“Una obra con afán de convertirse en la gran novela sobre ETA me parece un peligro”
Iban Zaldua (San Sebastián, 1966) confiesa que la novela no es lo suyo. “Soy más un corredor de 400 metros valla como mucho. No tengo cuerpo para el maratón que es una novela”, afirma. No le hace falta porque maneja con mucha maestría el cuento.
42 de los relatos que escribió entre 1999 y este 2018, y que abordan la convivencia en el País Vasco con la violencia de ETA, se publican ahora por primera vez en castellano –traducidos casi todos por él desde el euskera- en el volumen Como si todo hubiera pasado (Galaxia Gutenberg). Entre todos estos relatos se crea un cuerpo común que nos acerca mucho más a lo que sucedió en fechas no tan lejanas. Zaldua llama a ETA ‘la Cosa’, un concepto vago que marca el tono de lo que ocurrió y cómo se posicionaba mucha gente –“para algunos era el conflicto, pero para otros llamarlo así era insultante”, reconoce-. Tras el fin de la banda terrorista se abre ahora la época para la creación de un relato común sobre lo que ocurrió que, sin embargo, no está siendo un camino fácil.
Desde que empieza a escribir sobre ETA, ¿qué cambia en la visión de la banda? Porque veinte años y con todo lo que ha ocurrido, es mucho.
La empatía hacia las víctimas fue creciendo. Soy de una generación que a ETA político-militar sí se la veía como algo más o menos heroico. En la segunda mitad de los ochenta ya tenía bastante claro que esta línea no iba a ninguna parte. Cada vez empezó a haber un mayor hartazgo y eso se nota en los relatos. Quizá lo que hay en todos ellos es una visión sobre el sinsentido que tenía todo aquello.
¿Cambió para usted la forma de escribir sobre ETA de 1999 a 2018?
Creo que ahora escribo mejor. Y también sobre algunos aspectos tengo más información que la que tenía antes. Pero si me preguntas por si había cosas que me censuraba, no.
¿Qué relato se está haciendo sobre ETA y lo que ha significado en la sociedad vasca?
Creo que no se está haciendo un relato compartido. Debería irse hacia un programa de mínimos, pero me parece muy difícil porque ni siquiera tenemos un relato compartido de lo que fue la Guerra Civil o incluso las guerras carlistas. ¿Podemos hacerlo mejor esta vez? No lo tengo claro.
El Gobierno vasco ha puesto en marcha el programa 'Herenegun' para tratar de contar en los institutos esta historia de violencia, pero ha recibido críticas de víctimas que incluso han exigido su retirada porque creen que no da una visión totalmente negativa de ETA.
Bueno, ya sabemos a dónde llegó el asunto, y esa visión influye sobre de dónde partió. Pero yo no creo en esta crítica que se hace de Herenegun de que plantea una ETA buena y una ETA mala porque no creo que se haya hecho así. Seguro que hay más matices. Yo he participado en el movimiento antimilitarista y estoy en contra de la violencia, pero uno piensa en cuando asesinaron a Melitón Manzanas o Carrero Blanco y… ¿Eso es igual de condenable que asesinar a Miguel Ángel Blanco? Pues… todas las muertes son iguales, pero es más amplio.
Bueno, esa es la pregunta que se hace Albert Camus en Los justos. El interrogante a lo que dice es también si ETA nació contra Franco o contra España.Los justos
Yo soy historiador y lo que creo es que hay que distinguir en las distintas etapas de ETA. Si toda ETA ha sido mala, ¿Teo Uriarte o Mario Onaindía están ya condenados para siempre? ¿O sólo se salvan si se han arrepentido a tiempo? Yo creo que hay que matizar mucho más y ser más exactos y concretos.
Por otro lado, también hay un porcentaje alto de chavales vascos que a día de hoy apenas saben nada de ETA. Es decir, está la parte del olvido.
