Pacto de rentas: los salarios crecieron un 5,5% en abril en las grandes empresas, al mayor ritmo desde 2008

Daniel Yebra

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Los salarios crecieron un 5,5% en abril de media en la grandes empresas de España, respecto al mismo mes de 2021, el mayor ritmo desde 2008. El incremento fue de 1,4 puntos porcentuales frente a marzo, y de hasta 4,5 enteros en comparación con noviembre del año pasado, cuando la economía empezaba a sufrir las primeras consecuencias de la subida de los precios del petróleo o el gas, según la estadística “Ventas, salarios y empleos en las grandes empresas” de la Agencia Tributaria.

La inflación se desbocó definitivamente desde febrero, coincidiendo con el inicio de la invasión de Ucrania por Rusia. Y desde ese mismo mes la renta bruta media de los trabajadores de las 30.000 empresas con mayor negocio —cerca de un 40% del total de afiliados a la Seguridad Social en el sector privado— ha aumentado por encima de la inflación subyacente, cuyo cálculo excluye la energía y los alimentos no elaborados (los elementos más descontrolados de la cesta de la compra por la perturbación que supone la guerra) y que avanzó un 3,4% en marzo, un 4,4% en abril y un 4,9% en mayo, según el IPC (Índice de precios de consumo) adelantado en este último caso.

Este crecimiento de los salarios en las grandes empresas estaría evidenciando cierto pacto de rentas implícito en estas compañías cuyo “volumen de operaciones debe exceder la cifra de 6,01 millones de euros”, según la clasificación de la Agencia Tributaria.

Estas grandes empresas tienen en nómina a 4 de cada 10 asalariados fuera del sector público (15,8 millones en total) y consiguen un 60% de la facturación conjunta del sector privado en España, aunque solo suponen “un 1% de las declaraciones por IVA”, según añade la institución.

Según la misma estadística de la Agencia Tributaria, que también recoge un positivo ritmo de creación de empleo, estos 6,7 millones de trabajadores habrían conseguido, en promedio, compensar parte del daño de la inflación en el poder adquisitivo, aunque el IPC general alcanzó el 9,8% en marzo, el pico hasta ahora de esta crisis por la escalada de la factura de la luz, de los carburantes o de los alimentos, y amainó al 8,3% en abril para repuntar al 8,7% en mayo.

Esta subida salarial (del 3,6% de media en 2022, frente al 1% de 2021) se ha producido al margen de las negociaciones entre patronal y sindicatos, que encallaron hace semanas, sobre el pacto de rentas. Este mecanismo debería servir, “teóricamente”, para repartir el golpe de la inflación entre empresas y trabajadores, consiguiendo “compromisos explícitos y verificables de moderación de los márgenes empresariales [capacidad de obtener beneficios de las ventas]” —según pidió recientemente el Banco de España— y aumentos de las remuneraciones en varios años para compensar la “significativa” pérdida de las rentas reales.

Mayor crecimiento de las ventas

Hasta la publicación de este dato, este miércoles, las principales referencias indicaban que las empresas estaban repercutiendo la mayor parte del incremento de los costes (por la subida de la energía o de las materias primas y de otros recursos intermedios) a los precios de venta, protegiendo así sus márgenes, sin trasladarlo en la misma proporción (o más bien muy por debajo) a los salarios.

Este panorama mejora para los trabajadores, pero en la propia estadística de la Agencia Tributaria se observa un crecimiento de las ventas de las grandes compañías del 10,8% en abril, un ritmo que duplica al de los sueldos, y que de media es del 7,5% en 2022, frente al 3,6% en el que se quedan las rentas brutas de los asalariados.

Además, la estadística total en promedio esconde las realidades concretas, y también las grandes empresas de ciertos sectores en las que los salarios están cayendo, como ocurre en la industria extractiva, en las actividades inmobiliarias o en los servicios sociales, culturales o recreativos.

Por otra parte, surgen sectores en los que los salarios están aumentando a la par que la inflación general, como se vio en la hostelería y restauración en abril, aunque en este caso arrastran el mayor golpe de la pandemia de COVID, como en la industria textil, de la confección y del calzado, o en distintas ramas del comercio.