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Entrevista

Paco Plaza abre Sitges con su precuela de ‘Verónica’: “La Biblia está llena de historias muy gore”

El realizador Paco Plaza en una imagen de archivo

Javier Zurro

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Paco Plaza consiguió crear un clásico reciente del cine de terror a ritmo de Héroes del Silencio y con olor a barrio en Verónica. Plaza demostraba que pocos como él en el cine español manejan los códigos del género. Ya se sabía, fue él junto a Jaume Balagueró quien realizó la saga de terror más conocida, REC. Aquel “Pablo, ¡grábalo todo por tu puta madre!” que se convirtió en una de las frases que quedan para el recuerdo. 

No pensaba cuando estrenó aquella película basada en el found footage en 2007 (género que usa un falso material encontrado haciéndolo pasar por real para generar el miedo) que sería la primera de una franquicia. Tampoco lo pensó con Verónica y, sin embargo, ahora inaugura el Festival de Sitges con Hermana Muerte, una precuela que recupera el misterioso personaje de la película anterior ―la misteriosa monja del colegio de la protagonista― para contar sus orígenes. 

Sitúa la acción en la posguerra y baña todo de blanco en una apuesta por terror luminoso que tiene como referencias a ¿Quién puede matar a un niño? Midsommar y que encierra su propuesta en un convento. Allí llegará la protagonista antes de ser esa Hermana Muerte en el primer suceso paranormal al que se enfrentará en un convento que guarda secretos, espíritus y donde todo el imaginario católico se convierte en una herramienta para generar terror y mal rollo en manos de Paco Plaza en un filme que llegará a Netflix el 27 de octubre.

Hermana Muerte fue un personaje que en Verónica ya le gustaba mucho, ¿siempre hubo una película en su cabeza o en qué momento nace?

No es que siempre la hubiera, pero lo que sí es verdad es que me quedé con ganas, porque me parecía que era un personaje que ya solo por el nombre me sugería muchas historias. En Verónica no tenía sentido desarrollar ese personaje, entonces sí que se habían quedado cosas en el tintero. Todo fue un poco de una manera natural, en conversaciones con Enrique López Lavigne (productor del filme) donde se habló de la posibilidad de desvelar un poquito de la historia de ese personaje y poder hacer un viaje en el tiempo. Yo creo que hay algo muy chulo y que es una cosa bastante clásica en las sagas de terror, que es cambiarlas de tiempo. Tener la oportunidad de hacer una película de terror en la posguerra, en un entorno como un convento, era algo muy apetecible y muy sugerente. 

Es una película casi por completo independiente de Verónica, excepto unos cuantos guiños. Normalmente, en estas sagas se está muy pendiente de dejar pistas y uniones.

Hay guiños y esta la presencia del eclipse, que estaba en un momento determinante en Verónica. Ahora, viendo las dos pelis juntas, sí parece como que el eclipse de Verónica le está recordando algo de su propia experiencia a la Hermana Muerte, aunque ha sido de una manera totalmente involuntaria. A mí me gusta mucho cuando estas películas no son excesivamente deudoras, que puedas verlas de forma independiente, pero que a la vez haya algún elemento para el que esté al corriente de la otra película y cobre un sentido añadido. Pero que no hipoteque el disfrute de una película al conocimiento de la anterior.

La película tiene un contexto histórico como es la posguerra y tiene importancia en la trama, aunque no excesiva. ¿Cómo surge ese contexto y hasta qué punto quiso integrarlo, pero que tampoco cobrara más importancia de la que tiene?

En mi opinión, es incluso más sociológico que político por el peso de la religión. Es verdad que en versiones anteriores de guion sí se desarrollaba más el hecho de que Narcisa acaba siendo monja casi por una necesidad de descontar una boca que alimentar en su familia, que era algo bastante usual en la época de de posguerra. Mandar una niña a hacerse monja para no tener que darle de comer tú. Los conventos tienen algo como de cápsula espacio temporal, como de realidad paralela en un universo que linda con el cine fantástico por las circunstancias de estas mujeres y su manera de vivir. El hecho de no interactuar con ningún hombre, no salir de esos muros... En la película se explica que, anteriormente, este convento había sido de clausura, que es el caso más extremo de condenarte en vida: recluirte voluntariamente para estar totalmente al margen del mundo. Creo que eso emparenta la película con el fantástico, en el sentido de que las interacciones y las relaciones entre los personajes están supercondicionadas por un contexto que no es el habitual y no es el normal.

