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Los apicultores alertan: “La situación es crítica, poca producción, costes disparados e inundados de miel china”

MielChina

Cristina G. Bolinches

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“Estamos en una situación muy difícil. Ahora mismo estamos vendiendo por debajo de los costes de producción. La apicultura no es como otro tipo de ganadería, que la tienes al lado de casa. Yo tengo mis abejas a 250 kilómetros y tengo que ir a verlas”, asegura Antonio Vázquez, responsable de Apicultura de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) Andalucía. “Al coste del carburante se suma el cambio climático, porque en marzo no había caído una gota, no había una abeja. Luego, llovió de golpe, y cuando teníamos colmenas, la floración ya se había ido. Ahora la sequía. Es una situación crítica porque tenemos bajas colmenas, poca producción, costes disparados y encima nos inundan con miel china”, resume.

En España trabajan más de 35.000 apicultores, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, que corresponden a marzo de 2021. De ellos, solo el 18% son profesionales, aquellos cuyas explotaciones reúnen más de 150 colmenas.

Ese es el caso de Carlos Zafra, apicultor de Murcia, que también ha visto caer la producción como efecto de las tardías lluvias de la pasada primavera. En cambio, sus costes están disparados. “En esta región estamos cosechando un 50% menos. De media, los costes del año pasado fueron de 30.000 euros. Este año, estamos en un 25% o 35% más, porque los apicultores tenemos que trasladar las colmenas”, indica Zafra.

Pesa, sobre todo, el precio de los carburantes en esa trashumancia que ahora lleva las abejas hacia Castilla y León. “Pero somos uno de los sectores olvidados. No hemos tenido ayudas, ni tenemos gasóleo agrícola o profesional. Cuando fue la huelga de los transportistas muchos apicultores se sumaron, porque en el fondo, también son transportistas, aunque sea de colmenas”, añade.

“No solo es el combustible, también se ha disparado la alimentación”, explica Antonio Prieto, responsable de Apicultura de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). Se refiere a los azúcares y a la glucosa con la que se alimenta a las abejas cuando no hay floración. “Un kilo de esa alimentación suplementaria estaba en cerca de 1,25 euros y ahora está a 2 euros. El aumento de costes estaría minimizado si la producción fuera acorde. Hasta abril éramos optimistas; pero vino una ola de calor y destrozó flores. No hay polen, no hay néctar”, resume. “Es pronto para hacer una previsión para todo el año, pero vamos a estar en un 50% menos”. Una producción que, sobre todo, se concentra en la mitad sur de la Península.

Los apicultores critican el estancamiento de los precios, a pesar de la caída de la producción que, en teoría, tendría que haber tirado de ellos al alza. Los últimos datos de precios del Ministerio de Agricultura corresponden a hace más de un año, a abril de 2021. Entonces, el precio de la miel estaba al alza, con subidas de la miel a granel del 14,59% en la variedad multifloral; y del 5,51% en la multiflores envasada; por encima de los 4,5 euros el kilo, y de los 7 euros, respectivamente. 

Hablan de caída de la producción local y, en cambio, de un aumento de las importaciones. “Entre enero y marzo de 2022 los operadores españoles adquirieron un total de 9.198 toneladas de miel, 1.057 toneladas más que en el mismo trimestre del año 2021”, indica el último informe sobre importaciones de miel de COAG, elaborado con datos de la Secretaría de Estado de Comercio y publicado a principios de junio. “El nivel de compras de miel durante este primer trimestre se situó en niveles muy similares a los del primer trimestre de 2017, el año de mayor nivel de importaciones de miel de los últimos años”. 

El origen de las importaciones, en duda

Es ahí donde entra un problema adicional, que provoca discrepancias en el sector, entre productores y envasadores y comercializadores. ¿De dónde viene esa miel que se importa? ¿Por qué se importa significativamente menos miel de China que hace unos años y, al mismo tiempo, se han disparado las importaciones de países como Portugal, Uruguay, o antes del conflicto, de Ucrania?

“El sector apícola lleva años sufriendo importaciones y el desamparo de las autoridades españolas y europeas, que no toman cartas en el asunto”, critica Carlos Zafra. “Hace año y medio se consiguió que figure en la etiqueta cuál es el país de origen de la miel, pero nos dimos cuenta que había desaparecido la miel china de las estanterías de las tiendas”. “No es el primer año. La miel de china se triangula. Empezó Ucrania, por Turquía, Bulgaria y ahora parece que es Portugal”, asegura Antonio Prieto. “Pero son sospechas, porque Portugal es un país que produce poco y exporta mucho, a precios muy bajos, a 1,60 euros; cuando aquí tenemos un observatorio que dice que estamos a 2,50 o 2,80 el kilo”. 

“Vuelven las triangulaciones masivas de miel china, y de otros países, hacia España a través de Portugal durante el primer trimestre de 2022”, señala COAG en el citado informe trimestral. “Al mismo tiempo que los operadores portugueses vendieron 2.261 toneladas de miel a la industria española a un precio medio de 2’05 €/kg, compraron 2.563 toneladas a otros países del mundo a precios muy bajos (principalmente a China, Cuba e India)”, indica la asociación agraria. “A partir del análisis de estos datos de comercio exterior, nuestra valoración es que la miel que no está comprándose por parte de la industria española directamente a China –como se hacía anteriormente– se triangula desde hace algunos años a través de otros países de nuestro entorno comunitario. Durante este primer trimestre de 2022, principalmente desde Portugal”. 

