Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Esperanza Aguirre, la ideóloga de un modelo sanitario que hace negocio
El PP usa el “sentido común” para disfrazar su renovado negacionismo climático
OPINIÓN | 'Privatizacionitis sanitaria: causas, síntomas, tratamiento', por Isaac Rosa
ENTREVISTA
Presidente del Real Instituto Elcano

José Juan Ruiz, economista: “A Trump le está saliendo bien, cada país al que se enfrenta acaba aceptando”

José Juan Ruiz, en la sede del Real Instituto Elcano

Serafí del Arco

13 de octubre de 2025 21:52 h

8

José Juan Ruiz (Tarancón, 1957) preside el Real Instituto Elcano desde febrero de 2021, cargo que compagina con el de miembro del Consejo Asesor de Asuntos Económicos del Ministerio de Economía. Economista de formación y pertenece al cuerpo de Economistas y Técnicos Comerciales del Estado, a lo largo de su vida profesional ha ocupado varios puestos en el Ministerio de Economía y ha ejercido como economista jefe e investigador en varias instituciones financieras, lo que le proporciona una visión privilegiada de lo que está ocurriendo en la economía mundial.

Ruiz acaba de publicar un artículo de investigación en Elcano en el que analiza la reconfiguración del orden económico global bajo la estrategia MAGA de Estados Unidos y sus implicaciones para China y la Unión Europea. El economista argumenta la “racionalidad” de dicha estrategia y cómo el proteccionismo estadounidense le está resultando “óptimo a corto plazo” a EEUU. El panorama que dibujan estas páginas es el de un mundo en “transición dolorosa” en el que la racionalidad política se impone a la racionalidad económica y donde “la victoria ya no consiste en crecer, sino en hacer que el rival pierda más”.

Dice en las conclusiones de su trabajo: “Sabemos que esto terminará mal. La cuestión no es si habrá crisis, sino cuándo, y quién emergerá de los escombros”. ¿Se atreve a responderla?

Lo importante es el contexto y cómo está hecho ese análisis. En realidad, lo que intenta es entender la racionalidad de lo que a todos nos parece como improvisado, como un tema que va llegando en oleadas que no están coordinadas. Y mi impresión es que estamos viviendo un mundo en el que todo es más racional de lo que parece. Los agentes se mueven, cada uno de ellos intenta defender sus intereses: lo que ha cambiado es el interés.

¿Cuál es ahora el interés?

Durante mucho tiempo, prácticamente desde la Revolución Industrial, desde Adam Smith y Ricardo, la idea era tener juegos de suma positiva; es decir, si colaboramos y competimos, la especialización lleva a un proceso de mejora de la eficiencia, y la mejora de la eficiencia genera incremento de productividad, y el incremento de productividad genera más bienestar. Ese es el mundo en el que hemos vivido. La interdependencia y la eficiencia eran objetivos que eran positivos para todo el mundo. Mi sensación es que hemos entrado en un juego de suma cero: es decir, un juego en el que la economía ha ido cediendo estos razonamientos económicos a otros razonamientos que son más geoeconómicos o geopolíticos. Estamos hablando más de poder que de economía. Y el poder, por definición, no es un concepto de suma positiva, el poder es relativo: para que tú tengas más poder, alguien tiene que perderlo. Esta idea de juego de suma negativa es lo que creo que está detrás de los acontecimientos que estamos viendo.

¿Qué ha cambiado para que esto suceda?

Estados Unidos, el poder hegemónico, percibió que, de continuar colaborando, cooperando y siendo cada vez más interdependiente, su situación iba a ir deteriorándose. Hizo un análisis de qué es lo que ocurrió a partir de los años 2000, con la llegada de China y la globalización, y percibió que en ese juego Estados Unidos perdía poder económico, político y, por lo tanto, había que cambiar esas reglas de juego. Quizás la frase más brutal que define esta nueva filosofía es la del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ante el Senado: “Este orden internacional está obsoleto y nuestros aliados y rivales han weaponizado sus reglas contra nosotros”. Esta es la percepción que hay detrás de todo el movimiento MAGA: que el orden, las reglas, las instituciones, conducen probablemente al declive del poder hegemónico y de la fuerza indiscutible de Estados Unidos. Es todo muy racional, todo este movimiento está muy bien pensado.

Muchos tienen la sensación de que Trump actúa a bandazos.

