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Las eléctricas traspasan a millones de usuarios a las tarifas más baratas y se quedan parte del ahorro

Un operario en un cuarto de contadores de electricidad.

Antonio M. Vélez

La tarifa eléctrica de discriminación horaria (DH), con dos periodos de facturación diferentes en función de las horas del día, está en auge. A cierre de 2018, según las últimas estimaciones de la Comisión Nacional de los Mercados de la Competencia (CNMC), había acogidos 4.387.003 clientes a la tarifa más habitual de este tipo, la 2.0 A DHA, un 55% más que un año antes.

En dos años, se ha más que duplicado el número de clientes con este peaje de acceso, la parte regulada que se cobra de forma independientemente del consumo, dado que a finales de 2016 había poco más de 2 millones se habían acogido a estar fórmula de tarificación. Reservada a suministros con menos de 10 kilovatios (kW) de potencia contratada, la tarifa 2.0 A DHA ofrece dos periodos de facturación en los peajes, valle (más barato, por las noches y hasta el mediodía) y punta (más caro, el resto de horas).

Se podría pensar que los consumidores han tomado nota de la subida de la luz y han decidido acogerse de forma masiva a la DH, la opción más recomendada por el ahorro que supone para la inmensa mayoría de usuarios, y que para los clientes que optan por las tarifas reguladas del precio voluntario al pequeño consumidor (PVPC), las más recomendadas por los expertos, suponen un ahorro promedio de en torno al 20% en la factura anual de un usuario tipo.

Sin embargo, la explicación a ese trasvase está en que muchas de las denominadas “ofertas” del mercado libre que ofrecen las eléctricas implican traspasar al usuario a la DH, un trámite con un coste de 10,95 euros (IVA incluido) en concepto de derechos de enganche que asumen las propias compañía en algunas de estas ofertas (no todas).

Es el caso de ofertas a precio fijo que las eléctricas venden para cubrirse ante las oscilaciones del PVPC (vinculado al precio diario del mercado mayorista de electricidad, y al alza en estos días de enero), como la denominada Energy Wallet, de Iberdrola: una “falsa” discriminación horaria, como la definió en agosto la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Otro ejemplo son las Tempo Happy, de Endesa, que exigen “activar la tarifa con discriminación horaria, pero al cliente se le aplicarían como tarifa final su propuesta de tarifa Happy, sin distinguir entre horario punta y valle”, como advirtió también la OCU ya en 2017. La tarifa One de Endesa, que ofrece “un único precio para toda la energía que consumas y un único precio para la potencia”, según explica en su web, también está sujeta a la 2.0 A DHA.

Una práctica legal

“Bajo cuerda, las eléctricas están pasando masivamente a los clientes a discriminación horaria”, explica el empresario y experto en energía Jorge Morales de Labra. “Ofrecen descuentos en factura, pero no sobre discriminación horaria sino sobre la energía consumida” y “se quedan la diferencia”, resume.

Es una práctica legal: “Puede que no sea ético, pero conforme está redactada la regulación es algo que en principio se puede hacer”, señala Emilio Bravo, consejero delegado de Lucera. Esta comercializadora ofrece energía de origen renovable “a precio de coste” a sus usuarios, a los que cobra una cuota fija de 3,9 euros a cambio de ofrecerles la tarifa más acorde a su consumo. Bravo deja claro que su empresa no participa en estas prácticas de cambio a DH sin conocimiento del usuario.

Desde la consultora especializada Ingebau, que hace unos meses calificaba en su cuenta de Twitter de “timo de manual” una de estas ofertas (la de EdP, que en teoría ofrece un mes de luz gratis a sus clientes), critican que las grandes eléctricas “abusan por la falta de conocimiento del sector y la CNMC no lo advierte”.

“Para mí el problema no está en las eléctricas, sino en la CNMC y en su comparador de ofertas”, dice el consultor Francisco Valverde, que cifra el sobrecoste de estas ofertas con respecto a un usuario que optase por el PVPC con discriminación horaria en unos 70 euros anuales, impuestos incluidos.

Valverde, que considera que las compañías se limitan a “encajar su producto”, cree que esa herramienta de la CNMC, el organismo que en teoría defiende a los consumidores de los abusos de las empresas, es “un engaño”. Alude al hecho de que varias modalidades de esas ofertas de Iberdrola y Endesa aparecen en el comparador de la CNMC entre las opciones más baratas si el usuario indica que su tarifa actual es sin DH, pero si se señala que ya se tiene DH (y, por tanto, se quieren buscar las opciones en el mercado libre con esa modalidad), aparecen al final: son más caras que el resto de ofertas con discriminación horaria.

Obligación de informar

Desde octubre, un decreto del Ministerio para la Transición Ecológica obliga a las eléctricas a informar a los clientes acogidos al PVPC del ahorro que supondría contratar la DH. Aunque esta información en la factura (hay que fijarse bien para verla) ha podido tener un efecto en el trasvase masivo de consumidores a la discriminación horaria, los expertos consultados descartan que el fuerte aumento responda a esa obligación de información. El último dato mensual de la CNMC es de septiembre, justo antes del decreto, cuando había 3,8 millones de clientes con el peaje 2.0 A DHA.

Preguntado por las razones de este incremento de los consumidores acogidos a DH, Transición Energética se limita a señalar que “parece que podría obedecer al hecho de que la mayor parte de los consumidores obtienen descuentos automáticos por el mero hecho de pasarse a discriminación horaria, sin siquiera tener que desplazar sus consumos, debido a los valores actualmente fijados para los periodos valle y punta. En este sentido, está pendiente una revisión en profundidad de la estructura de peajes y sus precios que se abordará ante el traspaso previsto de esta competencia a la CNMC”.

La última orden de peajes del ministerio prevé que para 2019 el peaje 2.0 A DHA supere los 7,7 millones de usuarios acogidos y que la discriminación horaria (contando las diferentes opciones para vehículo eléctrico y la pensada para pymes) suponga ya el 30% del mercado eléctrico de baja tensión, frente al 10% de 2016.

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