Cada vez tengo más convencimiento que cuanto más se hunde una película en las raíces de su propia cultura, más entendible es fuera de su país

Paco Plaza Director de cine

Es una película eminentemente española en una plataforma que la va a estrenar en 190 países.

Yo cada vez tengo más convencimiento de que cuanto más se hunde una película en las raíces de su propia cultura, más entendible es fuera de su país. En este caso, al ser una película de Netflix, de alguna forma las fronteras se difuminan y son productos globales que sabes que se van a ver en muchos países y que no estás tan condicionado a su mercado propio. Pero yo creo que cuanto más autóctono, más consigue ser atractivo y más legible para espectadores de otros países. Las referencias que nosotros teníamos eran las fotos de Carlos Saura de los años 50. Nos gustaba que tuviera un sentido profundamente español y mediterráneo; por eso la elección del blanco como protagonista. En la película resplandece el sol, están las paredes encaladas, los hábitos… Queríamos un poco ese festival de mediterraneidad.

¿Qué tiene la religión que es tan jugosa para el terror?

Empezando por el hecho de que la educación religiosa te predispone a lo sobrenatural, a creer en cosas que la ciencia no puede probar. En la resurrección de los muertos, la concepción inmaculada… Está en todas las religiones, pero yo hablo de la católica porque es en la que me he criado. Es que en la celebración de la eucaristía te están diciendo que ese trozo de pan es un trozo de la carne de Cristo que murió hace 2.000 años y que el vino es su sangre. De alguna forma, se está hablando de manera muy poética de la realidad y está estableciendo como dogmas cosas que son totalmente contrarios a lo empírico. Creo que hay un vínculo muy evidente entre la fe religiosa y la credulidad en lo sobrenatural. Y luego, ya hablando estrictamente de la nuestra, de la que forma parte de nuestra herencia cultural, es que iconográficamente es imbatible. No hay un logotipo más bonito que una cruz. Es la sencillez, la simplicidad y la universalidad. Ya le gustaría a los de Nike o a cualquier creativo publicitario haber creado dos palitos que se cruzan y que durante 2.000 años sean un símbolo homogéneo que está por todas partes. Luego está la riqueza de obras pictóricas y arquitectónicas vinculadas. De hecho, hasta la llegada de la Ilustración, prácticamente todo el arte occidental es religioso y, por tanto, toda nuestra educación visual y cultural, queramos o no, está muy mediatizada por el catolicismo.

Tiene además una iconografía con cosas muy gore como las reliquias, que están muy bien utilizadas en la película. 

Hombre, es que ya solo la idea de tener un Dios que manda a su hijo para que lo torturen y lo ejecuten en público me parece bastante potente, y que eso sea como el fundamento de la fe es muy fuerte. Teóricamente, debemos creer en un Dios que de bondadoso tiene lo justo, especialmente en la parte del Antiguo Testamento. La Biblia está llena de historias muy gores. Has mencionado lo de las reliquias que a mí siempre me ha parecido una cosa fascinante, ¡la sangre de Cristo coagulada! Me acuerdo de que en París me enseñaron una botella de leche materna de la Virgen María. Son cosas maravillosas, es como un universo que ríete tú de Marvel.

Sin hacer spoiler, pero al final la película es un thriller de venganza.

Una de mis películas favoritas es Sympathy for Lady Vengeance y había algo que me gustaba de esta mujer vestida de blanco, con toques de rojo y vengándose.

No sé si el universo Verónica se acaba aquí o le apetece seguir desarrollándolo.

Yo creo que por ahora está bien dejarlo aquí. Creo que con dos ya ha estado bien, pero vamos, tampoco pensé nunca que iba a haber una secuela de Verónica, ni pensé que iba a haber cuatro pelis de REC, o sea que tampoco me fío mucho de mi propia percepción. A lo mejor en un tiempo se nos ocurre una idea divertida para seguirlo y oye, pues vamos para allá.

Ha presentado películas en San Sebastián, esta abre Sitges, que es un festival más disfrutón, no sé si cree que hay cierto postureo según qué certamen sea.

Sitges es un festival muy particular. Es que es una convención de amantes del cine de terror y eso ya determina mucho la actitud. Yo en realidad muchas veces creo que solo sigo haciendo películas por presentarlas en Sitges, porque es una celebración. Yo llevo 31 años yendo a Sitges, y prácticamente conozco a casi todo el mundo. Es como una reunión anual de amigos y es mucho más que un festival. No tiene nada que ver con ningún otro, en el sentido de que está súper orientado al público y a un público que va al cine a disfrutar, y eso es maravilloso.

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