Y me produce mucho desasosiego. Probablemente en los detalles y en los matices sí, pero el pasar de un juego de suma positiva a un juego de suma cero no es tan irracional si uno tiene en cuenta la visión de un país como el que ellos tienen. Y, en segundo lugar, en ese juego de suma negativa, lo que ocurre es que, aunque todos perdamos en el proceso, si al que agredes pierde más que tú, tú estás mejor en términos relativos. Y este es un poco el renacer. O sea, cuando dicen America first, es literal: vayamos a recuperar poder para Estados Unidos. Y la verdad es que, en todos estos meses, la gente en la calle te dirá que a Trump le está saliendo bien. Lo que ha ido viendo a lo largo de todos estos meses cada uno de los países a los que se ha enfrentado es que enfrentarse tenía más riesgos que aceptar. Y aunque ha subido su cuota [arancel] para poder seguir manteniendo su relación con Estados Unidos y paga más, y, por lo tanto, ha hecho una transferencia de bienestar, es una situación de equilibrio mejor que la de enfrentar. Leyeron muy bien los incentivos y cuáles iban a ser las reacciones de una gran parte de la economía mundial.

José Juan Ruiz, durante la entrevista en la sede de Elcano

Hay un debate sobre si Estados Unidos se dirige hacia un estancamiento con inflación.

Esto es analizarlo con las variables y las métricas del pasado, este es el tema. Ellos no están muy preocupados con ese riesgo. Los datos no son tan determinantes. Ha habido una desaceleración en el crecimiento, que es importante, fundamentalmente en la creación de empleo, pero la situación de la que se partía era una situación de pleno empleo. Hay más riesgo de tener más inflación que de tener una crisis de empleo. Pero –insisto– lo importante no es tratar de analizar lo que está ocurriendo con métricas de la economía del crecimiento, porque a lo mejor el crecimiento no es la prioridad. La prioridad es tener un poder hegemónico y un dominio sobre las relaciones, las instituciones y, sobre todo, redefinir las reglas porque, como piensa Marco Rubio: las reglas han estado siendo utilizadas contra nosotros. La forma de vivir en un mundo con reglas es cambiar esas reglas y las vamos a cambiar de una manera violenta, imponiendo las nuestras.

La estancia de Trump será temporal. ¿Cree que volveremos a las reglas anteriores?

No, al mundo internacional que conocimos hace cinco o diez años ya no volveremos. Heráclito dijo que nunca te bañas en el mismo río. ¿Va a ser siempre un mundo tan de shocks como el que estamos viviendo, uno detrás de otro? Probablemente no, pero dependerá mucho de cuál sea la evolución de la política y de la economía. En la famosa foto de Xi Jinping y Putin con todos los demás líderes autocráticos en el puente no estaban hablando ni de aranceles, ni de bombas atómicas, ni de Ucrania o de Gaza: de lo que estaban hablando era de la inmortalidad.

¿Qué es lo que más le preocupa de todo este nuevo orden que está surgiendo?

Que estamos muy centrados en temas que son muy importantes, como los aranceles, la autonomía estratégica, el alineamiento, los bloques... Pero si hay un lugar en el que Estados Unidos tiene un dominio absoluto, comparable al que tiene en otras áreas económicas, de seguridad, defensa, tecnología, se llama sistema financiero. El sistema financiero global está apoyado en el dólar. Solo hay un sistema financiero en el mundo, que es el de Estados Unidos. Por cada dólar que se negocia en comercio de bienes y de servicios, hay 17 dólares financieros. Y cómo funcionan y cómo se interrelacionan esos 17 dólares es lo que representa Estados Unidos. El yuan no es una moneda internacional. La moneda internacional es el dólar. Y, por lo tanto, la fortaleza del dólar, la confianza en la divisa, la independencia de la FED, que todo esto siga funcionando, es el cierre del equilibrio global. Si el dólar, por alguna razón, pierde esas características, tendríamos un shock financiero casi con toda seguridad.

Pero el dólar se está debilitando.

El dólar se deprecia, pero sigue siendo el 70% de las monedas reservas. Japón tiene 1,4 trillones de dólares en sus reservas; China, 1,2. El euro es menos del 14% de las reservas internacionales. Este es el equilibrio. Cuando uno oye hablar del crecimiento del crédito en el mundo, todo el mundo piensa en el crédito, en los bancos que lo dan, pero detrás de ese crédito hay un pasivo que está en manos de los individuos que es al que le han dado la liquidez. Solo tenemos que recordar qué ocurrió cuando explotó la burbuja en la gran recesión financiera. Los que realmente pueden provocarla son unas instituciones, pero el impacto es sobre todo en la sociedad.

