada línea que separa lo que es normal de lo que no es normal. Y esa raya la pone la sociedad. Las leyes, los gobiernos… Platón se la podía chupar a sus alumnos pero no podía penetrarlos, y se entendía que formaba parte de la educación, los padres sabían que Platón hacía felaciones a sus hijos pero estaba aceptado, no se veía nada oscuro en eso. Luego pasa el tiempo y lo que ayer era legal, comprensible y aceptado por todos, de repente se convierte en delito. Y todo lo contrario, temas como la homosexualidad, que en los años 60 o 70 estaba penada, hoy no lo está”, analiza el escritor.

Esto le lleva también a reflexionar sobre “muchas cosas que aceptamos y decimos que son normales, pero solo porque son habituales, porque no son normales. Que Ayuso, después de decir las barbaridades que ha dicho sobre la vivienda, gane, eso no es normal. ¿Qué pasa? Que es habitual porque la ha votado mucha gente, entonces lo tomamos como algo normal, pero no lo es. Hitler también ganó las elecciones democráticamente. Eso no es muy normal que suceda, pero es habitual. Pero es que la mayoría no siempre lleva la razón”, zanja con otro de sus dardos.

Tabúes que siempre crecen cuando entra en juego el sexo, porque para Bezerra hay miedo a “lo que se sale un poco del coito vaginal o de los genitales”: “Entendemos que el sexo está en los genitales, la picha, el chocho, las tetas y el culo. Pero cuando la gente empieza a tener satisfacción sexual con otras cosas, tiene miedo de estar enferma. Cuando no es exactamente la vagina ni el pene lo que me pone,es cuando entramos en esos deseos que los tomamos como oscuros pero que no tendrían que serlo. Nos han enseñado que el sexo es lo genital, pero el deseo sexual está en muchas más cosas. De eso va la película también, de que podemos encontrar el placer sexual en muchas más cosas. Pero a esas personas se le ha dicho que están enfermas, por lo que han tenido que buscarse la vida para llegar al orgasmo”.

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