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Un blog de Juventud Sin Futuro pensado por y para los jóvenes que viven entre paro, exilio y precariedad. Si quieres mandarnos tu testimonio, escríbenos a nonosvamosnosechan@gmail.com.

O te roban el voto, o te roban el dinero: el emigrante siempre paga dos veces

"Marcha Fúnebre" el día 24 de mayo en Perú, Marea Granate reivindicando el voto rogado. Fuente: Marea Granate

Marea Granate

  • Los casos relatados a continuación se refieren al reembolso del envío del voto. Hemos elaborado una guía dando instrucciones precisas para sortear los fallos de la aplicación telemática para el ruego que habilitó el INE

La introducción del voto rogado por la reforma de la Ley electoral en 2011 implica que el envío del voto se tenga que hacer por correo certificado. En algunos casos, los gastos deben ser adelantados por el elector, que tiene que pedir expresamente, junto con su voto, el reembolso del importe. No obstante, la devolución del coste del voto no llega y, además de tener que rogar un derecho como es el voto, los emigrantes españoles deben también pagar por ejercerlo. A continuación presentamos dos casos, simples ejemplos de multitud más, en los que el reembolso no llegó y que la falta de información ha sido uno de los protagonistas.

El primer caso es el caso de Marta, emigrante española en París, inscrita como residente temporal en el ERTA para poder votar en las elecciones al Parlamento catalán, el 25 de noviembre de 2012. “La solicitud del voto la hice en el consulado el mismo día de inscripción en el ERTA y la recepción de las papeletas se retrasó a causa de la impugnación de una candidatura”.

Para los no residentes, es obligatorio votar por correo y no se puede hacer en el consulado. No obstante, el sobre de voto no es franqueado y hay que adjuntar al voto la solicitud del reembolso firmada. Este documento se encuentra bajo una línea de puntos a recortar en la parte inferior de la hoja de instrucciones, que de hecho no queda muy visible para el elector. 

“Así pues, en el sobre con mi voto, junto con él y la documentación que se pedía, incluí la solicitud de reembolso del importe del franqueo, que en mi caso fueron de 5,07€”.

Si bien votar fue fácil, recibir el reembolso fue imposible. “En el consulado me dijeron que esperara un mínimo de seis meses para recibirlo. Después de un año de espera, escribí al Instituto Nacional de Estadística comunicarles mis problemas con el reembolso y me respondieron que tenía que comunicar a Correos. Éstos me mandaron una respuesta sorprendente, ya que me enviaron que otra persona con el mismo apellido que yo y que vive en Francia ya había recibido su reembolso”.

Lógicamente esta respuesta no resolvía el problema, además de la indignación por la poca profesionalidad del Servicio de Atención al Cliente de Correos. “Volví a escribir para señalar el error y que por favor dieran respuesta a mi problema”.

Un mes más tarde, llegó la respuesta final de Correos, indicándo que después de consultar a la Generalitat de Catalunya no había constancia de la solicitud de reembolso. “Al no comprender cómo se me podía decir que no había este documento, escribí al Area de Procesos Electorales de la Generalitat para que me dieran respuesta al problema. Su respuesta fue que tras la búsqueda de mi solicitud de reembolso, ésta no se encontraba en el Departamento y que ”por alguna razón que desconocemos su solicitud de reembolso no ha llegado a la Junta Electoral Provincial“ desde donde se tendría que haber transmitido las solicitudes al Departamento.”

Mónica llevaba unos meses en Oslo cuando votó como residente temporal en las elecciones europeas del pasado mayo. “Seguí todas las instrucciones y envié mis papeletas en plazo, incluyendo el resguardo en el sobre. Votar desde Noruega me costó unos 20€.”

Tras varios meses de espera y sin noticias, decidió buscar información sobre el plazo, el procedimiento de reembolso o alguna dirección a la que preguntar o reclamar: “busqué en la web infoelectoral, en las páginas de los Ministerios de Interior y Exterior, en el BOE... nada, en ningún sitio aparecía información.”

Así empezó un periplo de emails y solicitudes de información a distintas instancias, de las cuales ninguna pudo explicar cómo se debería producir el reembolso, cuándo, o a quién reclamar si el plazo vencía. “Se fueron pasando la cuestión de unos a otros y al final nadie sabe nada y nadie devuelve nada.”

“Del Ministerio de Interior me remitieron al e-mail de infoelectoral. Estos me contestaron que el plazo era de 100 días: para entonces ya había vencido. También me dijeron que el procedimiento de reembolso se explicaba en la web. Falso. Les respondí que me había leído íntegra la página y dicha información era inexistente, pero no recibí respuesta. Pregunté en otro email a quién tenía que reclamar, y esta vez trasladaron mi mensaje a Correos.”

Esperando por la respuesta de Correos pensó que en la embajada podrían saber algo; pero al parecer sólo pudieron sugerirle que contactara con su Ayuntamiento. El Ayuntamiento por su parte respondió rápidamente que “no se paga nada por el voto por correo y este Ayuntamiento nada tiene que ver con lo que nos comenta en su mensaje.”

“Tras semejante momento surrealista volví a la pista principal e insistí con Correos, y esta vez pareció que iba a conseguir algo, ya que me preguntaron por mi código de envío y el país desde el que se realizó. Pero a la semana Correos zanjó el asunto con un ”Le informamos que estamos tramitando los pagos de todas las solicitudes recibidas en plazo“, un email además escrito en distintas tipografías y colores: obviamente un copia-pega ¡y para escribir una línea! Me pareció el colmo de la desfachatez”.

En diciembre, aún sin noticias, volvió a insistir. La respuesta fue idéntica. “Lo que sí me han enviado ha sido la encuesta de satisfacción para valorar el servicio”, comenta con sorna.

Su último recurso ha sido interponer una queja ante el defensor del pueblo, y está a la espera de resolución. Pero lo cierto es que un año después no ha recibido el reembolso, Correos se lava las manos y ninguna administración ha respondido. “Ya dudo hasta de si mi voto llegó y fue contabilizado. Lo peor es que, con escaso temor a equivocarme, intuyo que no soy un caso aislado.”

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