¿Burbuja financiera? Las expectativas de que el mundo puede ser mejor con la tecnología yo creo que son reales, y esto es lo que los mercados están anticipando

Su trabajo habla de una probabilidad significativa de autocrisis financiera, amplificada por la pérdida de independencia de los bancos centrales. ¿Hay una burbuja financiera?

Los mercados tienen unas expectativas tan tremendas sobre cómo puede ser la economía después de las innovaciones tecnológicas, la inteligencia artificial, la cuántica, la bioingeniería, etc., que realmente si sólo una parte de esas expectativas se cumpliera, los mercados no estarían sobrevaluados. Pero tienen que plasmarse. Las expectativas de que el mundo puede ser mejor con la tecnología yo creo que son reales, y esto es lo que los mercados están anticipando. Si eso no se produce, una parte importante de las compañías van a estar en una situación difícil. Todo el crecimiento de Estados Unidos es exactamente igual a la inversión realizada por las grandes compañías tecnológicas, en los últimos 18 meses. Y, por otro lado, todo el crédito que se ha concedido en Estados Unidos en lo que va de año es exactamente igual al crédito que han generado las instituciones financieras que no aceptan depósitos, o sea, los que antes han intermediado el sistema financiero de alguna manera. ¿Esto es una burbuja? No lo sé, pero desde luego estos son los síntomas que uno sabe que el mercado se está ajustando. Si se concretan las buenas expectativas, no pasará nada; si no se concretan será más difícil.

Hablamos de política de grandes bloques, pero si bajamos todos estos cambios a nivel más micro, a la sociedad, ¿quién está ganando y quién está perdiendo?

Si se analiza lo que está ocurriendo en el mercado de trabajo, ya sea en Estados Unidos o en España, se ve que hay un inmenso agujero en el centro. Se crea mucho empleo, pero en los dos extremos del mercado de trabajo: empleo no cualificado, de bajos salarios, y empleo altamente cualificado, de muy altos salarios. Y lo que ha ocurrido es que los empleos de la clase media, los que permitían vivir decentemente con un salario, son los que están en retroceso, no se comportan como en el pasado. Probablemente, lo más visible es el salario nominal o la capacidad de compra, pero hay otros componentes –estima, jerarquización, movilidad dentro de la empresa, capacidad de aprendizaje, capital humano que incorporas– que también explican en parte por qué ese empleo de la clase media no se está produciendo con la intensidad deseada. El tema fundamental es la erosión de la clase media, de sus expectativas de mejora, de su capacidad de vida. Es muy difícil poder crear clases medias si tu crecimiento está puntuado por shocks, crisis, fragmentaciones, etc. La economía se mueve mucho más deprisa de lo que se movía en el pasado.

Y esta desaparición de la clase media forma parte también de la racionalidad de todo este movimiento.

No creo que los ideólogos del movimiento MAGA estén realmente muy preocupados por la clase media: creo que están preocupados por los suyos.

¿Las élites?

No solo son las élites: cuando tú haces temas tan quirúrgicos, esa clase media, que era el 80% o el 90% de la población, se fragmenta y ya nadie habla en un discurso de la clase media. Hablas de subgrupos de las clases medias, primero de hombres y mujeres, luego de jóvenes y viejos, luego de agricultura y urbe… Hemos ido desgajando de esa idea de la clase media demasiados componentes, que era lo que creaba una clase media, y en estos momentos es muy difícil encontrarse un político que tenga de verdad en la cabeza a las clases medias. Creo que esa es una de las razones de la polarización, porque si solo tienes dos es más fácil no estar polarizado; si tienes 15 grupos distintos, el enfrentamiento entre ellos es más fácil. Esta es una de las razones de lo que está ocurriendo. Pero el plan es el poder, lo otro son víctimas colaterales.

Ruiz en un momento de la entrevista

¿Lo es también la Unión Europea? Dice que está pagando el precio de su indecisión.