Ese es el otro tema. Yo no creo que haya sólo dos versiones del relato, creo que hay un relato múltiple. Por un lado están las versiones y la dificultad de que confluyan en un mínimo común denominador que sería lo deseable. Y luego está lo del olvido, que también sabemos muy bien en España cómo funciona: pasas página y ya está. Y es verdad, nuestros hijos nos preguntan y sales por peteneras. Yo tampoco sé cómo colocarme a veces porque te da vergüenza dónde has estado colocado. Y hablar de ti con vergüenza pues no mola. Sí creo que en algunas familias se ha pasado página muy rápido y eso nos puede pasar factura.
Entonces quizá no es esta la generación que tiene que hacer el relato…
No sé, lo digo por la Guerra Civil, pero es verdad que los contextos históricos también son muy diferentes. Lo que pasó después de la guerra es normal porque hubo un bando ganador que borró la memoria de los perdedores. Ahora el olvido es diferente, porque es más ‘estoy incómodo con cuál fue mi posición’ o ‘miré para otro lado…’ y mejor no tocarlo. Y ese es el otro peligro. Así que si no nos ponemos de acuerdo en el relato se va a perpetuar el olvido.
Más allá del relato civil, en el literario para muchos lectores españoles, y de un amplio espectro ideológico, el relato lo ha marcado la novela Patria. ¿Cree que esta novela ha creado un relato ya muy poderoso y asentado o puede ser punta de lanza para otros?Patria
Si fuera la semilla de más relatos literarios sobre el asunto, el efecto sería beneficioso. Ahora bien, tal y como se planteó desde la editorial y el autor al principio, tenía unos ánimos totalizadores de dejar el relato literario acabado y afincado para siempre que a mí me dan un poco de miedo. Sería bueno confluir a un mínimo común el relato civil, pero la literatura es el espacio donde se pueden explorar los matices y los grises y donde la diversidad debería imperar. Una obra con un afán de convertirse en la gran novela sobre La Cosa me parece un peligro. Por otro lado, me da miedo que se pase página sobre lo que se escribió antes de Patria, que sigue siendo muy válido y se tiene que seguir reivindicando.
Hemos visto algunos libros recientes sobre ETA como los de Edurne Portela, Gabriela Ybarra o Katixa Aguirre. ¿No se está escribiendo ahora más? Y, además, es una narrativa que sale fuera de Euskadi.
No lo sé. Se escribe más porque hay más gente escribiendo. Las generaciones que han convivido en las diferentes etapas de ETA siguen escribiendo y las nuevas se están incorporando y preguntándose. El fin de los atentados y de ETA también hace que a mucha gente le dé mayor tranquilidad. Eso no asegura que la literatura que se vaya a escribir sea mejor. Lo que creo que sí que habrá sea más literatura testimonial, confesional. Y de ahí sí saldrán cosas que no se han sabido antes. Por ejemplo, un libro como el de Gabriela Ybarra sí que hubiera sido más difícil que se hubiera publicado hace veinte años, pero otro parte no lo podía publicar más que una nieta del Ybarra secuestrado y asesinado.
Por cierto, querría preguntarle por Catalunya por el tema del relato. Allí se ha partido. ¿Encuentra equivalencias con el País Vasco en este asunto?
Ahora en Catalunya hay dos relatos enfrentados. Yo tengo una visión del nacionalismo como una construcción muy artificial, y a mí gente como [Fernando] Savater o [Jon] Juaristi me han convencido, pero se podría decir lo mismo del nacionalismo español. Y es verdad que en momentos de gran polarización te tienes que juntar o con unos o con otros.
¿Pero posicionarse como escritor no resta libertad creativa?
También es interesante porque que haya un conflicto te da mucho juego para escribir sobre ello aunque socialmente sea un horror. Pero a mí lo de Catalunya me da envida porque, vale que hay dos relatos, pero por lo menos no ha habido violencia, no hay 800 muertos detrás y 100 desde el otro lado. No tienen todo el peso de la sangre. Lo de Catalunya con todo el vodevil que puede haber no tienes ese lastre.