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ENTREVISTA | Lydia Valentín

“Soy mujer y no renuncio a nada por practicar un deporte de fuerza”

Lydia Valentín ha logrado situarse entre las mejores del mundo.

Pepe Gil-Vernet

La halterófila más famosa de nuestro país atiende la llamada de eldiario.es con voz risueña y de buen humor. Bronce en los Juegos Olímpicos de Río, Lydia Valentín (Camponaraya, 1985) está a la espera de que le entreguen una plata de Pekín y un oro de Londres que le corresponden y que sus rivales le arrebataron haciendo trampas. Referente indiscutible de la halterofilia y representante de la mejor generación de mujeres deportistas de la historia de España, su vida es la de una luchadora comprometida con los valores del deporte que no renuncia a mostrarse tal y como es.

¿Se hace difícil la vuelta a la rutina de entrenamientos después de ser protagonista de unos Juegos Olímpicos?

El cambio es muy significativo porque nada iguala la trascendencia de unos Juegos, pero al final te acostumbras porque es volver a tu vida normal, a lo de siempre, y se acepta con naturalidad. Por encima de todo yo amo lo que hago y disfruto con estos sacrificios, haya reconocimiento o no. En esta época se vive más tranquila porque estás centrada en entrenar y prepararse lo mejor posible para las competiciones que vienen.

Levantó sus primeras pesas con 11 años, después de probar distintos deportes. ¿Cuándo supo aquella niña que era eso a lo que se quería dedicar?

Empecé casi como si fuera un juego, por probar. Pero me gustó y mi entrenador de entonces, Isaac Álvarez, se fijó en mí y apreció que tenía aptitudes y talento para poder progresar. Como él insistía en darme confianza y yo disfrutaba con el ambiente y los entrenamientos terminé enganchándome. Fue muy importante que Isaac creyera en mi desde el principio y me lo transmitiera. A partir de ahí empezaron a llegar los resultados y la cosa se puso seria.

¿Cómo es para una chica de 12 años crecer en un deporte en el que casi no hay referentes?

Al principio disfrutaba del deporte y y cuando vi que tenía recorrido me marqué el objetivo de llegar selección nacional y trasladarme a entrenar a Madrid. Mis referentes eran todos los chicas y chicas que estaban en la selección, yo solo quería ir con ellos porque cuando los veías en las competiciones eran ídolos para el resto de competidores. Hacían cosas que parecían excepcionales. La referencia la tuve fijándome en los mejores de mi deporte. Parece que yo he sido la primera mujer en hacer halterofilia y no es así, ha habido muchas antes que yo que han conseguido cosas muy importantes que han permitido abrir el camino a las que veníamos por detrás.

¿Cómo se tomaron en casa que quisiera dedicarse a levantar pesas?

Al principio fue un poco raro, sobre todo para mi madre, porque desconocía el deporte y decía “Pero Lydia, ¿eso no es un deporte para chicos?”. Ella creía que sería pasajero, que un día me daba por el baloncesto, otro por el atletismo, por la halterofilia, por la natación… Pensó que se me pasaría y decía: “Vamos a dejarla, a ver cuánto dura… Mientras ella se lo pase bien y lo disfrute…”

Pero no fue así.

Cuando vieron que era realmente lo que me hacía feliz, que entrenaba mucho, que tenía el deseo de ir a Madrid a entrenar con la selección, terminaron convenciéndose. Cuando me acompañaron a las competiciones y vieron que era un entorno sano, con chicos y chicas, se convencieron. Se imaginaban algo diferente.

Este año se ha hecho público que sus rivales hicieron trampas y que le corresponden una plata y un oro. ¿Qué sentimientos le genera saber que le arrebataron algunos de los momentos más felices de su vida?