La Unión Europea es un socio muy frágil entre dos colosos, sobre todo porque la Unión Europea está basada justo en la idea, que es la que está bajo la lupa, de la interdependencia. La Unión Europea ha jugado a mantener su prosperidad y sus valores en un crecimiento que estaba anclado en la posibilidad de comerciar con todo el mundo e importar de todo el mundo, interdependencia y cooperación. Este mundo, que es el que se viene abajo, hace que la Unión Europea hoy tenga que intentar recuperar cierta capacidad autonomía estratégica. Esto está muy bien contarlo y hacerlo, y llevar a cabo las recetas de los informes Letta y Draghi, pero el tema fundamental es que para hacer eso de una manera democrática tienes que hacerlo con las instituciones y con las reglas que hoy tienes. No puedes tomar decisiones bruscas que te muevan a otra dimensión. Y esto es muy complicado, porque la Unión Europea está diseñada desde el origen de forma que sus instituciones y sus reglas impiden que la minoría sea aplastada por la mayoría, que es profundamente democrático y es el que nos ha gustado durante 65 años de Unión Europea.

E intentar resolver los problemas del futuro con reglas del pasado es muy difícil, porque los intereses no son homogéneos. Es muy poco probable que Irlanda decida no tener una situación de no enojar a Estados Unidos si el 40% de tu PIB depende de que tengas a las plataformas tecnológicas americanas y a las farmacéuticas operando en tu territorio. Es muy difícil que Holanda esté plantando a China si los puertos de Rotterdam y Ámsterdam generan el 30% de tu recaudación fiscal. Las reglas de la mayoría o unanimidad generan conflicto, y Europa avanza, sí, pero a una velocidad que es muy pequeñita. Mi sensación es que esto no va a seguir siendo así, puesto que hay demasiados elementos de riesgo (Rusia, la economía, China con las tierras raras…) para que no se materialice uno de ellos en los próximos dos o tres años. Y en ese momento yo creo que Europa tendrá que repensarse cómo quiere actuar y cómo quiere tomar decisiones. Se sabe lo que hay que hacer.

¿Repensarse sacrificando parte de los valores democráticos para tomar decisiones de forma más rápida?

Sería una mala vía que Europa sacrificara sus valores para defender su prosperidad. Si no se llega a acuerdos es porque percibes que el valor de los costes de una iniciativa concreta es mayor que los beneficios que extraerías. Es un problema de incentivos. Hoy el racional de los incentivos es no llegar a acuerdos hasta que consigas tener el mejor acuerdo posible, y se discute punto a punto y tema a tema: por aquí discutimos aranceles, por allá discutimos defensa, por el otro lado discutimos regulación, etc. Llegará un momento en el que Europa tendrá que sentarse y decir: 'no puedo seguir discutiendo paquetes de manera independiente'.

La Unión Europea puede emitir bonos europeos, no hay que recortar las pensiones ni la sanidad, sino socavar la visión de los países frugales

Habla de “sacrificios quizá imposibles para Europa”. ¿A qué sacrificios se refiere?

Con imposibles me refiero a que la gente hace cálculos muy simples, con una probabilidad de suceso muy baja. La idea, por ejemplo, de decir si gastamos 5% en ejército, tendremos que recortar las pensiones en un 3%. Ese tipo de cálculos lineales no se suelen producir jamás en la historia. Y luego hay un tema que no se suele valorar. Yo no creo que realmente los 800.000 millones de inversión de los que habla Draghi sea imposible levantarlos. Hay liquidez para levantar 800.000 millones, pero no 150.000 España, 200.000 la Francia endeudada, etc. Pero hay financiación europea de bienes públicos europeos que sí que sería posible hacer y que además nos darían una recuperación de autonomía frente al dólar, potenciando el euro. La emisión centralizada de bonos europeos es una posibilidad. No hay que recortar las pensiones ni la sanidad, hay que luchar y socavar esa visión de los países frugales de que supuestamente Europa del Sur se lo gasta y son unos despilfarradores y ellos son superprudentes, porque han demostrado que no son superpoderosos.

¿Tiene que temer la Unión Europea por China, en la medida en que China es uno de los grandes perjudicados de todo este orden y necesita más mercados?

Si China te suspende la exportación de tierras raras, la industria europea se para en tres semanas. Esta es la capacidad de coerción que existe, la utilización de instrumentos económicos para fines políticos y la capacidad de coerción que tienen las dos hegemonías [EEUU y China] sobre un bloque que ha basado todo en la idea de interdependencia es enorme.

Pues la Unión Europea acaba de aprobar un arancel del 50% sobre las exportaciones de acero procedentes de China.

Que haya pugnas sectoriales de matiz es normal. No estoy muy seguro de que nadie de los firmantes de ese acuerdo crea que durante los próximos diez años ese arancel se va a mantener. Es una baza negociadora para sentarte en otra mesa a hablar de tierras raras, por ejemplo. Estamos en un momento de ebullición, no sabemos cómo va a evolucionar nada.

Etiquetas
stats