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La cooperativa renovable Som Energia espera facturar este año más de 64 millones y suma 37 socios al día

Planta de Fontiveros (Ávila) que se había quedado a medio construir durante la crisis, pero fue adquirida por Som Energia.

Antonio M. Vélez

Som Energia, cooperativa de consumo y producción de electricidad 100% renovable sin ánimo de lucro con sede en Girona, espera ingresar este año más de 64 millones de euros a través de sus tres patas de negocio (comercialización, producción y actividad cooperativa), según el presupuesto que ha puesto a disposición de sus socios de cara a la asamblea anual del próximo 25 de mayo.

La documentación difundida de cara a esa reunión, cuyo orden del día publicó la cooperativa el viernes, refleja que en 2018 se incorporaron a ella 13.790 socios, cifra récord que implica un crecimiento del 31% en su base de cooperativistas y que equivale a una media de más de 37 socios al día y más de 1.100 al mes.

Som tiene actualmente, según su web, más de 57.400 socios y cuenta con 96.173 contratos de suministro eléctrico en vigor, frente a los 54.099 cooperativas y 86.262 contratos que tenía a cierre de 2018 (un año antes eran 41.050 socios y 59.994 contratos). Al ritmo de los últimos años, este ejercicio superará previsiblemente la barrera de los 60.000 socios y los 100.000 contratos.

El año pasado, su cifra de negocios consolidada fue de 49,4 millones, un 52,1% más, según las cuentas que someterá a la aprobación de sus dueños. Estos se reparten por toda España, aunque más del 66% está en Catalunya. Madrid es la segunda comunidad autónoma en importancia, con el 7,5% del total de socios. Más del 94% son particulares, aunque también hay empresas, administraciones públicas, comunidades de vecinos, cooperativas, asociaciones y fundaciones.

Con una plantilla de 67 personas contratadas el pasado ejercicio, Som ha logrado captar 11,3 millones de euros entre 2012 y 2018 entre 6.517 socios para promover proyectos de energía renovable y ha llevado a cabo iniciativas como la adquisición en 2017 de una planta fotovoltaica en Ávila que se había quedado a medio construir durante la crisis y que se puso recientemente en marcha.

Sin embargo, el fuerte crecimiento de su actividad de comercialización llevó a que el año pasado Som solo lograse cubrir con producción propia (fotovoltaica, biogás e hidráulica) el 3,33% de los 246.825 megavatios hora que vendió.

Sus cuentas de 2018 reflejan un resultado positivo de 554.000 euros, un 9,2% menos, que, según el preceptivo informe de sus interventores, logró gracias a “las aportaciones de socios por donativos voluntarios de un céntimo de euro por kWh consumido”, que “tienen un peso muy relevante en el resultado final”. En 2018, esos donativos, que Som espera que alcancen los 647.000 euros este año, sumaron más de 566.000 euros.

Sin ellos, el resultado de explotación (antes de resultados financieros e impuestos) “hubiera sido negativo” en algo más de 22.000 euros, según los interventores, que destacan que “un donativo aportado voluntariamente sólo por una parte de los socios permite a la cooperativa tener un resultado que casi coincide con él. Entendemos que se debería realizar una reflexión sobre su aplicación y uso, la voluntariedad, y su contabilización y fiscalidad”.

El informe deja negro sobre blanco la dificultad de rentabilizar la actividad de comercialización al margen del oligopolio de las compañías verticalmente integradas que forman Endesa, Iberdrola, Naturgy, EDP y Viesgo (Repsol). Los interventores señalan que el criterio acordado por la asamblea de mantener un margen comercial bruto de entre el 4% y el 6% para establecer los precios de venta de electricidad “resulta insuficiente para asegurar un resultado comercial positivo”.

Así, en 2018, el margen comercial bruto de Som fue del 6,18%, algo menos de 3 millones, mientras que los gastos corrientes (3,12 millones) supusieron un 6,49% de las ventas de electricidad, lo que llevó a un Ebitda (resultado comercial) negativo de 144.444,98 euros. “Consideramos imprescindible cambiar el criterio actual para establecer los precios de venta de electricidad de la cooperativa para asegurar un EBITDA positivo de al menos un 1 ó 2 por ciento sobre las ventas”, concluyen los interventores.

Gestión participativa

Con una gestión participativa basado en el debate entre sus socios de las propuestas que llegan a la asamblea anual a través de 53 grupos locales repartidos por todo el Estado, Som Energia nació en 2010 con el objetivo de cambiar el modelo energético hacia uno 100% renovable y democrático y se ha consolidado como uno de los ejemplos más relevantes de socialización de la energía en España.

Actualmente, ocupa un lugar destacado entre las pequeñas comercializadoras que están haciendo frente a los gigantes del sector, que el año pasado lograron superar por primera vez el 10% de cuota de mercado en el segmento liberalizado de baja tensión (domésticos y pymes), hasta situarse en el 11,2% al cierre de 2018. Acabaron el ejercicio con 423.307 clientes más, hasta los 2.039.401 suministros, un aumento interanual del 26,2%.

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