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El filme “Volando juntos” abre los ojos a lo extraordinario de la naturaleza

Imagen cedidas por A Contracorriente films.

EFE

Madrid —

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Nicolas Vanier, cineasta, aventurero, escritor y ecologista por encima de todo, estrena el próximo viernes en España “Volando juntos”, una cinta de ficción que, por increíble que parezca, se basa en la historia real de un chaval de 14 años que salvó de la extinción a una variedad de gansos salvajes.

Vanier, en una entrevista con Efe realizada en Madrid, a donde se ha desplazado para apoyar el estreno de su película el viernes que viene en cines de toda España, reconoce que más que agitar a los jóvenes de hoy, lo que pretende es “provocarles para que abran los ojos a todo lo extraordinario que nos ofrece la naturaleza”.

“Encuentro muy dramático que, en una muestra significativa que se hizo entre jóvenes franceses, la mayoría señalaba el wifi como lo más importante para ellos en un lugar de vacaciones; esto da idea de lo que es esta generación”, apunta Vanier, quien no en vano elige como protagonista de su cinta a Thomas (Louis Vazquez), un chico como cualquier otro que pasa las horas metido en su videoconsola.

Un poco pijo, muy moderno y preocupado por estar a la última, Thomas no quiere pasar unas vacaciones con su padre, un científico dedicado al estudio de los gansos salvajes, en las marismas donde vive, sin prácticamente cobertura de móvil, mucho menos conexión fluida de internet.

Sin embargo, un experimento que lleva a cabo el padre para demostrar que se puede salvar a una especie en vías de extinción engancha al chaval, que se involucra hasta poner en peligro su vida.

Thomas ve nacer a las aves, las acostumbra a su presencia y finalmente emprende con ellas un viaje en ultraligero para ayudarlas a cambiar su ruta migratoria por lugares menos peligrosos para ellas.

La historia está basada en hechos reales y fue el protagonista de aquella hazaña ocurrida veinte años atrás, Christian Moullec, quien repitió la experiencia en 2018 e invitó a Vanier “a volar con él y con sus aves. Decidimos juntos hacer la película”.

Así, la cinta, además de un alegato ecologista, es un precioso recorrido a baja altura a través de la mirada del niño, que incluso coge en vuelo a una de las aves y la arropa con su jersey.

“Lo más difícil no es tocarlas, es rodarlas, porque todo se hizo desde el ultraligero, y es un chisme muy pequeño”, explica Vanier. Trabajaron también con drones, pero también hubo que habituarlas porque “al verlos venir pensaban que eran rapaces y bajaban en picado a esconderse entre los juncos”, se ríe Vanier.

“Los gansos son de los pocos animales que no se pueden domesticar”, por eso, agrega “pueden habituarse a estar con el hombre, e incluso con cámaras, pero solo eso. El resto -dice- es paciencia y paciencia”.

Vanier afirma que la actualidad del ecologismo proviene de que “los diferentes países del mundo sienten directamente los efectos del cambio climático y empiezan a inquietarse”. Y respecto a los negacionistas, asegura que “es imposible no ver hoy lo que los científicos llevan años anunciando”.

“Y si solo hablásemos de los pájaros -explica-, es un hecho cierto que ya una tercera parte de los pájaros han desaparecido de los cielos europeos, y un segundo tercio va a desaparecer porque no se hace absolutamente nada para que las cosas cambien. La pregunta es si vamos a salvar el último tercio. Quedan pocos años para frenar ese proceso destructivo”, exclama.

En la cinta, Vanier deja entrever que a veces hay que saltarse las normas para hacer algo bueno. “Hacer cosas extraordinarias requiere pasar la línea naranja, pero sin llegar a la roja, sin hacer daño a nadie; yo mismo lo he hecho para poder hacer algunas expediciones en países como China o Rusia”.

“Pero sin matar a nadie”, insiste, aunque suelta una sonrisilla cuando oye el nombre de Donald Trump: “El terrorista de la naturaleza”, suelta Vanier. “Y desgraciadamente no está solo...mira lo que pasa en Brasil”, comenta, afectado.

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