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¡Transformación! El Sentai y los Power Rangers cumplen 40 años

Los Power Rangers, una serie de televisión que tuvo gran tirón mediático en la década de los 90

Raúl Minchinela

Chillones de color, excesivos en el lenguaje gestual, propensos a la pose kung-fu y energizados por un poder donde la tecnología es indistinguible de la magia, los supergrupos Sentai detectan una nueva amenaza para el planeta. Embutidos en sus trajes elásticos y enmascarados tras sus cascos de visera ahumada, primero lanzarán llaves de arte marcial rodeados de pirotecnia y botes de humo, luego invocarán a sus robots gigantes para combatir contra los monstruos que amenazan arrasar la ciudad, y cuando estén al borde de la derrota formarán con sus robots individuales un robot mayor, con el que derrotarán la amenaza del espacio exterior o del ultramundo, encarnando gracias a su labor de equipo los valores de la amistad, el altruismo, la fraternidad y la convicción de que el tamaño sí importa. 

El género Sentai, que significa “escuadrón”, es una fórmula establecida con unas normas tan reconocibles que basta un gesto o una foto descontextualizada para proyectarlo sobre personajes de primera fila. Se ha establecido con tal fuerza que cualquiera de sus detalles, desde los gestos hasta los uniformes, desde las poses hasta los vehículos, permiten una metonimia donde reconocemos el todo a partir de un mínimo detalle.

¡A metamorfosearse!

La historia del Sentai arranca con Shōtarō Ishinomori, un dibujante de tebeos que fue ayudante del legendario Osamu Tezuka, gran patriarca del manga japonés. Ishinomori se estrenó en solitario publicando Cyborg 009, “la primera serie que mostraba un equipo de héroes con súperpoderes creada en Japón” según Wikipedia. El manga se adaptó a dibujos animados y el autor entró en contacto con la televisión, donde pasó a crear series de imagen real. Así nació Kamen Rider (en español, El jinete enmascarado), el primer héroe que se transformaba tomando una pose distintiva y que se enfrentaba a los monstruos de mal agüero con movimientos de artes marciales, unas propiedades que caracterizaron a los que se denominarían heroes Henshin.  

Cuando el tirón de Kamen Rider perdió fuelle, influyeron decisivamente dos elementos que estaban triunfando en EEUU: los tebeos de Los Vengadores de la editorial Marvel y la serie de TV Misión Imposible, que les sugirieron formular un grupo. Así, en 1975 atinaron con la serie Escuadrón Secreto Goranger. Había nacido el género Sentai.

Antes del final de década, la escuadrilla multicolor de gestos karatekas y poderes de transformación adoptó un elemento añadido que se incorporaría permanentemente en el patrón: el robot gigante. La historia es un tanto rocambolesca porque se origina en la adaptación japonesa de Spiderman que realizaban al alimón la productora Toho y el sello Marvel. En su encarnación nipona, Supaidaman tripula un robot felino llamado Leopardon, impropio en la temática arácnida del trepamuros. Una segunda colaboración entre la productora Toho y la editorial Marvel titulada Battle Fever J estableció definitivamente a los robots gigantes en el patrón del género.

Las normas del Sentai son tan estrictas que incluso la gesticulación está normada. Como los disfraces ocultan el rostro, se ha establecido una coreografía gestual para expresar las emociones y acompañar las frases. Un lenguaje de ademanes que requiere de los actores un periodo de seis meses de aprendizaje.  

¡Adelante, Samurai!

La primera serie que llegó a España fue Bioman, un trío rojo, azul y amarillo que invocaban tres robots basados en un cóndor, un delfín y un león, que luego se combinaban en un segundo robot mayor donde ocupaban, respectivamente, la cabeza, el torso y las piernas. El título es otra vez fruto de una carambola. La serie Chōdenshi Bioman fue un éxito sorpresa en Francia, así que inmediatamente adquirieron allí dos series más (Hikari Sentai Maskman y Chōjū Sentai Liveman), que se rebautizaron para aprovechar el tirón como Bioman 2 y Bioman 3. Fue esta última la que debutó en España, doblada a partir de la versión francesa, con un nombre imposible de rastrear desde el original.

Todas las series mencionadas (Los Bioman franceses, el Bioman español, ese Battle Fever J que inauguró la presencia de los robots gigantes... ) forman parte de una misma franquicia: Super Sentai, que formula cada año una nueva encarnación de supergrupo adaptada según las modas del momento. La marca Bandai crea los juguetes y la productora Toei monta la historia alrededor. Este vídeo repasa las generaciones de Super Sentai, en oleadas de quintetos de colores.

La serie que tuvo en España más predicamento fue Power Rangers, que es la adaptación norteamericana de Super Sentai. Una serie donde se aprovechaba el casco opaco de los protagonistas para utilizar las escenas de acción originales mientras en las aventuras de civil se cambiaba a los actores originales por otros occidentales. Se cambiaron tanto las tramas que la version norteamericana se ha distribuido en japón como una serie inédita.

Debería haber sitio en este artículo para la serie animada La batalla de los planetas, protagonizada por un escuadrón en quinteto de colores cuya sintonía cantaba el grupo Parchís, que era otro conjunto a color por personaje. El Comando G y sus vocalistas igualmente policromos abonaron el terreno para el futuro desembarco en nuestras pantallas del Sentai genuino en los años noventa. Cuando vean un robot gigante con pinta de collage y porte de tripularse en grupo, o un grupo de aventureros coloreados en secuencia con poses que mezclan la defensa karateka y la coreografía kitsch, pueden dejar en sus manos la protección del planeta.

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