Fuenteovejuna en un supermercado y otras vueltas de tuerca del teatro uruguayo
Ambos son, junto con Sergio Blanco, los creadores de escena con más proyección internacional del Uruguay. Los montajes de Marianella Morena que mezclan la tradición teatral con la performance y el musical han tenido gran aceptación tanto en Europa como en América. Gabriel Calderón es uno de los autores latinoamericanos más cuidados, publicados y buscados en Europa. Ambos presentan en Cádiz montajes que versan sobre la mujer. Pero el acercamiento teatral no puede ser más disímil.
El dramaturgo y director uruguayo estrena Ana contra la muerte, un drama que nos acerca la batalla de una mujer contra la desaparición de su hijo enfermo, y lo hace de la mano de tres de las grandes del teatro uruguayo: Gabriela Iribarren, Marisa Bentancur y María Mendive. Marianella Morena, desde su teatro más político, feminista y de denuncia, estrena en España su revisión del Fuenteovejuna de Lope de Vega que la uruguaya ha ambientado en un supermercado.
Estaba planificado que la obra de Calderón estuviese también presente dentro del festival Temporada Alta de Girona y del Festival de Otoño de Madrid. No ha podido ser. Y será tan solo en Cádiz donde se podrá ver en dos únicas funciones el nuevo trabajo de este autor que tiene tantos adeptos en nuestro país. Este sábado y domingo llega a la Sala La Lechera esta pequeña obra que se estrenó antes de la pandemia en Montevideo y que supuso uno de los grandes éxitos cuando el teatro pudo regresar. Más de cincuenta funciones con el cartel de no hay entradas para una obra en la que Gabriela Iribarren encarna a una mujer que ve como tiene que ejercer de mula del narcotráfico para pagar el tratamiento médico de su hijo enfermo. Un drama total que se ha metido en el bolsillo al público uruguayo.
Gabriel Calderón acaba de triunfar en España con Historia de un jabalí o algo de Ricardo, obra que dirigió y escribió y que acaba de alzarse con el Premio Max al mejor actor que recayó en Joan Carreras. Pero su relación con España es larga. Desde que en 2004 vino becado a nuestro país para realizar un curso, su relación con nuestro país no ha parado. Así, por ejemplo, pudo estrenar en nuestro país desde Mi muñequita, la primera obra con la que triunfó en su país y que estuvo más de tres años en cartel, hasta uno de sus montajes más aclamados en América y Europa que en España montó con el Teatro Nacional de Catalunya, Ex: que revienten los artistas. Después de un teatro más centrado en revisar la memoria política de su país a través de una nueva dramaturgia libre, donde Calderón era capaz de mezclar desaparecidos de la dictadura con abducciones extraterrestres, el autor parece haber cambiado de rumbo hacia un teatro más de cámara: “quería ver si podía hacer algo más convencional, un teatro de diálogo apoyado básicamente en la emotividad, quería saber si no hacia ese teatro porque como me decía a mí mismo no me gustaba o porque realmente no sabía hacerlo”, cuenta Calderón a este periódico desde Montevideo.
Para ello Calderón se basa en tres actrices del teatro independiente de su país con más de treinta años de experiencia, tres damas queridas del teatro uruguayo: “Ellas son tres locomotoras, tres fuerzas de la naturaleza. Es una experiencia nueva también para mí trabajar con tres actrices tan fuertes. Mi misión como director fue contener que toda esa energía no se desbordara”, comenta. Una energía que en Cádiz tendrá que ser diferente. Hace una semana la actriz Gabriela Iribarren sufrió una apendicitis de la que fue operada. Las recomendaciones médicas eran de descanso, de no actuar: “Pero no hay manera de hacerlas volver. Evidentemente no van a hacer la obra tal cual porque es de una intensidad muy turbadora. Le van a explicar al público lo que pasó, tienen una convicción en el teatro tan fuerte que están convencidas de que van a ser capaces de explicarles la situación al púbico y que la obra, aunque con otra energía, se dé”, nos explica Calderón que esta semana ha tenido reuniones telemáticas para intentar pautar cambios y modos.
