Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La crisis de los aeropuertos alemanes: sin ayudas millonarias y con miles de empleos en peligro

Policías patrullan en el aeropuerto de Fráncfort.

Aldo Mas

Berlín —

1

Hace unos días cerraba en Berlín el Aeropuerto de Tegel, una infraestructura inaugurada en 1948 que ha servido de puerta de entrada a la capital alemana durante décadas. Las imágenes del despegue de los últimos vuelos allí han sido motivo de tristeza para los berlineses. Pero no sólo por lo mucho y bien que ha servido a la ciudad ese aeropuerto del nortes berlinés. En plena pandemia, en el sector aéreo parece que todo tiempo pasado fue mejor. 

Tanto es así que en el sector aeroportuario germano se estima que entre enero y septiembre de este año, el tráfico aéreo ha caído un 70,2%. La culpa la tiene mayormente el SARS-CoV-2, el virus de la COVID-19, y las medidas para prevenir la propagación de dicho agente infeccioso que mantienen a los aviones en tierra y a los viajeros en sus casas.

Así, centros que antes conectaban prácticamente todos los puntos del planeta con Alemania, como el Aeropuerto Internacional de Fráncfort, han visto caer el número de viajeros que han pasado por sus instalaciones en los primeros nueve meses del año en un 82.9%. Así lo ha indicado Fraport, la compañía encargada de operar dicha infraestructura. 

En el Aeropuerto Internacional de Múnich-Franz Josef Strauss, otro de los grandes aeropuertos alemanes, la actividad ha caído un 73% por culpa de la pandemia. Es en este sombrío contexto que abría sus puertas el último día octubre el Aeropuerto de Berlín Brandeburgo. Aquí se conoce como “BER”. 

Se supone que para el este alemán y para la capital germana esta infraestructura iba a suponer una revolución. El BER tiene capacidad para que pasen por allí 35 millones de viajeros al año. Sin embargo, su más que retrasada apertura – han hecho falta 15 años para construir el BER pese a que tenía que entrar en funcionamiento en 2011 – y los sobrecostes que ha traído consigo – unos 4.600 millones de euros – hacían imposible cualquier celebración. 

Por si fuera poco, el contexto pandémico impide las alegrías, tanto en el BER como en otros grandes aeropuertos. De hecho, el reducido tráfico aéreo que ha provocado la pandemia da lugar a muchas preocupaciones. Al menos así ha de ser para los cerca de 45.000 trabajadores de los aeropuertos germanos cuyos empleos están ahora amenazados por la crisis que ha traído el coronavirus, según las cuentas que hacen en la Asociación de Aeropuertos Alemanes (ADV, por sus siglas alemanas). 

De acuerdo con esta organización, cerca de un 25% de los 180.000 empleos del sector aeroportuario está en peligro.

“Una situación económica de emergencia”

Como prácticamente todas las empresas golpeadas por la pandemia, los aeropuertos alemanes luchan desde hace meses para rebajar los costes de su funcionamiento. Han puesto a parte de sus plantillas a recibir la subvención de jornada reducida, una medida destinada a evitar los despidos. Pero en la ADV han lanzado una señal de alarma. 

“Muchos aeropuertos se encuentran en una situación económica de emergencia”, según ha dicho Raplh Beisel, responsable de la ADV, en unas declaraciones recogidas por el diario económico germano Handelsblatt.

Los aeropuertos, rentables cuando ingresan suficiente, entre otras cosas, en concepto de tasas, alquiler de espacios para gastronomía y comercios o aparcamientos, han visto reducido su modelo de negocio a la mínima expresión. Según las cuentas de la ADV, los aeropuertos necesitan ayudas millonarias. Hasta 750 millones de euros habría que emplear ya para sacar de sus apuros actuales a los aeropuertos germanos. 

En términos de necesidades, BER berlinés juega un papel especial. Ya antes de su reciente apertura, los responsables del aeropuerto berlinés pedían ayudas para mantener en pie la flamante infraestructura. En concepto de ayuda por culpa del coronavirus, el BER – propiedad del estado alemán y de los Länder de Berlín y Brandeburgo – va a recibir 300 millones de euros públicos este año. 

Para el año que viene se hacen cálculos según los cuales serán necesarios otros 540 millones de euros. De acuerdo con las cuentas del Handelsblatt, el coronavirus hará perder a todo el sector del orden de 2.000 millones de euros en 2020 y 2021. El sector, si pudiera funcionar sin pandemia, movería unos 27.000 millones de euros, de acuerdo con la ADV.

Los aeropuertos regionales se llevan la peor parte

Pero los perdedores de verdad del sector no son los grandes aeropuertos de Berlín, Múnich o Fráncfort. Ahora que la empresa de biotecnología germana Biontech y la farmacética estadounidense Pfizer han anunciado avances considerables en el desarrollo de una vacuna contra la COVID-19, los responsables de esas infraestructuras pueden pensar en que hay un futuro negocio post-pandémico. 

Pero no parece que así ocurra con muchos de los pequeños aeropuertos alemanes. Un reciente estudio de la Federación Alemana para el Medioambiente y la Conservación (BUND, por sus siglas alemanas) avisaba este verano de la crisis existencial que atraviesan los aeropuertos regionales alemanes. 

Según BUND, sólo dos de estos aeropuertos, los de Memmingen y de Wezee, generan beneficios. Otros catorce aeropuertos repartidos por toda la geografía alemana son deficitarios. Entre ellos se encuentran el de Rostock-Laage, Paderbon-Lippstadt, Erfurt-Weimar, Fráncfort- Hahn o Kassel-Calden. Entre otras cosas, no cuentan con los tres millones de viajeros anuales que se supone se necesitan para ser rentables. 

Para estos aeropuertos, la crisis viene de lejos. El coronavirus no ha hecho más que agravarla. Si se han mantenido abiertos hasta ahora era por la voluntad política de los gobiernos regionales, que los han sacado a flote gracias a recursos públicos. Esta práctica, sin embargo, tiene fecha de caducidad. La Unión Europea dejará de permitir mantener estos negocios deficitarios en 2024. 

Por eso también señalaba el diario Süddeutsche Zeitung a cuenta del estudio de BUND de este verano: “el sistema de los aeropuerto regionales no es económicamente sostenible, no se adapta a las necesidades y es climáticamente cuestionable”.

Etiquetas
stats