Me siento estafada. No es lo mismo regresar de Pekín siendo subcampeona olímpica que siendo quinta. Te cambia todo a muchos niveles Si entonces hubiese sabido que me correspondía la plata el ciclo olímpico hasta Londres 2012 lo hubiese afrontado de forma diferente porque hubiese tenido más facilidades, en lugar de haber estado tan en la sombra por culpa de unas atletas que habían jugado sucio. Me siento engañada pero también satisfecha porque la verdad ha salido a la luz. Yo me considero subcampeona y campeona olímpica con todas las de la ley.

Llega el momento de resarcirse de ese golpe.

Ahora estoy a la espera de que me entreguen las medallas. Ahora estoy feliz y contenta porque mi trabajo ha sido totalmente limpio y estoy muy tranquila porque sé que nunca nadie va a poder quitarme estas medallas. Eso al final es el éxito, es la cima, el estar tranquilo y segura con lo que has hecho.

¿Si pudiese decir algo a sus rivales, qué les diría?

Nada. Son ellas las que han mentido y engañado y las que han de asumir su culpa y las consecuencias que ello conlleva. Han estafado y engañado a muchas personas, público… ha sido un engaño total. Yo personalmente estoy muy tranquila y satisfecha con mi trabajo. Cada uno sabe lo que ha hecho y al final si actúas bien y sin hacer trampas el trabajo honesto se ve recompensado. Lo único que les pediría es que devuelvan cuanto antes las medallas para que me las entreguen a mí.

Con la cantidad de casos que se han dado de dopaje en su deporte, ¿cree que la halterofilia puede estar bajo sospecha?

Solo puedo hablar por mí o cuando se hacen públicas las sanciones a los tramposos. Pero la verdad es que es muy triste ver manchado algo que amas tanto. No hay que olvidar nunca que esto es deporte y que hay que respetar en todo momento sus valores. Solo espero que estas prácticas sucias se persigan y castiguen para que la halterofilia sea lo más limpia posible. Es probable que ya no veamos las marcas tan espectaculares que se podían lograr si vas enchufado hasta arriba pero si que hay marcas tremendas que se pueden hacer limpio y sin faltar el respeto a los valores que me han inculcado desde pequeña.

Mireia Belmonte, Carolina Marín, Ruth Beitia… ¿Se siente partícipe de esta gran generación del deporte femenino español?

Sí, me siento parte de este grupo que en buena medida ha sido pionero, como en el caso de Carolina Marín o de Mireia Belmonte. Son casos excepcionales de los que me siento parte. Poder decir eso es para mí un orgullo tremendo porque admiro muchísimo a todas. Valoro lo que han llegado a conseguir porque lo vivo a diario y cuánto cuesta y todo el trabajo que hay detrás de estos éxitos.

¿Se considera un referente en su deporte no solo por sus éxitos sino también por la imagen que transmite?

Sí. Me gusta que la gente vea que aunque sea un deporte de fuerza lo pueden practicar personas normales sin renunciar a ellas mismas. Ahora se animan más niñas con la halterofilia gracias en parte a que ven lo que hago, que soy mujer y no renuncio a nada por practicar un deporte de fuerza. Ahora mismo en la selección hay más mujeres que hombres. Está claro que hay muchos prejuicios, pero vienen siempre desde el desconocimiento. No hay razón para cambiar tu perspectiva, tus hábitos o tu forma de vida por levantar pesas. No se pierde la esencia.

¿Qué le queda por lograr en el mundo del deporte?

Solo me falta el oro en los campeonatos del mundo. El objetivo a largo plazo es la clasificación para Tokio 2020. Ahora quiero disfrutar al máximo de este ciclo olímpico porque va a ser el último y quiero que sea especial. Antes tengo que pasar por europeos y mundiales y cada campeonato es diferente. Cambia la preparación, las sensaciones, los resultados... Pero siento que todavía me queda mucho por dar. Lo próximo es el campeonato europeo en 10 semanas y con la vista puesta en Tokio 2020, que será cuando lo deje.

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