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Charlotte Gainsbourg y sus canciones sobre la pérdida

Luis J. Menéndez

Charlotte Gainsbourg

Charlotte Gainsbourg

Rest

Because Music

POP

9/10

Desde que con trece años su padre, Serge Gainsbourg, la introdujo en el mundo del pop con un escandaloso single titulado Lemon Incest, la guadianesca carrera musical de Charlotte Gainsbourg siempre ha estado más marcada por el personaje que por su producción discográfica. Y es curioso que en un momento en que la sociedad con Lars Von Trier ha disparado su popularidad publique el que es de largo su mejor disco. También el más personal, como refleja el detalle de que por primera vez la actriz y cantante firme la práctica totalidad de las letras.

Charlotte no esconde el principal motor que puso en marcha Rest allá por 2015. El suicidio en 2013 de su hermana Kate Berry (hija de su madre Jane Birkin y del compositor John Barry, y a la que Charlotte se encontraba muy unida) terminó de convencerla de abandonar París para instalarse en Nueva York. Rest (descanso) es un álbum sobre la pérdida, aunque no sólo eso. Además de homenajes explícitos a la hermana que se fue, el disco transmite un estado de ánimo que explora otros aspectos como la maternidad o (no podía ser de otra forma en su caso) las relaciones sentimentales.

Y lo hace apoyada por la exquisita producción de su compatriota SebastiAn, que explora unos territorios a los que Air no supieron llegar en 5:55, el primer disco de la etapa adulta de la Gainsbourg. En líneas generales la electrónica de corte retrofuturista domina todo el álbum dejando cortes tan rotundos como Ring-A-Ring O’Roses, Lying with you (con un aire a canción de la factoría Italians Do It better) o Deadly Valentine, single ligeramente deudor de la escuela Daft Punk. Y curiosamente uno de los componentes de Daft Punk no hace aparición en ese tema, sino en la emocionante Rest. Otro amigo, Paul MacCartney, también le hace su particular regalo, el único tema cuya letra no firma la propia Gainsbourg: Songbird in a cage. Sus aportaciones, no obstante, no distraen la atención de la mayor (otro mérito de SebastiAn) y el disco se escucha de arriba abajo como una sobresaliente actualización del pop francés de siempre por la vía del french touch.

Ed Is Dead

Ed Is Dead

Your last 48 hours

Idioteque

ELECTRÓNICA

8/10

El sobrenombre artístico de Ed Is Dead ha supuesto un absoluto renacer artístico para Edu Ostos, músico bregado en mil batallas que creció en la escena numetal como batería de Coilbox y fue progresivamente arrimándose a la orilla electrónica con proyectos como Void Camp. Si Change (2016), primer disco de Ed Is Dead, ya supuso precisamente eso, un cambio radical en su carrera, este segundo largo vuelve a confirmar que nos encontramos ante uno de los productores de música electrónica más capaces de nuestro país.

Entre medias de ambos discos Ed Is Dead publicó And I, colaboración junto a WOMOH y NN que ya anunciaba una vocación a crecer fuera de nuestras fronteras con una concepción del house que es al mismo tiempo bailable, impecable desde un punto de vista técnico y que mira de reojo a los charts del género. Your last 48 hours abre todavía más el campo de batalla a partir de una coartada conceptual que consiste en imaginar qué haría en el caso de que alguien le dijera que le quedan 48 horas de vida: robar un banco, raptar a un político, saltar de un avión, emborracharse, pasar tiempo con la persona a la que quiere...

La excusa, que casi funciona a la manera de una banda sonora, le sirve para darse un paseo por todos aquellos palos que le interesan dentro del género, desde una faceta cercana al sonido Warp inédita hasta hoy, hasta diferentes variantes del house, en ocasiones más cercanas al electro y el 2step y otras de corte más progresivo. En todos los casos sale airoso, bien sea con la ayuda de las voces invitadas (Alice Wonder, Laia Vehí, Mani Obeya, Nikki García, Lucía Scansetti y Odille Lima) o apostando por mantener los temas en el terreno de lo instrumental, con una interesante combinación de lo puramente electrónico con guitarras y percusiones orgánicas grabadas en el estudio. La preciosa portada la firma la pintora e ilustradora francesa Amandine Urruty.

Foyone

Foyone

Rico sin denuncia

DNC Records

RAP

8/10

Nos hemos pasado los últimos dos años hablando del fenómeno del trap, como si el rap tal y como lo hemos conocido hasta ahora fuera un objeto casi arqueológico. El reinado de Kase.O demuestra lo absurdo del planteamiento. Y el éxito de artistas como el malagueño Foyone, llamados a dar continuidad al género, confirma que aún quedan cosas que decir en el terreno de la rima sin necesidad de recurrir a la Roland 808 y el autotune.

Aunque durante todo este tiempo Pedro Navarro ha seguido dando salida a su mediático proyecto #RapSinCorte (vídeos de rap registrados sin edición alguna), Rico sin denuncia es la continuación natural de su disco de 2015, La jaula de oro, con el que definitivamente Foyone dio el salto a la primera división. Una categoría que tras escuchar estos catorce nuevos temas está claro que mantendrá una temporada más.

Acompañado como ya viene siendo habitual de las rotundas producciones de Sceno McClane, el rapero malagueño reflexiona sobre su propia condición de artista de la palabra (“Tú sabes que cuesta y que es complicado, ¿verdad? / conseguir una obra maestra que te haga vibrar / tengo miedo de caer en la mediocridad / volverme uno más, dejar de ser el hijoputa especial que conozco”) en ocasiones echando mano del humor (“Pedro, para, no puedes decir esas cosas tan feas! / Mami, déjame que diga lo que yo quiera decir / que la santa inquisición gracias a Dios dejó de existir / si tengo ganas de hablar feo, coño ¿Qué te importa a ti?”).

