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Los agricultores de naranjas buscan ganar a la sequía: “Hemos sembrado variedades que pueden resistir el cambio climático”

Naranjas

Cristina G. Bolinches

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Un año malo tras otro. Como ya ha pasado con otros cultivos esenciales, como el aceite de oliva, la producción de naranjas en España -y de cítricos en general- va a vivir una segunda cosecha a la baja. El motivo, la prolongada sequía, a pesar de que las lluvias de este otoño sirven de cierto alivio para el campo.

Una situación a la que los productores, especialmente los del sur de la península, tratan de hacer frente con nuevas variedades de naranjos, más resistentes al estrés climático.

A esa sequía se suma, además, la creciente competencia de los cítricos egipcios que han disparado sus exportaciones a España en más de un 350% en los últimos años, según las estadísticas publicadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Una producción a la baja

La cifra de partida de esta campaña son los 2,643 millones de toneladas de naranjas que se espera producir en España. Esa cifra no es definitiva, sino que parte de los cálculos que realiza el Ministerio con los datos que aportan las Comunidades Autónomas en función de lo que indican los agricultores, en una temporada de recolección que acaba de echar a andar. 

Esos más de 2,6 millones de toneladas de este cítrico están un 8,2% por debajo de la cifra de la campaña anterior, que ya fue significativamente mala, según las diferentes fuentes consultadas.

Si se va más atrás en el tiempo, el dato es aún peor, porque la campaña se recorta en 830.000 toneladas respecto a la media de los últimos cinco años. “Hablamos de aforos para este año que son provisionales. Si cambian, será a peor, porque puede haber granizadas y heladas”, que golpeen la cosecha cítrica, indica Ricardo Bayo, responsable de Naranjas de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).

Una situación, de temperaturas por debajo de cero en invierno, que se suma a la persistente sequía que se ha prolongado durante meses. De ahí que haya que apostar por un cambio en qué se planta.

“Ya nos estamos planteando un cambio en la producción y hemos sembrado una nueva variedad con vistas al cambio climático”, explica Elena Rodríguez, representante de cítricos de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) Sevilla. “Son patrones de árboles que resisten más, tanto a la sequía como a las lluvias torrenciales y a las heladas”, explica.

“La vida de un naranjo son 25 o 30 años y en ese momento hay que pensar en injertarlos o plantar otros”, añade Rodríguez. “En los viveros nos dicen que este tipo de patrones de árboles han demostrado ser más resistentes”, indica con optimismo.

Que la producción de naranjas locales se resienta es clave no solo para España, también para el conjunto de Europa. Somos el primer productor de cítricos de la Unión Europea y el sexto del mundo. Y en nuestra balanza comercial pesan, sobre todo, las exportaciones, que alcanzan los 3.300 millones de euros.

De momento, el Ministerio de Agricultura ha hecho balance de la campaña anterior, la que terminó hace unos meses y los datos no son halagüeños. “En Andalucía, el impacto de la sequía y las limitaciones que se impusieron en el riego han afectado notablemente a los rendimientos”, explica en el último informe sobre producción de cítricos. “La producción de naranja se ha reducido en un 31% -en 600.000 toneladas- respecto a la campaña 2022 y un 23,4% en relación con la media”. Un recorte que es prácticamente similar en el caso del limón.

“También se han producido significativos retrocesos en la Comunitat Valenciana y en la Región de Murcia, donde la producción total es un 12,2% y un 14,3% inferior a la media, respectivamente”, añade.  

Presión de las importaciones egipcias

La consecuencia de esta caída de la producción es, primero, que España puede exportar menos, lo que afecta por ejemplo a la naranja ecológica, que fundamentalmente viaja fuera. Unas exportaciones que se han recortado cerca de un 17% respecto a la media de los últimos cinco años. Después, tenemos que importar más para poder seguir consumiendo, aunque ahí también hay pasos atrás. En el último año, los hogares españoles consumieron cerca de 487.000 toneladas de naranjas. Hace diez años eran más de 773.000 toneladas. 

Es ahí donde entran las importaciones de Egipto. Los datos que publica el Ministerio apuntan al conjunto de cítricos que llegan de este país, aunque se trata fundamentalmente de naranjas. En la última campaña fueron más de 41.000 toneladas. Se trata de un 357% más que la media de los últimos cinco años. Y llegan a precios más competitivos que los de otros mercados internacionales. En concreto, de media un 4% por debajo. 



“El miedo es que nos pidan los mismos precios que se está pagando por la naranja de Egipto”, apunta el responsable de Naranjas de UPA. Un precio que asegura desconocer porque se cierra con las empresas intermediarias y no llega a oídos de las organizaciones agrarias. “Llevamos muchos años denunciando la falta de transparencia de estas importaciones, que se enciendan luces y haya más información”, se lamenta. Además, desde hace meses, con la Ley de la Cadena Alimentaria “es obligatorio que todos los contratos queden en el Registro de Contratos de la AICA, [la Agencia de Información y Control Alimentarios], pedimos que los agreguen de forma anónima y se publiquen, pero también nos dicen que Competencia no lo permite”.

Tanto Ricardo Bayo como Elena Rodríguez también ahondan en cómo estas importaciones llegan a España sin garantías de trazabilidad o sobre qué fertilizantes y fitosanitarios se han empleado, porque pueden estar prohibidos por la Unión Europea. Mientras los cítricos españoles sí cumplen esas normas. “Solo pedimos que no se permita la entrada de naranjas cuando no hay garantías de que están cumpliendo las normas”, recalca la responsable de COAG en Sevilla. 

Que el mapa global de la producción de este cítrico está cambiando también lo asume el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que periódicamente elabora informes sobre cómo evoluciona el sector. Respecto a la Unión Europea, adelanta que “se espera que la producción descienda un 13%, hasta 5,9 millones de toneladas, debido a un verano seco e inusualmente cálido en España e Italia”.

La Unión ya aumenta sus compras de naranjas fuera de territorio comunitario. Entre septiembre de 2022 y julio de 2023, importó casi un millón de toneladas de naranjas, un 43,5% más que un año antes, según datos de UPA. 

Mientras, el citado Departamento de Agricultura estadounidenses destaca el crecimiento de este cítrico en Egipto, de quien prevé un aumento de la producción de 600.000 toneladas “hasta alcanzar la cifra récord de 3,6 millones de toneladas, debido al aumento de la superficie cosechada y a la climatología favorable” y también anticipa que este país logre “un aumento de las exportaciones casi récord”. Sus principales mercados, la Unión Europea, Rusia y Arabia Saudí.

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