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La lectura se estanca en España y las pantallas tienen cada vez más culpa

Ver la televisión, las redes sociales y plataformas, cada vez más protagonistas que los libros

Laura García Higueras

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Los índices de lectura españoles de 2023 se ha mantenido en líneas generales respecto a 2022. Datos que, como ya ocurriera entonces, son una buena noticia porque el número de lectores frecuentes (aquellos que leen libros al menos una vez a la semana), permanece en el 52% marcado el año pasado. Pero igualmente negativos a su vez, por cómo el porcentaje de quiénes no leen nunca o casi nunca ha crecido levemente, del 35,2% al 35,9%. Así lo recoge el Barómetro de Hábitos de la Lectura y Compra de Libros en España en 2023 presentado este miércoles en la Biblioteca Nacional.

Además, el porcentaje de personas que leen en su tiempo libre ha experimentado una pequeña caída, del 64,8% al 64,1%. A la hora de establecer los motivos, siguiendo la tónica habitual, la falta de tiempo sigue siendo el principal según cuatro de cada diez sujetos consultados por vía telefónica. Ya sea por “trabajo, estudios o tener que ocuparse de la familia”.

Oscar Chicharro, responsable del estudio la causa para no leer que más ha crecido en los últimos diez años, de un 21% a un 31%, es preferir “emplear el tiempo en otros entretenimientos”. Esto atañe a pasear, hacer deporte, descansar y pasatiempos de distinto tipo. Otro conglomerado lo conforman ver televisión, internet, redes sociales, películas y pantallas de streaming. “Si juntamos todas los motivos, la mayoría de los que dicen que prefieren otro tipo de entretenimiento es porque prefieren ver pantallas”, ha indicado.

Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), ha incidido en que no leer “acaba generan desigualdades sociales” y que, por ello, aquellos que no leen son en quienes habría que focalizar la atención. En especial, los estudiantes de secundaria, al ser la etapa en la que “la lectura tiende a abandonarse”. Previsiblemente por las pantallas portátiles que llevamos encima“, ha apuntado.

Género, nivel de estudios y comunidades autónomas

El Barómetro refleja que las diferencias en los índices de lectura se mantiene entre mujeres y hombres, edad, nivel de estudios y edades. En el caso de los más pequeños, la lectura sigue siendo mayoritaria. Al 76,3% de los menores de seis años les leen sus padres. Entre los 6 y los 9 años hay un 86% de niños y niñas que leen en su tiempo libre. Respecto a 2022, se observa un ligero descenso en su tiempo dedicado a lectura durante la semana, de 2 horas y 48 minutos a 2 horas y 29 minutos (para los menores de seis años); y de 3 horas y 17 minutos a 3 horas y 5 minutos (en el tramo de 6 a 9 años).

Por otro lado, la lectura de libros en tiempo libre hasta los 18 años se ha mantenido relativamente estable en los últimos diez años, destacando el tramo de 10 a 14 años, que en 2023 alcanzó el 85,7%. En el cómputo general, la franja en la que más ha crecido el hábito en la última década es la de mayores de 65 años. Y respecto al género, las mujeres (68,6%) siguen leyendo más que los hombres (59,3%), entre los que sí que se ha experimentado una ligera crecida.

Lo mismo ocurre en las comunidades autónomas, que se encuentran igualmente estables. Tanto en lo que respecta a cuáles son las que se encuentran por encima de la media: Madrid (73,5%), Catalunya (68,2%), Navarra (68,1%), País Vasco (67,8%) La Rioja (66,6%) y Aragón (64,3%). Como por debajo: Extremadura (54,4%), Canarias (58,3%), Castilla La Mancha (58,9%), Andalucía (59%), Murcia (59,5%) y Galicia (60%).

En lo relativo al nivel educativo, el 86,1% de los universitarios lee en su tiempo libre. En la población que cuenta con estudios secundarios la cifra alcanza el 61,6%, mientras que el grupo con estudios hasta primarios el porcentaje e sitúa en el 38,1%.

Las librerías, principal canal de compra

El Barómetro, elaborado por Conecta para la Federación de Gremios de Editores de España con el patrocinio de CEDRO y en colaboración con el Ministerio de Cultura, recoge que el 53,2% de los españoles compró algún libro (no de texto) en 2023. El registro supone una mejora de 4 décimas respecto a 2023.

La librería tradicional (45%) se mantiene como el canal de compra habitual de libros, seguida de Internet (26%, la vía más usada por las personas de entre 25 y 34 años) y las cadenas de librerías (13%). En cuanto a las Bibliotecas, solo uno de cada cuatro personas mayores de 14 años (26%) han acudido a una en 2023. El 90,2% de ellos lo han hecho a una pública, el 9,8% a una universitaria y otro 4,7% a escolares.

La lectura en soporte digital, por su parte, no muestra variaciones significativas respecto a años anteriores. “Hubo un 'boom' en 2018, pero ya no se incorporan lectores digitales”, ha explicado el responsable del estudio. De 2018 a 2023 se ha mantenido en torno al 30% de la población que lee en este formato (29,7% el año pasado). En cuanto a la forma en la que se obtuvieron, un 64,6% de los lectores afirma que se los descargó gratuitamente de Internet, mientras que el porcentaje que los pagó se situó en el 38,3%.

Testar la salud cultural

“Este Barómetro es un instrumento para testar nuestra salud cultural”, ha expresado el Ministerio de Cultura Ernest Urtatun, que ha destacado la relevancia de garantizar “el derecho a la cultura”. “En nuestro país se lee, pero queremos que se lea aún más”, ha valorado durante la presentación, en la que ha defendido que desde la institución esperan que “las librerías independientes sigan siendo el canal de acceso a la lectura”.

El Ministro ha señalado que van a destinar 1,4 millones de euros de ayudas a entidades locales cuya finalidad es la “promoción de la lectura”, De ahí a que vayan a continuar la Campaña de Animación a la Lectura María Moliner, con más de un millón de euros. Ante la falta de tiempo como razón por la que la mayoría de los encuestados confiesa no leer ningún libro, ha sostenido que “hay que democratizar las relaciones laborales y la manera en la que trabajamos, para que los trabajos sean compatibles con la vida”.

Y en la misma línea, “proteger las condiciones” de escritores, traductores e ilustradores, para lo que se encuentran desarrollando el Estatuto del Artista.

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