El reto de la obra para Calderón era cómo llevar un diálogo tan límite, como es el de una madre despidiéndose de su hijo que muere, al teatro. Un diálogo al que es difícil hacer justicia: “el teatro no viene para hacer justicia pero al mismo tiempo es esa tensión la que define al drama. Elaborando esta obra comencé a pensar que no era un diálogo el que era difícil, que había muchos diálogos difíciles a lo largo de todo ese periplo como madre y que tal vez la mujer había gastado sus fuerzas en otros y, cuando llegó el definitivo, el de la muerte de su hijo, lo hizo con los restos que le había dejado la vida. E imaginé todos los diálogos difíciles que tuvo esa mujer, con una jueza, un policía, un dealer... La obra muestra esa peripecia donde a veces gana y otras pierde”, explica Calderón sobre este montaje con escenografía escueta, en que dos de las actrices interpretan a más de una docena de personajes sin cambios de vestuarios, casi con la misma voz, y en el que tan solo cambiando el tono se pasa de un personaje a otro: “no hay composición del personaje, quería que la construcción se diese en la mente del espectador, no representarlo. Aquello que decía Shakespeare en el prólogo de Enrique V: suplid nuestra insuficiencia con vuestra imaginación. A mí me gusta eso”, concluye Calderón.
Intento de censura judicial en un caso de explotación sexual de menores
Marianella Morena viene de ganar una batalla teatral y judicial en Uruguay. El 29 de julio pudo, por fin, estrenar Muñecas de piel, una obra de teatro documento-ficción sobre la Operación Océano, un oscurísimo caso de explotación sexual de menores donde estaban implicados señalados personajes de la sociedad uruguaya. La obra estuvo a punto de no estrenarse porque Morena se negó a dar el texto ni dejar ver ensayos a la judicatura de su país. “Eso es censura y no lo iba a permitir”, afirma. La jueza, bajo una acción de amparo interpuesta por la familia de una de las víctimas, finalmente desestimó la causa y en un ambiente de locura la obra se estrenó en el Teatro Sodre de Montevideo.
Su teatro combativo y claramente político es bien conocido en España donde se han podido ver obras suyas anteriores como Antígona Oriental (en la que intervenía un coro de veinte exprisioneras de la dictadura cívico-militar uruguaya), o No daré hijos, daré versos, que giró por toda España. Ahora, con este estreno total en Cádiz, Morena retoma una vía ya transitada: recuperar a clásicos y cruzarlos con el presente. Es recordado su montaje sobre Un enemigo del pueblo de Ibsen en 2019 en el que introducía en la obra del noruego una investigación periodística sobre la construcción de una nueva papelera de la empresa UPM en Uruguay.
Buscaba un lugar para 'Fuenteovejuna' donde hoy se ejerciera la explotación, el abuso laboral y que además representara esas zonas grises, confusas, del capitalismo en las que se normalizan abusos y comportamientos violentos
En esta ocasión la obra es una coproducción española donde Morena cuenta con una actriz uruguaya, su mano derecha Mané Pérez, y actores de la compañía de Jóvenes Clásicos de Málaga, coproducción en la que también están involucrados el Teatro de la Abadía de Madrid, donde podrá verse del 21 de octubre al 7 de noviembre, y el Teatro Calderón de Zaragoza donde tendrá funciones el 13 y 14 de noviembre. En Cádiz será el estreno total. “Lo que me interesa es encontrar en los clásicos las narrativas de la violencia y su denuncia. Con la obra de Lope me interesó mucho que se mata al tirano pero no a la tiranía”, explica Morena del clásico español que termina con la llegada de los Reyes Católicos que imponen la paz y perdonan al pueblo de Fuenteovejuna porque no pueden determinar un culpable concreto. “Es muy trasladable al mundo real, por eso está ubicado en un supermercado. Buscaba un lugar donde hoy se ejerciera la explotación, el abuso laboral y que además representara esas zonas grises, confusas, del capitalismo en las que se normalizan abusos y comportamientos violentos”, explica sobre esta obra en la que la directora uruguaya mezcla el verso, el musical y registros de actuación opuestos como el realismo o la actuación posdramática.
El supermercado, en una pirueta de marketing avanzado, decide establecer un micrófono abierto para que los empleados vayan diciendo la obra de Lope que previamente ensayan en los descansos. El encargado del supermercado espera que así suban las ventas. “Cualquier estrategia sirve para vender, agarrándose a la libertad invocada por Lope o a lo que sea, como la nueva derecha que no tiene ningún remilgo en banalizar luchas y conceptos. Lo que pasa es que a medida que la palabra de Lope ingresa en los cuerpos de los trabajadores estos empiezan a tener el valor de denunciar”, concluye Morena que además estos días finalizó un taller en el festival con trabajadores gaditanos sobre el abuso en el mundo laboral. Taller donde los trabajadores decían, denunciaban, en un micrófono abierto sus experiencias.
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