No es la primera vez que COAG habla de triangulaciones. A finales del año pasado publicó junto a la organización de consumidores OCU un informe titulado 'El misterioso caso de la miel de China'. En él apunta a un resquicio en el Código Aduanero de la Unión Europea, que permitiría la mezcla de mieles en países intermedios, la citada triangulación, para evitar decir que la miel procede del exterior de la UE. 

“Entendemos que, en el caso de miel de un tercer país (importada por cualquier operador de un Estado miembro de la UE) que se mezcla (y, en su caso, también se calienta) con miel cosechada en un Estado miembro de la propia UE que aporta un porcentaje mayor al 50% en peso a la mezcla final, dicha mezcla puede adquirir el origen de ese Estado miembro de la UE que representa más del 50% en peso de la mezcla final”, afirma el citado informe. Es decir, después de mezclarse en un país intermediario, este aparece en las etiquetas como mercado de origen. De momento, el Ministerio de Agricultura, no indican a elDiario.es si está analizando esta situación. El de Consumo asegura que “el etiquetado es algo que se ha de trabajar en el seno de la UE y las competencias son materia del MAPA, que es quien plantea las características. De todos modos, en sintonía con lo que nos trasladan las centrales agrarias como COAG, en Consumo seguimos explorando las medidas para garantizar la máxima información al consumidor”.

La base de este análisis es el desplome de las importaciones de China en los últimos años. En 2015, según las estadísticas que publica Agricultura, se importaron desde China 17.847 toneladas de miel, casi el 80% del conjunto de importaciones extracomunitarias. En cambio, en 2020 fueron 4.770, algo menos del 31%. En cambio, Uruguay y Ucrania han pasado de 784 y 822 toneladas, respectivamente, a 5.818 y 1.246 toneladas. “China redujo sus volúmenes notablemente, pasando a ser Portugal nuestro principal proveedor de miel con un incremento en 2020 del 21%”, afirma el informe, que no da cifras sobre este detalle del comercio bilateral. El país vecino contaba en el año de la pandemia con 762.667 colmenas, el 4% de toda la UE; frente a los más de 2,9 millones de España, el 12% del total comunitario.

La información de los etiquetados

Las etiquetas sí tienen que afirmar de dónde viene la miel, aunque no concretar porcentajes en función del origen. En mayo de 2020, el Gobierno modificó el Real Decreto 1049/2003, sobre la norma de calidad relativa a la miel. Incluyó, específicamente, que “deberán mencionarse en la etiqueta el país o los países de origen en los que la miel y, en su caso, sus mezclas hayan sido recolectadas”.

La asociación que engloba a los comerciantes y envasadores,  Asemiel-Animpa, indica a elDiario.es que el informe publicado a finales de 2021 por COAG y OCU “se basaba en supuestos y no en afirmaciones. Es decir, en ningún momento pudieron probar lo que alegaban ni las hipótesis planteadas”. “Por otra parte, la propia normativa no deja la puerta abierta a que se cumpla la afirmación que consta en el informe”, en referencia al cambio normativo aprobado hace año y medio. “Así trabajan todos los asociados de Asemiel-Animpa (cerca del 90% del sector envasador) en este y otros temas: cumpliendo la legalidad y realizando análisis muy exhaustivos, más allá de los obligatorios de las propias administraciones, para garantizar sin ninguna duda los orígenes de la miel”. 

La asociación indica que “la miel es un producto de un solo ingrediente, que puede tener diversos orígenes. Por legislación, se deben indicar todos los países de procedencia cuando el ingrediente primario sea el resultado de una mezcla. Es conveniente señalar que toda la miel comercializada en España, independientemente del origen y su mezcla, tiene todas las garantías de autenticidad y pureza. Insistimos en que hoy en día, el consumidor está perfectamente informado de los orígenes geográficos de la miel que adquiere”, por el citado cambio de 2020. “Aunque esta obligación debería ser a nivel de todos los envasadores de miel de la Unión Europea”, matiza.

Una de las principales marcas del sector, Granja San Francisco, asegura que, en su caso, desglosa los orígenes. “Si en un tarro de miel de nuestra marca hay miel de tres países, ponemos los tres países; y si es española, es española”, afirma un portavoz de Adam Foods, la empresa matriz de esta enseña, que también es dueña de Panrico, Cuétara o el caldo Aneto. “Y en ningún envase de Granja San Francisco hay miel china”, recalca.

Por otro lado, la patronal indica que España es habitualmente deficitaria en producción de miel con relación al consumo interno, situándose el autoabastecimiento en el 88% durante 2020. En ese mismo año el consumo per cápita fue de 0,8 kilos, lo que impulsó el consumo real de miel envasada en los hogares respecto a 2019, al pasar de 11 kilos a 13,5 kilos. En concreto, la asociación enumera que, en España, el consumo de miel alcanza un total de 38.000 toneladas, mientras que se producen 33.000, se importan algo más de 32.000 toneladas y se exportan cerca de 28.000.

“Europa es deficitaria en producción de miel y sabemos que hay que importar miel pero lo que queremos saber es a dónde va la miel que viene de fuera; que entre, pero se sepa de dónde viene”, recalca Antonio Vázquez. “La obligación en las etiquetas es decir que hay miel de otros países, pero no hay obligación de decir los porcentajes. Es legal, pero se está ocultando información a los consumidores”, apunta en la misma dirección el responsable de Apicultura de UPA. “Además, los controles en otros países no son iguales que los que se hacen aquí. En el tema del origen de los países, estamos siempre con dudas”, asume Prieto.

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