Médicos Sin Fronteras renuncia a los fondos de la UE y los estados miembros por su política migratoria
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha anunciado este viernes que renuncia a los fondos públicos de la Unión Europea y sus estados miembros. La medida pretende protestar por su “dañina política migratoria, basada en la disuasión y en alejar lo máximo posible de sus costas a quienes huyen de la guerra y el sufrimiento”, afirma la organización humanitaria en un comunicado.
La renuncia a los fondos europeos empieza a aplicarse a partir de este 17 de junio. Desde hoy, la organización no concurrirá a las ayudas públicas, para ninguno de sus proyectos en todo el mundo. Los trabajos en ejecución con partidas ya otorgadas no quedarán en riesgo y continuarán con normalidad. Pero, desde este viernes, la ONG no recurrirá a los fondos de la UE para llevar a cabo sus trabajos.
La mayor parte de los fondos que sustentan la ONG, “un 92%”, son de origen privado (la mayoría, provenientes de donaciones de particulares). No obstante, la organización sí se ha apoyado hasta el momento en el dinero público europeo destinado a la acción humanitaria y cooperación al desarrollo. En 2015, “MSF recibió 19 millones de euros de las instituciones europeas, otros 37 millones de Estados miembros de la UE y 6,8 millones del Gobierno de Noruega”, apunta el comunicado.
En 2016, “además de los fondos de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO), MSF recibió financiación pública institucional de Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido y Suecia”, añade. Es este tipo de fondos los que ahora no se sumarán a las cuentas de la organización humanitaria.
Contra las políticas migratorias de la UE
La decisión es una llamada a los países europeos y a la propia UE a que replanteen su política en materia de asilo y migración, aunque también en cooperación al desarrollo. El nuevo marco europeo de migración y cooperación al desarrollo, presentado la semana pasada por la Comisión, propone vincular aún más ambas estrategias con, incluso, “incentivos negativos” en las ayudas al desarrollo y los acuerdos comerciales para terceros países si estos no “cooperan” con las políticas europeas de migración.
“Las políticas disuasorias que Europa presenta a su opinión pública como soluciones 'humanitarias' han agravado el sufrimiento de las personas que necesitan ayuda. Estas políticas no tienen nada de humanitario, no deben convertirse en la norma y deben ser denunciadas”, afirma el secretario general internacional de MSF, Jérôme Oberreit.
En los Días Europeos del Desarrollo, celebrados esta semana en Bruselas, la Comisión Europea ha insistido en que esta medida busca reducir las muertes en el Mediterráneo, reducir los motivos para que los “migrantes económicos” deciden migran hacia Europa apoyando el desarollo de sus países y aumentar la migración por vías legales. Sin embargo, aunque la UE habla sobre todo de 'migrantes económicos', la gran mayoría de los que han llegado a Europa en 2015 eran refugiados y también son objetivo de esta medida (puesto que entre los terceros países con los que se pretende aplicar el plan es con Etiopía, Jordania y Líbano).
“¿Acaso la única oferta que Europa puede hacer a los refugiados es que se queden en los países de los que huyen desesperados? De nuevo, la prioridad de Europa no es darles la mejor protección disponible, sino mantenerles bien lejos con la mayor eficiencia posible”, denuncia Oberreit.
El pacto de la UE y Turquía, para devolver a suelo turcos a los refugiados que llegan a Grecia desde el 20 de marzo, también ha sido uno de los motivos que han impulsado a MSF a rechazar los fondos públicos europeos. La organización cree que el pacto “pone en peligro el mismo concepto de 'refugiado' y la protección que este ofrece a las personas en peligro” y advierte del precendente que crea para que otros países hagan lo mismo.
La posición de la organización en esta crisis de asilo ha sido crítica hacia la UE ante la falta de vías legales para que los refugiados y migrantes lleguen a Europa y la falta de una misión de rescate en el Mediterráneo, pese a los récords en muertes alcanzados en sus aguas en los últimos dos años. La organización lanzó una misión propia de salvamento y se retiró del centro de Lesbos (Grecia) cuando, tras el pacto de la UE y Turquía, se conviritió en un centro de detención.