Las apariciones de invitados como Ayax y Prok o Kase.O y el arte a cargo de Fuzi, pioneros del Ignorant Style, ayudan a aumentar la sensación de que estamos ante un disco importante para el rap en castellano.

King Gizzard And The Lizard Wizard

King Gizzard And The Lizard Wizard

Polygondwanaland

Heavenly / [PIAS]

ROCK

7/10

A lo largo del 2017 hemos seguido con atención (y lo seguimos haciendo) el intento de machada de los australianos King Gizzard And The Lizard Wizzard, su promesa de que antes de que acabara el año grabarían y publicarían cinco largos. A falta de mes y medio para que termine el año Polygondwanaland es la cuarta entrega de esa aventura en tiempo real.

Además, cada uno de esos discos -Flying microtonal banana, Murder of the universe, Sketches of Brunswick East y este mismo que estamos comentando- cuenta con peculiaridades que en algún caso van más allá de lo meramente musical. Es el caso de Polygondwanaland, que se ha publicado sin previo aviso y que la banda ha regalado a sus cada vez más numerosos fans en descarga libre a través de su web. Y no sólo eso: el grupo ha compartido los masters para CD y vinilo, además del arte del disco, para que los más entusiastas “fabriquen” su nueva copia del álbum en el formato que deseen. A estas horas hay hasta sellos surgidos al hilo del lanzamiento que anuncian la venta de discos de vinilo de Polygondwanaland, en lo que funciona como una reflexión sobre el universo del copyright y el retorno (económico y de popularidad) que un grupo obtiene por su producción discográfica.

Disquisiciones filosóficas al margen, estas diez canciones traen de vuelta a los King Gizzard And The Lizard Wizzard de siempre tras ese coqueteo con el jazz que fue Sketches of Brunswick East: pesados, progresivos y definitivamente psicodélidos, en una serie de composiciones vinculadas a un universo de videojuegos retro, ese Polygondwanaland al que hace referencia el título.

Morrissey

Morrissey

Low in High School

BMG

POP

6/10

Con el paso de los años escuchamos con más interés las habituales salidas de tono en forma de declaraciones de Morrisey que sus nuevos discos, una situación que es un verdadero drama para este icono generacional que durante unos años pudo conquistar (podría decirse que llegó a hacerlo de la mano de The Smiths) el trono del pop mundial. Low in High School es el undécimo disco de Morrisey en solitario, y en él sigue presente esta dicotomía entre el bocazas y el músico: el primero firma las letras y el segundo las melodías. Nuevamente, el problema de Morrissey es que en Low in High School las primeras se imponen a las segundas, algo que ya deja claro desde una portada en que un niño reclama abolir la monarquía a hachazos.

Aunque el grueso de las canciones abundan en su conocida misantropía, también hay alguna novedad en temas de títulos tan explícitos como Who will protect us from the Police? (“¿Quién nos protegerá de la policía?”), una canción vestida con una producción entre electrónica y rockista que termina con un Morrissey encendido gritando “Venezuela, Venezuela, Venezuela”. En esa misma línea de “análisis” de la política internacional, la balada Israel se convierte en una encendida defensa de aquel Estado: “Aquellos que reinan abusan de ti / Tienen envidia de ti también / Quiérete a ti mismo como solías / Israel”. En la misma línea pero con un enfoque más humano The girl from Tel Aviv nos cuenta que “la chica de Tel Aviv no se arrodilla / ni ante el marido ni ante dictador, tirano o rey”.

En cualquier caso, y más allá de lo en línea que cada cual esté o no con las opiniones políticas de Morrissey, el principal problema de Low in High School vuelve a ser el agotamiento de las ideas en el plano musical, y la incapacidad de Morrissey y sus músicos (produce Joe Chicarelli y el bajista Mando López es coautor de algunos temas) para firmar un puñado de canciones a la altura de su leyenda.

Xoel López

Xoel López

Sueños y pan

Esmerarte / Altafonte

POP

8/10

“Pequeño jaguar de la noche rompiste todos mis espejos / pequeño jaguar de la noche quién te pudiera descifrar”. El tema con el que arranca lo nuevo de Xoel López es un emocionante homenaje a su reciente paternidad. Al mismo tiempo y desde un punto de vista musical contiene las claves en las que Xoel se mueve desde hace tiempo: los ritmos latinos se encuentran con las gaitas, y de esta forma se encuentran también sus dos patrias, la natural y la adoptiva, aquella que le ha permitido también reinventarse como músico.

Comenta Xoel que Sueños y pan es su disco más reflexivo, maduro y hogareño, el disco que coincide con su regreso a Madrid (a la que en agradecimiento dedica una canción) y por tanto con el momento vital que atraviesa. Si alguien a estas alturas todavía duda si la inspiración puede llegar en momentos de plenitud, haría bien en escuchar este disco en el que puntualmente se hace referencia a las cicatrices que deja el paso del tiempo, pero que muestra a un Xoel en el que lo personal se encuentra en total comunión con una composición vitalista y cargada de ilusión.

A falta de ver por dónde encamina sus pasos en sus próximos trabajos, Sueños y pan conforma una trilogía junto a Atlántico (2012) y Paramales (2015) que conforman la crónica de una reinvención. La madurez de Xoel López, reflejada en la letra de Lodo (“Si estás atrapado en las sombras, avanza”), nos acerca a un artista que no para de crecer.

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